viernes, 30 de noviembre de 2012

Conversando con Lidia


9 de noviembre
Hola Mere,¿Todo bien? Supongo que sí, solo te escribo cuatro letras para saludarte. Espero que andes animada !!!! Para cualquier cosa, aquí me tienes !!!!!! Besos


12 de noviembre 
Querida Lidia, por aquí estamos bien. Será una semana complicada porque Mr.A se acaba de marchar por trabajo una semana a NYC, contrasta su entusiasmo (llevaba años deseando ir) con nuestras caritas lánguidas. "No man, no car" ¡con huelgas, frío y el cole en el quinto pino! Y quieras que no, también un cierto vacío... Tendremos más lío en casa estos días, pero seguro que pasan pronto y nos trae algún regalito :)
El sábado conseguí un chollo de guitarra acústica nueva a 49 euros y me decidí. Llevaba años soñando con hacerme con una... ¡por fin! La excusa es enseñar a la niña pero ¡la que está como loca por tocar soy yo! Hará unos 18 años que se me descuajeringó la mía en una mudanza y no volví a tocar desde entonces. Estaba un poco oxidadilla y además nunca fuí demasiado buena pero la retomé ayer y lo pasé genial. Se creían en casa que tocaba peor, así que les sorprendí (el listón estaba muy bajo, todo hay que decirlo) y lo mejor de todo, me sentí una cantautora joven y comprometida... La guitarra es morada, preciosa, solo que aún siendo realmente buena, le pusieron publicidad de Hannah Montana (ejem, te dejo, ríete lo que quieras) ¡pero suena genial y con un adhesivo aquí y allá me queda una guitarra de lo +coqueta ;) Como ves, estoy bastante animada ¡jy hasta cantarina! Qué gusto saber que estás ahí, tan pendiente...  Gracias, Lidia, un beso


29 de noviembre, 8:50 a.m 
Allá voy, Lidia, te haré una confesión. Me encanta cocinar y comer y estar en mi casita, pero fregar es algo que me deprime soberanamente. Siempre lo hago con desgana, como si fuera una condena y mira tú por donde ayer encontré en un armario de la cocina una pequeña vaporetta amarilla que me gané con muchos puntos (y algo de pasta) en el supermercado. Ahí estaba muerta de risa desde hace unos 8 años, solo la había usado un par de veces sin cogerle el tranquillo y allí se quedó vegetando... pues ayer la saqué y le dí una oportunidad. Expulsa vapor a todo gas y rocías las cosas con él ¿no? Pues me lo pasé pipa pegándole manguerazos a todo como si fuera un bombero... y cuando apuntaba a las paredes me sentía pintor de un mural inmenso. Ahora se lo que experimentan los grafiteros ¡libertad! y ya es difícil sentir eso cuando limpias la casa... Así que después del descubrimiento de la guitarra de Hannah Montana ¡esto es lo más!
La revolución pacífica llegó a las cocinas y ya no tiene vuelta atrás. A partir de ahora organizaré mi pequeño mundo a mi manera, para nada convencional y entonces disfrutaré mucho más :) Un beso, Mere

29 de noviembre, 10:02 a.m
Que ilusión tu email Mere!!!! A mí me gusta cocinar, hace años hice un curso de cocina de mercado, pero ahora Antonio es quien lleva la casa y la verdad es que cocina muy muy bien jejejejjejejej Lo de la vaporetta todo un hallazgo porqué claro a mí me encanta estar en mi casita cuidando mis pajaritos, mis plantas, mis tonterías, haciendo mis manualidades pero limpiarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr jajajajjajaj de todas formas me gusta tenerlo ordenadito. Aix te imaginas esa vaporetta echando humo a toda pastilla y los bomberos del calendario de Bilbao acudiendo a tu rescate con esos cuerpazos morenos, tostados, tabletas del mejor chocolate, apagándote el fuego y tu derritiendote la vaporetta pasando a segundo término. Las baldosas humeantes. El vapor por ahí a su aire .... y después de que el fuego y el vapor está apagado, una sesión suave de guitarra jejejejejjejejejej un sofá orejero, con una copita de vino blanco, tinto o una copita de cava en mi caso. Una música chill-out de fondo, luz tenue,  que me invita a bailar la danza del vientre (hice tres años de esta danza como principiante) pensando que estamos en Bali, en un hotelito encima del agua, todo colonial, unas flores blancas y rosas, orquídeas salvajes, mirando el horizonte y dejando llover historias en nuestra cabeza.
Tomando un te o un café en compañía y sintiendo que estos momentos son únicos.
Yo hace tienmpo que organizo mi mundo, en mi tiempo libre y en el trabajo. Ayer sin más al mediodía me dió por poner arbolito de Navidad para que el ambiento no fuera tan frío (la gente esta agobiada y desanimada) y me puse una estrella de cartón como peineta y me pasee por todo el despacho danzando y cantando para animar a la gente. Llueve otra historia.
Salí feliz de la oficina, llegué feliz a casa esperando tomarme esa sopita tan estupenda que me hace mi Antonio (que ridiculez "mi" no lo soporto) y pensando en ponerme con las manualidades para que no se me eche el tiempo encima y me haga daño, llegar a tiempo con los regalitos para todas mis blogueras favoritas. Y cuando faltaban quince metros para llegar a casa, una baldosa asesina de la compañia de aguas me esperaba disimulando, puse el pie y se levantó, me desequilibré y me di de bruces, rascadas en las rodillas, la espalda con mal gesto y al apoyarme con mis pequeñas manos que ya estan resentidas de una artrosis heredada me quedé tendida en el suelo. Me puese a llorar, más por el daño moral que por el golpe en si, que de hecho me paralizó por unos instantes. Llegué a casa y lloré más. No pudé trabajar ayer noche. LLueve otra historia.
Querida Mere parece que me haya tomado algo raro esta mañana, pero solo ha sido un café jajajajajjajajaj estará embrujado.
El tiempo pasa deprisa, hay que organizarse y disfrutar. Creo que la madre de Antonio tiene una vaporeta. Se la voy a pedir Soy una envidiosilla, yo quiero atacar a las baldosas y verlas llorar y entonces cuando se piensen que ya he terminado darles un palizón con un trapooooooooooooooooooooooo
Muchos besos. Lídia



29 de noviembre, 11:01 a.m
¡¡Cómo me he reído!!! Hoy si llueven historias es por tí, amiga. Vaya dos: Yo, vaporeta en mano despellejando las paredes... Mientras, tú, luciendo peineta estrellada (a lo Martirio, la cantante) por toda la oficina. Es la única forma que conozco de salir adelante, lanzando chispas al aire que iluminen otros ojos :)
* Oye, lo de los bomberos-vapor-sofaconorejeras-téhumeante-trópico... no tiene desperdicio. Vamos, que no me perdí ni una sílaba. Están los tiempos como para despilfarrar alegrías :D Gracias, Lidia, por este rato.



