El brindis negro
El Castillo de Sant'Angelo no es
una cárcel al uso sino el retiro más digno del que Roma dispone para personajes
molestos como yo. Aún me quedan viejos “amigos”, gente que me debe
favores de cuando me pavoneaba por ahí creyéndome alguien. Mármol lunar de Carrara para honrar los restos
del magno Adriano, una cuadriga de bronce con el emperador al mando emulando al
dios solar Helio coronando la torre… Mucho brillo para este pobre diablo, un servidor de lar artes no merece mejor celda. Ser docto en lenguas oscuras no me ha deparado mas que infortunio. Soy Cordelius
Teodorico Pomba, un iluminado caído en desgracia. ¿Pero acaso no acaricié la luna? Estuve cerca… Qué tiempos, un
innoble de alta cuna gozando de un privilegio de dioses.
Corre el año 1588 y tras algunas
trémulas fechorías estoy cautivo, solía ser más cuidadoso pero con la
edad me volví torpe… Un descuido. Pío V
siempre me dejó hacer, era tan fácil como mirar hacia otro lado. Pero hace apenas
un lustro cometí un intolerable error y su sucesor Gregorio XIII me puso en la
lista negra. No me trajo aquí mi secreta amistad con Mercator, autor del primer
atlas mundial de Historia ni mis amenas charlas con el humanista Justo Lipsio
venerando a los clásicos, ni siquiera importó mi activa colaboración con
Cristóbal Platino, impresor de textos bien poco convencionales. Nada de
aquello le puso en mi contra. Fue una terrible indiscreción: desvirgar a su
deliciosa sobrina Beatrice fue lo que me costó mi libertad y mi buen nombre y
me ocasionó tantísimas privaciones. Ahora estoy a su merced… Y los enemigos no
perdonan.
Pero no temáis, ya me he hecho a
este sitio. Si bien es cierto que los sótanos son fríos y estrecho el ventanuco, dada mi vil naturaleza, este rincón no me resulta tan ajeno. A
fin de cuentas, siempre fui una rata vestida
de sedas. De modo que no suplicaré. ¿Decepcionado? Sé lo que quiereis de mí y no
me venderé por cuatro baratijas. Estoy bien aquí, no preciso mayores
comodidades. Aún dispongo de un catre con sábanas de lino, un mendrugo de pan
diario y esta pluma de faisán algo despuntada con la que escribo mis memorias. Hablemos
claro, tengo lo que buscais y no conseguireis persuadirme. Os guste o no, yo sigo al mando y El Hadrianeum
no será suyo a menos que siga escrupulosamente mis instrucciones:
Me consta que sois un hombre de
honor, un caballero ilustre, lo que lamentablemente a mis viejos ojos cansados
no deja de resultar un tremendo inconveniente. Hoy habeos accedido a mi celda con
permiso papal atravesando a pie el flamante Passeto. Pues bien, si en tanto
estimais el sagrado ejemplar del Hadrianeum volvereis con el ocaso atravesando en penumbra las catacumbas y con dos copas de Murano y una botella de Petrus
abierta degollareis al vigilante de la guardia vaticana, le arrancareis los ojos al
carcelero y acudireis a nuestra cita sin derramar ni una sola gota de vino. Solo entonces brindaremos y pronunciaré: ANIMULA
VAGULA BLANDULA HOSPES COMESQUE CORPORIS QUAE NUNC ABIBIS IN LOCA PALLIDULA
RIGIDA NUDULA NEC UT SOLES DABIS IOCOS lo que viene a decir “Pequeña,
delicada, alma vacilante huésped y compañera del cuerpo, que ahora desapareces
a allí donde todo es pálido, rígido y desnudo y no bromearás como acostumbras”. Así será vuestro bautismo de sangre.