29 de noviembre, 11:10 a.m
Aprovecha mis locuras y tómate el texto como tuyo o arréglalo como tú solo sabes y haz una entrada de blog. La vaporetta y la baldosa asesinas. Te cedo el copyrisa del texto. jajajjajajajajaj Me alegro que te hayas reído. Yo también he disfrutado. Lidia.


29 de noviembre, 11:31 a.m
Si me encajan las ideas, lo haré. Pensaba en poner trozos de correos tal cual, quitando todo lo personal. Vaya, como si nos carteáramos ¿te parece?

Así fue como a partir de una conversación de lo más intrascendente entre amigas, nos refrescó un buen chorro de optimismo que no dudamos en compartir de un manguerazo con todos vosotros. Con nuestros mejores deseos,  Lidia y yo.


viernes, 23 de noviembre de 2012

LloviendoCosas



Durante la madrugada del 3 de Mayo de 2008 el huracán Nargis hizo de las suyas a su paso por Birmania. Arrasó el delta del Irrawaddy, a las afueras de Yangón, con la furia de un ciclón trópical fuerza 5 inundando los arrozales.  Algo más al este  en el estado de Shan, la tromba de agua no lograría sepultar en el fango los campos de amapolas de Mong-La  que salpican de malvas las laderas montañosas del Triángulo dorado. En cambio el azote del viento fue mordaz llevándose con su ráfaga todo un descomunal manto de flores que flotaría ingrávido, cual alfombra persa, hasta perderse levitando por el horizonte.
Ya en Bangkok la vida seguía su curso,  ajena la gran urbe a las coléricas tormentas del norte... si bien aquella noche sería única. Se avecinaba una brisa perfumada que con el alba cubriría la ciudad de enormes pétalos morados y azules. Una imagen tan hermosa como espeluznante.  A simple vista, una bendición del cielo… cómo sospechar que aquel hechizo, conforme avanzase el día, traería consigo el más absoluto infierno.




Pasaban las horas, el júbilo y buen humor se adueñaban del asfalto. Pero esos gritos a destiempo, tantas carcajadas desmedidas... hablamos de un pueblo oriental, cordial y comedido, que de la noche a la mañana ¿estalla en sonrisas? La ciudad entera subida de tono… había algo de inusual en todo aquello. Y es que Bangkok despertaba hecha una colmena de abejas borrachas que atestaban de bicis y cabecitas las calles... nada que temer a simple vista, al parecer todo iba viento en popa. De hecho, poco afectaría el mar de flores a aquella amalgama de gente sencilla que pasarían un gran día entre efluvios de colores.
Sin embargo, en la torre Baiyoke, el edificio más alto de Bangkok, las horas transcurrirían bien distintas. El rascacielos consta de 84 pisos… Allá arriba el aire era extraordinariamente cálido y más denso que de costumbre y sería entre ese aire enrarecido donde un grupo privilegiado y selecto, la flor de pitiminí, la creme de la creme, experimentaría súbitamente una falta de inhibición absoluta. En definitiva, los guapos y ricos se volvieron locos a 310 metros de altura.
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¡Alto! No sé, pero te noto un tanto escéptico... Allá tú, pero que sepas que otros temporales causaron si cabe mayores estragos. Ya Giordano Vittore durante los locos años 20 logró recopilar desde su austera celda en el monasterio de Módena unos 60 mil recortes de periódico que hacían mención a extrañas precipitaciones. El monje franciscano  llegaría a registrar el desplome material de cruces, monedas, antiguos sellos chinos, ranas, serpientes, lagartijas, insectos, algodón, sangre,  variopintos ungüentos  y aceites pringosos que superarían con creces las Plagas de Egipto. ¿Acaso se trataba de un castigo divino?  Ni remotamente. Desde que el hombre es hombre invoca a los dioses suplicando un fantástico chorreo de lluvias torrenciales. Tanto cantar y con el papeleo se acumulaban las peticiones... no podía acabar de otra forma. Y te preguntarás ¿por qué no solo caen gotas en vez de tanto bicho? Verás, es que algunos desentonan y si el mensaje no es nítido obviamente se distorsiona. No sé de que te extraña, te creía más familiarizado con este tipo de fenómenos. Total, ya en la peli “Los dioses deben estar locos” llovían Coca-Colas sobre las áridas llanuras de Botswana ¿no? Mira por donde, te pareció fenómeno. ¿Y acaso no cantaste con Juan Luis Guerra, dale que te pego, para que lloviera café? Venga ya, que lo hicimos todos. Y también montamos piña con Chere ante su profética visión de magníficos tiarrones cayendo del cielo como limones... Hallelujah, It´s raining men!! Vamos, que si me apuras aún lo estoy oyendo. Así es, todo pasa factura, amigo. Y si aquello era ficción espera a ver lo que ocurrió mientras la humanidad brincaba desgañitada en torno a una hoguera enseñando el ombligo.




En los últimos pisos del coloso tailandés se alza orgulloso el Baiyoke Sky Hotel, arriba del todo abrieron un exquisito restaurante y un bar panorámico. En los días claros contemplas a tus pies cómo repiquetean intermitentes las luces mientras brindas con peppermint sobre cientos de tejados. En esa tesitura andaban acaramelados Harry y Beth, de Ohio, celebrando sus bodas de plata cuando todo a su alrededor se cubrió de neblina y de súbito, sin razón aparente, comenzaron a tirarse literalmente los platos a la cabeza. Nadie repararía en ellos, enfrascados en su lucha doméstica, pues todos los allí presentes se hallaban, presos de ansiedad, sumergidos de lleno en su particular ataque de histeria. El audaz empresario Shi-Huan (quien transformaría en apenas 2 años una fabrica humeante de bastones  con empuñadura de marfil en un taller artesanal líder en la construcción de flautas traveseras) perseguía cargando con un coco a Pearl, una  linda camarera, para invitarla perdido de amor a un cóctel de frutas bajo las estrellas ¡cuando en aquella penumbra no brillaban ni las bombillas! Poco importa, pues “a esas alturas” ya cada cual en el salón alucinaba a su manera. Entre tanto, Beatrice, una bretona exuberante (que bien podía rondar los 90 kilos) se subía aparatosamente a una mesa redonda para diez comensales dispuesta a arrancarse a pleno pulmón con la bella “Doretta” de La Rondine de Puccini  convencida de que su público le aclamaba en tremendos vítores.  




A su vez Jao-Min, hábil comerciante en telas de batik y sedas, fumaba un habano en la terraza a escondidas de su mujer cuando con el humo se le empañaron las lentes creyendo distinguir entre las copiosas partículas que manchaban el cielo un lindo estornino metálico de lo más común. Extendió las manos, ansiaba tocarlo… justo entonces descubrió tras él cientos, no, miles de pajaritos con plumas grises estridentes bañando de graznidos el aire infinito. Ante semejante escuadrón, huiría despavorido hasta chocarse con Pearl, nuestra grácil camarera, que para entonces chillaba cual gaviota como una descosida. No olvidemos a la pequeña Liu-Yahn  que andaba con la Playstation matando seres azules bajo la luna de Pandora (con ávidos ojos de gata y provista de una sonrisa peliaguda) cuando se percata de que está sola encerrada en el baño… al no conseguir salir entra inevitablemente en barrena liándose a cabezazos contra la puerta hasta perder, sin más, el conocimiento. Hágamonos cargo, el caos va en aumento y el joven Wally, que por descontado ya apuntaba maneras, arremete de un salto contra la barra de cedro haciéndose el dueño y señor del bar más surtido del universo. Bebía ginebra a morro mientras se atiborraba de cacahuetes... cuando por azar se observó los rizos en un espejo inmenso que crecía en la pared, justo detrás de una fila de botellas. Sin duda es él y apenas se reconoce ante la grotesca visión de una cara que se alarga como plastilina, con esos ojos saltones que le miran desafiantes sin dar crédito a lo que ven…  Wally quedose ahí,  absorto, sin palabras. Entonces esa boca deforme emerge con aspereza e increpa en voz ecuánime: “eReS  CHuSMa, No VaLeS  NaDa. ErEs chUsmA, nO vAlEs nAdA, ERES CHUSMA, NO VALES NADA” así hasta que ¡¡Aaaaaaaaaaah!!! El muchacho soltó un gemido atronador, algo así como el Grito de Munch elevado en siete octavas, que por fortuna para nuestra diva, todavía en el preludio ¡haría estallar las vidrieras! Pobre Wally, inmerso en su pesadilla no pudo más que correr horrorizado entre las mesas para terminar aterrizando ante el improvisado escenario de Doña Opereta que llegados a este a este punto vibraba de pasión en pleno delirio melódico acompañada de una fantástica orquesta de cristales rotos.




No te exagero, a decir verdad cosas más raras se han visto. Y lo más inverosímil estaba aún por llegar:
Una tarde de 1956 al salir de clase los alumnos de la escuela pública de Hanham en los suburbios de Bristol fueron sorprendidos por una lluvia de monedas de 1 penique lo que convirtió el colegio en una gran fiesta. En julio de 1961, los trabajadores que reparaban un tejado en Shreveport, Louisiana, optaron por refugiarse de la intemperie ante la inminente llegada de una nube plomiza cargada de melocotones.
Así es, los tiempos cambian, por lo que no es de extrañar  que en agosto de 1969 cayeran miles de pelotas de golf desde los cielos de Jacksonville coincidiendo con el paso del  huracán Camille que venía asolando las costas del norte de Florida. Ni tampoco debería sorprendernos que en abril de 1985 cuando los habitantes de Keokuk recibieran con horror una estruendosa lluvia de latas de soda sin abrir que se estrellaban, cual granadas de mano, contra las aceras tras el paso de un tornado algo más al sur que apenas unas horas antes asolara Moberly durante un macro-concierto al aire libre.




Y es que los hermosos y evocadores campos de amapolas de Mong-La que cultiva la etnia Shan, son las más bellas Plantaciones de Opio inimaginables. Cuesta creer que esos tapices de ensueño se desvanezcan con el humo en los fumadero del barrio chino o terminen embolsados en polvo blanco de heroína.
Así fue como suspendida en una corriente cálida de aire ascendió hasta cifras exorbitadas la concentración de opio en torno a la torre más alta de Bangkok  afectando fatalmente al sistema nervioso de toda aquella gente. Por suerte no hubo víctimas. Nadie se batió en duelo, nadie se arrojó al vacío tan solo precipitándose en caída libre un piano colonial de 600 kilos hacia abajo todo recto, sin extravíos, hasta estrellarse entre un amasijo de acordes sobre los cubos de basura en una terraza interior al tiempo que culminaba su solo nuestra espléndida Soprano sudorosa, extenuada, dejándose el alma en cada soplo.
Pasado el umbral de euforia, todos aquellos pirados terminarían durmiendo acurrucados por las esquinas vencidos de agotamiento por el subidón de adrenalina. Aún vagaba alguno todavía flipando con cara de besugo y en la cara pintada esa sonrisa absurda… pronto amanecerían con un fantástico dolor de cabeza tras soñar despiertos galopando a rienda suelta.



He de admitir que en algo me equivoqué. No en lo verosímil de esta aciaga historia sino a propósito de Shi-Huan...