Sellaremos un pacto sagrado, alijeraré mi carga. y desde ese momento custodiaréis vos el libro prohibido y seré libre de morir sin ataduras. Se trata de un sencillo trueque, os hago valedor de toda la sabiduría ancestral a cambio de que soportéis todo el peso de las sombras que agarrotan mi pobre esqueleto como una losa. Este es el precio, tomadlo o dejadlo. ¿Asentís? Pues pasada la medianoche vos seréis Petrus y sobre esta piedra proliferará mi secta en pos de la profecía. Atravesaréis el Tíber a nado y no nos veremos más.
Sellaremos un pacto sagrado, alijeraré mi carga. y desde ese momento custodiaréis vos el libro prohibido y seré libre de morir sin ataduras. Se trata de un sencillo trueque, os hago valedor de toda la sabiduría ancestral a cambio de que soportéis todo el peso de las sombras que agarrotan mi pobre esqueleto como una losa. Este es el precio, tomadlo o dejadlo. ¿Asentís? Pues pasada la medianoche vos seréis Petrus y sobre esta piedra proliferará mi secta en pos de la profecía. Atravesaréis el Tíber a nado y no nos veremos más.
Me gustan los castillos, pero estoy convencida de que no me gustaría vivir en el de Sant'Angelo ;-)
ResponderEliminarCornelius acarició la luna y parece resignado a su suerte
Desvirgar a Beatrice le ha costado caro ;-)
Pero, bueno, tiene todavía en su poder el Hadrianeum
Creo que será un brindis negro, sí ;-)
Espero que hayas disfrutado del puente, Mere
Besos
Por mucho que lo adorne nuestro protagonista, por aquel entonces Sant'Angelo no era el lugar más acogedor del mundo ;)
EliminarCornelius vivió intensamente y está cansado.
Desvirgar a Beatrice resultó delicioso pero del todo inconveniente ;)
Aún conserva el Hadrianeum y solo desea ponerlo en buen recaudo, entregárlo a quien lo merezca... Por supuesto, un villano.
Será un brindis negro, con travalenguas incluído :)
El puente, memorable, de esos paseos que no se olvidan. Gracias, Mela. Un abrazo.
Yo me he quedado por una lado con Beatrice y por otro con el puente memorable.
ResponderEliminarEso de conspirar para la propia muerte no me parece atractivo.
El vino también podría entrar en la parte "me gusta".
Y Sant'Angelo me gusta por fuera, pero me temo que desde dentro no resulta tan atractivo.... si por lo menos me encerraran con Beatrice para que ¿pague? su parte del asunto.
jejejeje
Aciertas en apostar por Beatrice, tiene que ser exquisita. No creo que Cordelius actuara torpemente, más bien ella resultó una criatura irresistible. Cordelius no desea morír de inmediato sino morír libre del yugo de la oscuridad, está harto y cansado.
EliminarEl Petrus, digno de un RT y un "favorito" de primera generación :)
Sant'Angelo con Beatrice ganaría sensiblemente, lástima que a día de hoy la pobre ya no esté de muy buen ver ;)
Gracias por este rato, Guille, ha sido divertido.
Un personaje oscuro y con mucho que contar tanto que por eso lo tienen encerrado en el Castillo de Sant Angelo.
ResponderEliminarQue pretende ese caballero con el Hadrianeum nada bueno creo yo.
Un beso
Cordelius sabe demasiado de la vida y de la muerte... Sí, resulta sumamente molesto y si me apuras, hasta
Eliminarpeligroso.
El Hadrianeum solo puede ser poseído por mentes osadas y pervertibles. Su dueño está condenado a obrar el mal, con el propio libro acepta ese compromiso.
Gracias, Rocío, por entrar ahí dentro conmigo :) Un beso.
Este iluminado en las artes oscuras se deslumbró con Beatrice y ahora no encuentra la hora de desembarazarse del libro... A su sucesor le espera un brindis más negro que la boca de un lobo!
ResponderEliminarByA (Besos y Abrazos)
Siento lástima por Cordelius, el Hadrianeum le embelesó como luego haría Beatrice. Y su sucesor, al que le pasa la patata caliente, me temo va por el mismo camino.