... volvemos con Shi-Huan, un visionario en toda regla. Aún en la neblina tenía sobradas razones para invitar a Pearl a contemplar el brillo de los astros pues atravesaba las sombras una estrella fugaz que no era otra si no Beatrice. Nadie lo diría, pues tras su magnífica puesta en escena ahora descansaba desmelenada la artista cabeza abajo. Pero lo cierto es que aquella bretona, que se afanaba a diario por vender cremalleras en una mercería, venía de interpretar exultante la más bella “Doretta” de La Rondine de todos los tiempos. Y ahí despertó él, tendido sobre un mantel con la pierna retorcida entre una bota roja y un bolso de mano. Todavía solo, pero extasiado dándole pequeños sorbos a la leche de coco... aún se deleita con esa efímera luz morada y azul que se niega a desvanecer llevándole en los últimos coletazos de su desvarío a la tierra de Valhalla, con las valquirias.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Manual a seguir si Tu Musa te atormenta



Asistí a la subasta organizada por la Casa Sotheby´s en el 1334 de York Avenue  con un solo propósito:  Me fuera adjudicado el Lote nº 12 bautizado con las siglas NO8183 correspondiente a un bureau del siglo XVI repujado en Flandes que tras un sin fin de avatares acompañara al negrego John Hawkins a bordo de su camarote durante una de sus travesías. En su refugio de la Isla Tortuga apuntaba los pequeños detalles de sus cacerías desde Cabo Blanco hasta el de Buena Esperanza y el diario racionamiento de víveres entre los hombres encadenados, víctimas del escorbuto... debí de comprender justo entonces que aquel vejestorio estaba maldito. 
Lo ví por 1ª vez durante un cóctel en una mansión al oeste de Palm Beach propiedad del roquero, Harry no se qué apodado "el Tiburón", sus letras eran oscuras y asesinas. A su lado parecían unos corderos, los chicos de Guns & Roses. Solo verla me fascinó, su mero roce me electrizaba pues inmediatamente supe que aquella antigualla era algo más que una pieza pulida en madera noble, que si me hacía con ella me cambiaría la vida para siempre. 



Fui perspicaz, adiviné esa oscura energía que latía entre sus vetas grises, dotadas de un poder descomunal y salvaje. Sentado frente al secreter por fin me vería capaz de superar mi profunda crisis existencial, recobrando la inspiración y tal vez, solo tal vez... volvería a escribir por vocación. 
2 semanas después entraba envuelta en mantas, sobre una carretilla en el ascensor de mi apartamento  tan preciosa mercancía. Tuve que pujar fuerte hasta conseguir que fuera mía por un precio de remate exorbitado... En cualquier caso, me salí con la mía y ahora tenía mi ansiada joya en medio del salón, la colocaría frente a la ventana para iluminar mi novela con la luz del mediodía. 
Tal como esperaba, solo desprender el embalaje, comenzaron a brotarme las ideas... osadas, geniales, desordenadas, fluyendo en cascada con absoluta virulencia...


Un hombre y una mujer caminan por los pasillos del metro a la altura de la calle 43, retumban los pasos de trevor mientras los tacones de Jessi resuenan como martillazos cada vez que los clava en el suelo. Se asoma el tren por el tunel de la estación y los dos corren hasta atraparlo por los pelos. ambos aterrizan en el mismo vagón divertidos, Chocan sus manos, lo celebran con júbilo. no es para menos, el próximo comboy no pasará hasta dentro de 15 minutos. Tambaleándose en medio del traqueteo se acomodan en sendos asientos, Él se lía un pitillo despacio, con la destreza de un cowboy a medianoche. Ella le observa, expectante. mascando chicle. Se pregunta si se atreverá a encenderlo… Se muerde el labio inferior, a sus tiernos quince años le atrae lo prohibido.  ...Por fin despierto con el contacto del papel que un día fue madera virgen,  vuelvo al mundo con el poder que años ha me fue otorgado por la madre tierra, señora de verdes y  azules infinitos. El hacha no pudo conmigo y despojado de mis raíces la rabia me consume. Hechicé  flautas con melodías sagradas,  forjé la vara retorcida de aquel mago cruel,  cobijé almas perdidas en sus sepulcros, con el ocaso profané sus tumbas… maldije a los hombres necios que destruyen cuanto aman sin sentir pena alguna. 



Desconcertante. Entonces...¿qué está ocurriendo? Al parecer todo iba bien, se me agolpaban las escenas a cual más audaz y brillante. Me hallaba pletórico enfrascado en la historia de Trevor y Jessi, típicamente neoyorquina, empujado sin freno por las Musas hacia la maestría... cuando el rotulador se rebeló contra mí, esquivando mi cerebro ¡escribiendo por si solo! Convulsioné, entré en trance con los ojos en blanco, como poseído... Ese no era yo. Una extraña fuerza se había adueñado de mi voluntad, convirtiéndome en su marioneta. Se me acartonó la piel de un tono apagado y desvaído… como un fantasma casi traslúcido. Era la savia del sauco que me nublaba la conciencia cual cristal letal de una droga sintética. .  
Deliraba anotando frases inconexas hasta que entre una serie de espasmos nerviosos conseguí alcanzar la regadera. Me gustan las flores, sobretodo las violetas. Me la derramé por encima, solo así conseguí despejarme un poco. 

...trevor le hace a la chica una mueca mientras se coloca el cigarrillo detrás de la oreja. No, no fumará hasta después, reserva el tabaco para cuando llegue a casa y se asome después de cenar a la escalera de incendios con la gorra del revés y los cascos puestos. le gusta contemplar la bahía tratando de adivinar los mercantes, el perfil desdibujado de sus chimeneas, esos contenedores chinos apilados sobre cubierta como un montón de piezas lego...


El escritorio, furioso, tambaleó la mesa hasta que forzado a garabatear abandoné momentáneamente la escritura. Llegada la hora, la criatura oscura que rondaba las tablas de mi escritorio no claudicaría sin pronunciar su alegato por una estúpida novelucha de amor esbozada en dos brochazos. Fue entonces que cobró vida un abre-cartas que rasgaría el propio leño en astillas incidiendo como haría un punzón con saña.  

Maldito hijo de Perra, serás hortera... me aburres con tanta risita facil y lo que es peor... me haces perder el tiempo. Tengo una sagrada misión que cumplir y tú,  débil criatura de exiguas mandívulas y escaso pelaje, precisamente tú, me supones un estorbo. ...jessi se soltó el pelo a lo hilda, se deshizo de los zapatos y bailó para él con las medias rotas restregando su cuerpo contra la barra. llevaba el rimmel corrido y un mechón rosa le cruzaba la cara. compartían vagón con un paquistaní que hacía cuentas a lápiz en una pequeña libreta junto a una limpiadora, aún con la bata puesta, que mirándose al espejo se depilaba las cejas... esto es nueva york, la gran manzana, la fastuosa colmena. aquí cada uno es libre de hacer lo que quiera, no reparan en tí, no te observan. ninguno te conoce a fin de cuentas y a nadie le importas un carajo...

¡detente, descerebrado! juro que si escribes una palabra más serás condenado a vagar entre  sangre y pólvora, en medio de la peste por siglos y siglos.



Miré hacia todas partes, definitivamente esa voz grave y cadavérica se dirigía a mí, no era la televisión. Y aquella charla espectral me venía desbordando... pero Sommers, mi editor, había sido tajante: me exigía la entrega en mano de un tocho de al menos 423 páginas para el 6 de diciembre. Cegado por la presión decidí seguir adelante, solo que esta vez lo haría sin letras, en mensaje encriptado:  12978 3685 90 3 789993 8939 22 873 6789 7093119 884937 67 9234 4582 8 64 7829 8363 22 90028776 802276 951125 00 86244 812905 82 7791 698258852 000 7712123 9800001 22 587 9985222 595113 4490 22 3807 33499865 001 2398 17 8864 099 015 23448… ..."ya se desprendió la flor del sauco con la ultíma luna de la cosecha… por eso invoco aquí y ahora a aquellas bestias que una vez ahogó el diluvio sin que un dios se apiadara de ellas.  Serpiente nocturna que vuelas como el murciélago ¡despliega tus alas! sobre las selvas de Tasmania… zorro chino de tres colas, inclínate ante la osa mayor ¡y libérate del yugo de la muerte! Sleipnir escandinavo, equino de 8 patas ¡vuela sobre nubes y océanos! Avestruz de abisinia con tres corazones ¡corre como una centella levantando la arena del desierto!"




"milenarias quimeras oscuras, mirabilias que el fraile amanuense perpetuó en oro sobre piel curtida, lleváis dormidas demasiado tiempo en el margen del manuscrito,  sobre el relieve de un pórtico, en el capitel de la columna,  en las vidrieras laterales, en las cornisas de los tejados como gárgolas en piedra… ¡despertad! dragón escarlata que rodeas el sol, dragón de plata que duermes tras las montañas de la luna...emerged de las tinieblas ¡y alzaos! Llegó vuestra hora".

Llegados a este punto, aunque era un pobre diablo, no estaba dispuesto a claudicar... Seamos honestos, carecía de talento y ese escritorio mágico era mi única oportunidad. No creía en mitos ni leyendas, ni me asustaba un pedazo de tronco deslucido, de modo que seguí con la historia en clave, anotando series de números en lenguaje codificado: 294328476 8764 098i 34232 778 2 984 998225 77 412112843 44 98900 hasta qué  pobre mentecato, serás mal nacido… no escribas ni una cifra más o bañaré tu alma en cenizas y desolación hasta el fin de los días.



Vale, pues entonces nada de números. No importa, idearía otro plan para esquivar el problema. Escribiría en colores, podía hacerlo, acudiendo a una extensa gama en tonos cálidos sutil y atrevida: ** **** **** *** ***** ***** ** *** ** *** *** *** **** * *** *** *** *** ***** ** ***** *** **** *** * **** ** *** ** ****** **** *** ***** ** * **** *** **** *** ** ** * *** *** *** ** **** *** * **** **** *** *** *... Basta ya, mendrugo. el chico fuma, la chica baila... un poco manido ¿no? diminuto mamífero de largo cuello y cortas patas... me pregunto cómo tan ridículo espegímen pudo sobrevivir a las glaciaciones... sea como fuere ¡apártate de mi camino! y permite que de una vez triunfen las tinieblas. "Renace, oh, fénix, señor de los grandes ciclos del tiempo. pájaro del sol con alas de fuego. Ave de asiria, arabia y del bendito Ganges. Mueve tus plumas iridiscentes y dirígete hacia el mar, vuela 9 días y 9 noches sin descanso, baña la tierra de especias, de incienso, de música... y arde, arde ¡hasta estallar en llamas!" 



Por unos instantes la sala se fundió en humo y explosión viéndome obligado sin vacilar a huír de semejante infierno. Muy a mi pesar abandoné aquel horror, dejando a su suerte papel y madera deshacerse en cenizas. Un manojo de violetas calcinadas perfumarían ese ataúd de fantasmagóricos seres más vivos que muertos que asomaban sus fauces en medio del fuego... 
Y así es como por fin dí con una historia digna de mención, desprovista de insulsos romances entre taxis amarillos y rascacielos... Una aventura enlazada con el saber, la magia y lo eterno que me llevó a ser quien soy a día de hoy, buscando espirales de luz en un soplo de viento. 



viernes, 9 de noviembre de 2012

1Alemán cuarentón bajo el influjo de la Luna llena


Volvía del cine tan aturdido con tanto monstruo surgiendo de la nada... que la ciudad se me hizo fría y oscura. Creí adivinar sombras acechando en cada rincón, de modo que corrí pisando charcos, saltándome los semáforos con tal de llegar más pronto a casa. Cené poco, tardando en acostarme más de lo habitual. Mi padre no me quitaba ojo. Nunca me había visto así, con los nervios deshechos, tan alterado por nada en particular.

- A ver, ¿qué pasa? Apenas has probado bocado…
- Nada, solo que estoy cansado.

Por fin me fui a la cama para dormir del tirón hasta media noche cuando un ruido extraño me despertó sobresaltado. Escuché un alarido, seguro que fue en sueños…  Tantas vísceras, tanta sangre me tenían sorbido el seso.  Sudaba como un pollo, no paraba de darle vueltas, hasta que incorporado en la cama encendí la linterna. Necesitaba ver las paredes de mi cuarto para cerciorarme de dónde estaba,  disipar esos temores ridículos que tanto me atormentaban.