EliminarAyB (espero que se dé la propiedad conmutativa, como en las sumas ;)
¡Cuánta intriga! Me ha gustado mucho el título que has elegido. Me parece de lo más sugerente. Besos.
ResponderEliminarGracias, Marisa G, posiblemente sea un gran título. Aunque, personalmente, me inclino por el texto. Bss.
EliminarBonito texto, bella forma de narrar
ResponderEliminarLinda y precisa descripción, muchas gracias.
EliminarHola Mere,
ResponderEliminarCordelius ha sucumbido a los placeres de la carne y le ha pasado factura. Debió merecer mucho la pena Beatrice. Aunque parezca que se ha adaptado bien, estar prisionero en la mazmorra de un castillo debe ser muy duro. Con el hadraneum en su poder creo que le será más llevadera la pena.
¿Quién será su futuro dueño? Un brindis más negro seguro.
Un abrazo.
Tienes razón, Leo, Cordelius fue un vividor, no se privó de placeres varios y ahora está cansado y abatido. Beatrice, su última temeridad y ahora solo quiere descansar y pasarle a otro el testigo. Espero que haya elegido bien...
EliminarUn beso
Lo leí hace un par de días, pero dado mi lamentable estado físico, achacable en gran medida a la falta de sueño, se me hizo confuso y decidí esperar hasta poder leerlo de nuevo con mejor ánimo.
ResponderEliminarAhora no tengo mejor ánimo :D pero lo he vuelto a leer y ya me ha quedado más claro. Vaya por delante que siempre te comento cosas que veo que son mejorables, aunque por otro lado pueda o no gustarme. En este caso me ha gustado mucho la historia y cómo la planteas, como una carta a un caballero que quiere despojarle de un preciado y tenebroso códice. Casa muy bien con ese ambiente religioso y esotérico de las catacumbas vaticanas. Me gusta mucho, en concreto, ese desenlace en el que el narrador expone sus condiciones. Frío, duro, venenoso y cargado de intención.
En el apartado de lo mejorable, en la primera mitad hay muchísimas explicaciones de cara al lector. "Corre el año 1588", innecesario para el narrador y caballero. "No me trajo aquí mi secreta amistad con Mercator, autor del primer atlas mundial de Historia ni mis amenas charlas con el humanista Justo Lipsio venerando a los clásicos, ni siquiera importó mi activa colaboración con Cristóbal Platino, impresor de textos bien poco convencionales", demasiado explicativo. La coherencia, querida amiga.
Y al principio también veo mejorable el siguiente párrafo: "Aún me quedan viejos “amigos”, gente que me debe favores de cuando me pavoneaba por ahí creyéndome alguien. Mármol lunar de Carrara para honrar los restos del magno Adriano, una cuadriga de bronce con el emperador al mando emulando al dios solar Helio coronando la torre… ". Empieza a enumerar objetos pero justo antes ha estado hablando de amigos: confunde un poco al lector.
Otra buena idea que tuviste. Me gusta tu imaginación.
Besos
Isma
Hola, Isma. Así que estás cansadísimo... Claro, con los bebés entras en una carrera de fondo y te vas desgastando... ¡Cuánto lo siento! Intenta organizarte, sacar tiempo para ti. Cuidarte, en definitiva. Y no tanto el físico como hacer algo que te llene, aunque sea algo tan sencillo como tomarte un granizado de café o ver Big Bang Theory en pijama y echarte unas risas. Suerte, amigo. Ya has pasado lo peor, cualquier día te despertarás y tendrás una princesita que duerme del tirón y balbucea. Y entonces, todo volverá a ser como antes. No, todavía mejor :D
EliminarTienes razón, me pierda aportar datos que he aprendido y quiero meter en el texto como sea. La vena pitagorina me traiciona. Se me olvida que no estoy concursando en Saber y ganar, esto es un relato y he de transmitir una historia. Todo esos datos son superfluos, rayan en lo pedante e invitan a la confusión. Algún día los quitaré, prometido. (Es que corregir es un rollazo :S)
Me quedo con que te gustó el mensaje y el formato (la carta), menudo subidón :D
Un beso.