- Te  oí gritar, Rafa. Llevas así desde la cena, estás muy rato. Venga, dímelo de una vez ¿qué es lo que tanto te asusta, hijo? Algo te ha tenido que pasar para que vayas por ahí así de acojonado, andas escurriéndote por las esquinas como alma que ha visto al diablo.

Aquella voz no me sobresaltó, de hecho me resultaba familiar… ¡Cómo no! Era la de papá, el bueno de Olaf, solo que un poco distorsionada.  No es de extrañar que anduviera por ahí a esas horas, mi padre es dado a los paseos furtivos, nocturnos en sus largas noches de insomnio.

- Estoy bien, papá, de verdad.
- Bueno, ya acudirás a mí cuando estés preparado. Venga,  seguro que no es para tanto. Créeme, he visto tantas cosas, algunas horribles… Tal como está la vida, ya nada me sorprende. Lo tuyo no será más que un contratiempo, en cuanto me lo cuentes, nos lo ventilamos de un plumazo.

Por un momento papá me tranquilizó y mientras bromeábamos lo dejé estar, pero fue alumbrarle con la linterna directamente a los ojos cuando me percaté de un pequeño detalle,  absurdo y escalofriante a la vez que me dejó  atónito al descubrir clavadas en su rostro unas pupilas tan profundas como cavernas  de rojo intenso.  Sí, eso mismo, como el reflejo del flash en una foto.

Parecían dos rayos laser ¡capaces de fulminar a cualquiera! Y esa tristeza que le invadía…  sin duda se sentía culpable por algo, bajo sus párpados cansados ocultaba algún secreto turbio e inconfesable.  Justo entonces me vino a la mente como una ráfaga esa escena de la peli en la que un joven enamorado se acerca a la chica bajo la luz de gas para acariciarle el cabello y ella al mirarle a los ojos con ternura intuye que no es humano ¡sino que se trata de una bestia! Se aleja de él,  grita como poseída… no dejándole otra opción al pobre muchacho que clavarle sus garras y devorarla viva. Era esa misma mirada lánguida y confusa, cargada de rabia y frustración.  Eso es, igualita, tan  salvaje y primitiva como la que tenía justo delante.


Aterrado apagué la linterna y desvié la mirada para terminar por taparme hasta la cabeza con el almohadón,  encontrando cobijo bajo las plumas. Cómo explicárselo a papá, cómo decirle abiertamente que sospecho de él,  que cuando se fuga a media noche creo que es ¡para transformarse en Lobo! ¿para cantarle a la luna? Mejor me callo.  Le haría tanta gracia que se troncharía de risa delante de mis hermanos en el desayuno ¡y esos no perdonan! A media mañana ya sería el hazme reír de todo el instituto.

Me levanté temprano sumergido de lleno en un complejo puzzle del que tenía que colocar las piezas. Haciendo memoria,  todo encajaba a la perfección. En las fotos más recientes salía siempre mi padre con los ojos rojos, entonces me remonté a los álbunes de su juventud y ahí estaba de nuevo esa mirada himnótica de rojo fuego que parecía estallar en llamas ¡incluso en las fotos en blanco y negro! Mi padre procedía de Centroeuropa, al parecer se crio en la Selva Negra, en una granja donde cultivaban cebada para proveer cereal a una fábrica de cerveza. Como llovía a cántaros aquella mañana me llevó en coche a clase y  aproveché para tantearle un poco:

- ¿Por qué abandonaste  tu tierra natal, papá?
- Ya nada me retenía  allí, después de lo que pasó ya no pertenezco a aquello
- Podrías haber ido a Munich…
- No soy bávaro, hijo. Nací más al este en el estado de Baden-Württemberg que es muy distinto. Vivíamos en los bosques donde nace el Danubio,  rodeados de árboles centenarios donde mis ancestros marcaron su territorio.
- Podríamos ir alguna vez, me gustaría conocer a los abuelos
- Allí ya no queda nada más que desolación. Solo astillas, ceniza y un puñado de muertos.

Dicho esto, mi padre se quedó callado pegado al volante con la visión fija en la carretera. El silencio era atronador,  solo interrumpido  por el movimiento rítmico e intermitente del parabrisas. Era como si él no estuviera allí, sus pensamientos volaban hacia alguna otra parte. Se hallaba del todo ausente perdido en su soledad, acorralado por una amalgama de sentimientos brutales y contradictorios... Daba auténtica lástima, fue realmente cruel  devolverle al torbellino de su pasado sin más coraza que sus gafas de concha y los guantes de cuero.  Al verle tan depre decidí no investigar más y olvidarse de todo aquello.

Ya estaba de vuelta  a la hora de comer cuando mi madre puso la mesa. Al verme, trajó una colorida ensalada y una bandeja llena de chuletas. Fue un alivio ver a Olaf sonriendo de nuevo, haciendo gala de un apetito formidable.  Se le hacía la boca agua al contemplar la carne, le brillaba el iris, expectante, como si contemplara un Lamborghini último modelo.

- Carmen, ponme otras 2 chuletas. Y por favor, que estén poco hechas.
- ¿Qué tal estas?
- Mejor me voy a por las que dejaste en la cocina, esas que chorrean aún un poco de sangre.
- Pero si las que dices están casi crudas. No, hombre, no.
- Tú déjame hacer, que así es cómo me gustan.




Ahora que por fin había pegado carpetazo al asunto, va mi padre y me sale con esas. ¡Quién en su sano juicio se zamparía a mordiscos 2 chuletas crudas!  Desde la puerta le observé desgarrar la carne a jirones con esa magnífica dentadura… No, el tema no estaba zanjado y llegaría hasta el final, por duro que resultara para ambos.
Tras semejante carnicería mi padre volvió a la mesa para comentar como si tal cosa:

- Recuerda, Carmen, que este fin de semana me voy a cazar. Estaré fuera la noche del viernes y la del sábado. Ya sabes, no hagas planes para nosotros.

La cantidad de veces que mi padre se marchaba “a cazar” al campo durante días… no caí hasta entonces. Partía una vez al mes sin escopeta ni munición, completamente solo para volver a casa con las manos vacías. Otro dato a tener en cuenta: de noche durante el fin de semana brillaría la luna llena… ¿cómo se me pudo pasar? Debería haberlo relacionado antes.

Salió de casa aquel viernes por la tarde con la furgoneta y yo decidí seguirle pedaleando como un loco en mi motocicleta y hete aquí que a eso de las 11 tras recorrer 18 kilómetros se bajó del coche en un bar de carretera, la camarera le guiñó el ojo y le sirvió una cerveza. Un cartel de neon luminoso anunciaba con destellos de luz rosa chicle un motel descuidado y ruinoso llamado “Hot Paradise”. En uno de los bungaloos  le esperaba alguien y solo entrar, corrieron las cortinas. Intenté colarme por el ventanuco del baño pero no hubo forma, así que me quedé tiritando allá afuera.  
Silencio, risas, aire cargado, silencio, gritos, aullidos, calor intenso y más silencio… Confirmé lo inevitable, con toda seguridad mi padre se había transformado en Hombre-lobo y tras dedicarle en rito fatídico un canto a la luna, salía de caza entre los arbustos en busca de una víctima para saciar su sed de sangre densa y oscura. Pillaría algún camionero cansado, estirando las piernas en la estación de servicio y lo despedazaría poco a poco...



De repente me invadió un pavor inmenso: si yo era portador de sus mismos genes, cualquier día se despertaría en mi ese mismo instinto animal y asesino. Y se vería obligado a matar. Maldito destino, el de  despellejar cada 28 días algún alma desdichada.
Otra vez risitas, acompañadas de susurros… Mi padre y su acompañante ya estaban de vuelta, volvían de la cacería. Por fin conseguí entrar en la casa por una contraventana de la cocina y al deslizarme hasta el salón ahí estaban los dos desnudos, jadeando a cuatro patas, retozando sobre una alfombra peluda bajo la chimenea. En la penumbra tiré un jarrón y Olaf y Katia se dieron cuenta.

- ¿Quién anda ahí? Sal, qué te vea la cara si tienes cojones…  
- Papá, soy yo, Rafa. Estaba preocupado por ti, necesitaba respuestas.
- Pues ya ves, aquí me tienes. Ejem, esta es Katia, una vieja amiga.
- No es culpa tuya, papá, lo llevas en la sangre.
- Menos mal que lo ves así, hijo. Me siento fatal ¿sabes?
- Pronto seré como tú y saldremos juntos de correrías ¿vale?
- Pero ¡qué dices! No lo consentiré, Rafa, esto no es vida.
- Cuando ocurra obedeceré a mis instintos, ni tú ni nadie podrá evitarlo.
- Si al crío le va la marcha, deja que haga de él un hombre. Le daré más placer del que imagina…
- No te metas en esto, Katia. Joder, ¡si no es más que un niño!
- Entonces ¿ella también caza? Pues iremos en manada.
- Mujer, tápate, que no te vea así el chico.
- Larguémonos de aquí, hijo. Por cierto, no le cuentes nada a tu madre ¿querrás guardarme secreto?
- Pues claro, papá, ella es humana y no lo entendería.  
- Si se lo contarás, me echaría de casa. Pillaría un cabreo…
- No es una de nosotros, no necesita saberlo.

El desconcierto de Olaf era supino. Su propio hijo estaba dispuesto a encubrirle tras un encuentro adultero, prohibido.  Se miró en el retrovisor, aún tenía carmín en la cara… sintió vergüenza de si mismo.

- Te juro, Rafa, que no volverá a ocurrir nada de esto. 
- Si eso es lo que quieres, en los recreos me subiré al laboratorio de química y prepararé un antídoto.
- Eso es. Una magnífica idea, hijo.

Al cabo de 3 semanas aparecí triunfante con un tubo de ensayo y en el garaje sorbimos aquel mejunje a medias, padre e hijo. Sabía a arañas y queso con un ligero toque de coliflor que dejaba un desagradable regustillo a almendras amargas… pero a pesar del mal trago mereció la pena. Aquello sería el fin del principio por que a partir de entonces no habría más cacerías ¡ni una más! Bueno, que yo sepa al menos.  


viernes, 2 de noviembre de 2012

ZINC with Love


PLAN A
Forman una gran pareja, de esas que transmiten buen rollo, incluso magnetismo. Llevan juntos 12 años y todo va sobre ruedas salvo por 1 pequeño detalle: Africa quiere tener un hijo y Gavi no ve el momento hasta que ella decide tomar cartas en el asunto: 

- Tendré una niña y se llamará Oceanía, removeré cielo y tierra hasta que eso ocurra y ¡vaya que si ocurrirá! tanto si el quiere como si no.

Lo tiene en mente, como un plan a corto plazo de esos que no sabes por donde meterles mano hasta que un día escucha en un programa de Tele5 

“ Se cree que en los mariscos y en especial las ostras incrementan la libido por su alto contenido de Zinc" - a partir de ahí se va caldeando el plató, el coloquio sube de tono y desvarian alegremente...

Viven juntos y Gavi casi siempre come en casa de modo que Africa lo tendría fácil de no ser porque Gavi es alérgico al marisco y eso de comer un bicho crudo, brillante, pegajoso le da cierto repelús... así que también las ostras descartadas.
Africa navega por internet y ¡confirmado! Una dieta rica en zinc aumenta la testosterona  del hombre incrementando su deseo sexual con un reforzamiento del esperma, elimina el desánimo y la fatiga dotando al organismo de nueva energía y facilitando una buena absorción de vitamina A y proporcionando una extraordinaria fuente de queratina revitaliza y suaviza la piel, haciéndola más receptiva al tacto y las caricias… Entonces ¡todo son ventajas! Decidido, le insuflará zinc por cada poro del cuerpo hasta que sucumba en sus brazos como un gamo en celo. 


Para que funcione tiene que documentarse a conciencia y se inscribe en 1 curso de "Dieta macrobiótica estacional" con el propósito de conocer los alimentos ricos en zinc y selenio, cómo cocinarlos y que resulten deliciosos para la un paladar tan complejo y exquisito como el de su novio. Gavi, acostumbrado a las delicias de mamá, no come cualquier cosa.

- No sabe del todo bien, le noto por ahí un regustillo... 
- Seguí la receta a pies juntillas, debería saber igualito que el estofado de tu madre
- Qué te puedo decir… No sé, le falta algo

Lleva años intentando aprender esos mismos platos que su suegra preparaba con la radio puesta mientras baila  a Machín pasando la mopa... tanto esfuerzo para nada. Pero eso ya es historia porque los garbanzos con panceta ya no encajaba con sus planes así que se acabó. A partir de entonces cocinaría con apio, higos, berenjenas, caracoles, brotes de soja y alfalfa, la nouvelle couisine entraba en escena en un "hogar perfecto" que a decir verdad se sostiene con alfileres.






PLAN B
Gavi trabaja de comercial en una empresa aseguradora. Llega a casa cansado con la cabeza llena de cifras, ceros y falsas sonrisas. Solo de ver “les escargots à la balaise con destellos de malta" le sobreviene una arcada y se le agolpan los recuerdos de un verano de niño en Los Albondigales, de cuando los chavales del pueblo le obligaron a tragar un caracol vivo en lo alto del cerro. De nuevo la pesadilla, pero esta vez es Africa quien se plantaba delante de él a ver si se los comía… de sobras sabe que su novia tiene mal perder y que cuando se cabrea se le ponen los ojos saltones, se le eriza el flequillo y se le afilan las orejas. En resumidas cuentas, mejor no contrariarla en absoluto, de modo que no tiene opción y engulle. no sin dificultad, aquellos bichos viscosos aliviado de pensar que no volverá a ocurrir, que un día es un día… Pero al día siguiente esa "Ensalada insípida con brotes de soja, germen de trigo, bañada en shoyu  y levadura de cerveza" le produjo tal desazón que simuló una llamada al móvil para huír de aquel mejunje de alguna forma más o menos digna.




Como siempre ella toma las riendas y cualquier queja no hará sino complicar más las cosas. Si inician una discusión, bien sabe él que será la última de modo que claudica por mantener en pie ese castillo de arena. El siguiente manjar consiste en "Higos con tempeh y berenjenas salpicado con semillas de calabaza tostadas" Suena delicioso... pero no. ¡Lo que daría este hombre por unas patatas a lo pobre con chorizo y  huevo frito! Pero no tiene elección, se siente culpable por no amarla, al menos no como antes… había desarrollado con los años una cierta habilidad para ocultar su indiferencia y no estaba dispuesto a echarlo todo a perder por un puñado de cosas moradas bañadas en albahaca.  Y así es cómo nuestro Gavi  se introduce estoicamente en los grupos de Yoga y Meditacion y abraza el Pensamiento Ayurbeda con el entusiasmo justo. Desde ahora profundiza en el arte de alimentarse para rejuvenecer cuerpo y espíritu y preservar la estabilidad psicofísica mediante una técnica de larga vida, cultiva la pureza del alma y mortificaba su apetito, hablaban del Yin y el Yang con el gran maestro Uphatah durante la cena  mientras su cuerpo cargado de testosterona, tras ingerir una media de 48 mg de zinc al día, provisto del mejor semen del mundo, le pide a gritos saltar sobre Sara, su secretaria, atraparla en el ascensor entre las plantas sexta y séptima y cubrirla de besos sobre la fotocopiadora.



PLAN C
Africa está ilusionada, Oceanía vendrá al mundo en un mundo puro de mentes abiertas al cosmos.  De un tiempo a esta parte Gavi se mostraba dócil, soliícto, asintiendo con la cabeza a cada una de nuestras reflexiones…  Además el exceso de zinc en vena había hecho de él un hombre fuerte y musculoso,  con un bronceado natural y un brillo en la piel fuera de lo común. De no ser por los episodios esporádicos de vómitos, naúseas y diarrea y esa leve tonalidad metálica blanco-azulada que va aflorando despacio córnea y pómulos… nadie sospecharía que está siendo envenenado poco a poco. 
Aquella noche de agosto dispone un ambiente cálido con incienso de cáñamo y coco, los cantos budistas y mantras del Lama Gyurme invaden un salón lleno de velas y karma... concebirán a Oceanía durante el mágico influjo del eclipse de luna. 

- Corre, pon la tele que hoy jugamos contra el Inter.
- De futbol, nada. Olvida el hoy y piensa en el mañana. 
- Mañana no hay partido, el sábado jugamos con el Osasuna en casa. 
- Aquí estoy, mírame. Soy toda tuya, amorcito. 
- ¿Justo ahora? Yo pensaba que como un extraordinario podríamos pedir unas pizzas....
- Poséeme y seremos un único Yo, en comunión con los astros, vibrando juntos hasta el amanecer.

Cuando Gavi entra en casa y se encuentra semejante escenario contiene el aliento unos segundos poniéndose no rojo de rabia si no más azul que nunca activándole el veneno la glándula parótida. Llegados a este punto le patinan las neuronas, no piensa con lucidez optando por la vía rápida: lo más rápido sería ¡arrojarse al vacío por la ventana! Pero tras insuflar aire descarta la idea y baja las escaleras. Si no salía de allí le estallaría la cabeza desparramándose como un blandiblú tan azul y brillante, como el escarabajo egipcio del bajo Nilo, sobre la alfombra en batik de Sri Lanka.



PLAN D
Gabi se desliza por las escaleras, sale a la calle con la sensación de que flota. Ni pizca de colesterol, el ritmo cardíaco por las nubes y desprendiendo un olor con el sudor a gasolina sin plomo altamente sospechoso… Se encuentra pletórico pero con las funciones vitales disparadas víctima de un desarreglo metabólico. No entiende que le ocurre, no quiere estar solo así que corre por las aceras hasta llegar a casa de su musa, Sara, que al verle ahí plantado no cabe en sí de gozo. Le prepara unos macarrones con tomate de bote y unas salchicas que le saben ¡aún más ricos que el estofado de su santa madre! Se quedará a vivir con ella hasta recobrarse por completo y volverá a ser él mismo pero infinitamente más feliz a base de agradables paseo, sexo moderado, patatas fritas y hamburguesas. 


 Solo un proyecto será cosa de 2 si lo fraguamos juntos y lo compartimos. Zinc with Love? I don´t Zinc so.