- Adelante, tome
asiento. Qué mala cara trae...
- Es por esta
sensación extraña, doctor, sufro de una inquietud contante.
- Explíquese.
- Es como un
desasosiego interior que me oprime aquí dentro. ¿Me explico? Siento como si me
fuera a estallar el corazón y solo se me pasa viendo La Jungla de Cristal II.
- Interesante.
Prosiga.
- Todo empezó con
Madrileños por el mundo. Aquella gente viajando a lugares remotos, el que más y
el que menos viviendo su gran aventura... Al principio, yo mismo soñaba con un
trabajo en el extranjero, una novia china del Soho, un equipo galés de rugby,
una foto con tuaregs en añil, la escalada de los Cárpatos a media tarde...
- Típico.
Continúe.
- Hasta que una
mañana se me derramó el café en mi cubículo del curro y cuando contemplé mi
imagen reflejada en los lavabos unixex me embargó una gran deshazón y hasta
ahora. Comprobé que tenía la mirada triste, los hombros caídos y unos pies tan gordos
y blanditos como los de un hobbit... Vamos, el reverso de Bruce Willis salvo
por las entradas del pelo.
- Me hago cargo.
¿Y qué más?
- ¿Cómo que qué
más? Me sentí como un mierda. ¿Le parece poco?
- ¿Bebe? ¿Fuma
hierba? Según las pelis de Wall Street, aún no habrías tocado fondo.
- Anda, ya veo.
Así que mi vida le divierte...
- Tanto como
divertirme... Más bien, le veo potencial. Sin duda, promete. Pero no sé, creo
que le falta acción. ¿Le persiguen hombres de negro trajeados? ¿Ya se topó con
la guapa de turno?
- Hágame el favor
de hacer que toma notas como cualquier psiquiatra que se precie. O mejor aún,
póngase cómodo y eche una cabezadita. Descálcese, por mí no se corte. Ronque
incluso, como si estuviera en su casa.
- Ni hablar,
estoy aquí para escucharle.
- Un médico que
no solo me presta atención sino que parece entusiasmado con mi caso...
Inaudito. No doy crédito. Súbame la dosis, debo estar delirando.
- Es verdad, no
tiene sentido. Pero tal como yo lo veo es usted quien se contradice. Se empeña
en que está enfermo sin ningún motivo de peso. También son ganas... Si quiere
la baja, tuérzase un tobillo. Y ahora vamos, sígame contando o perderemos el
hilo. Y adórnelo un poco, hombre. Haga un esfuerzo, qué no decaiga la historia
para una vez que tiene público.
- Describiré lo
que me está pasando, ni más ni menos.
- Pues no sé por
qué, no hay necesidad de ser tan precisos. Si buscara historias anodinas
estaría haciendo cola en la caja del supermercado. Introduzca sobres anónimos,
carreras de taxis, aviones que no despegan, un encuentro casual, el maletín
equivocado... Venga, fantasee un poco.
- Me sinceraré y
punto. Y es que lo que me atormenta realmente, doctor, es que no me reconozco.
He cambiado y me avergüenza contemplar lo mediocre que me he convertido. Creo
que estoy desaprovechando mi vida, ¿entiende? Me falta garra, me muevo como un
zombi. Y no sé qué fue de mis sueños... Podría ser voluntario en los
campamentos de refugiados turcos o bucear en el Rift Valley sorteando anémonas
y tiburones. En cambio, sigo aquí todos los días esclavo de un trabajo basura y
prometido a una mujer que no me llena. ¿Qué hago, doctor? Me gustaría romper
con todo.
. Yo empezaría
por la vajilla de mi suegra, la estrellaría contra el suelo. Luego tiraría un
balonazo contra la tele vieja y me haría con una 3D para después pisotear los
CDs de El Fary... Pero eso ya es cuestión de gustos. Y las vidrieras del
edificio de oficinas las dejaría para el final porque les tengo cierto apego,
claro que si va de superhéroe y tienen que llover cristales...
- Alucino con
usted, qué falta de profesionalidad. ¿Pero qué clase de consejo es ese?
- El de un amigo,
espero. Porque llegados a este punto, diría que somos colegas, ¿no? A fin de
cuentas, le conozco mejor que su madre. Quizás debería invitarle a una copa...
¿Qué tal iría un Martini con tu medicación? También podríamos tutearnos, sería
lo suyo. Y darnos los teléfonos.
- No y mil veces
no. A ver, centrémonos y le recordaré como funciona esto: Yo hablo y usted
asiente. Miro al techo compadeciéndome y usted dice Uhmmm simulando
preocupación. Haga su trabajo, joder. ¿De qué va? ¿Qué coño le pasa? Sepa que
con este buen rollo que se está marcando, lejos de ayudarme me descoloca. Usted
y yo no podemos intimar, son las reglas. Y se las está saltando olímpicamente.
No una sino ¡todas!
- Vaya, pues
cuánto lo siento. Pensé que lo estaba haciendo bastante bien... Por las
molestias, toma dos entradas para el concierto a capela de mi barrio, es mañana
a las ocho. Vestimos con pajarita y sombrero de mimbre. Sí, a lo Dick van Dyke
en Mary Poppins. Así que, por favor, nada de fotos. Nuestro repertorio está un
poco anticuado pero el pase incluye consumición y palomitas.
- ¿Pero cómo
hemos llegado a esto? Si yo me conformaba con quejarme un rato.
- Precisamente
por eso te invito al concierto, para que hagas cosas nuevas. Échale huevos a la
vida, haz como yo. Aunque si prefieres limpiar cristales, tengo la plataforma
ahí fuera y dos cepillos... ¿Te vienes? Hoy voy con retraso, me vendría bien un
ayudante. Eso sí, la tarima se balancea un poco y el sistema de poleas a veces
se engancha y nos quedamos entre dos pisos.
-
.....................
- ¿Por qué me
miras así? ¿Es que tienes vértigo? Si sufres mal de alturas, olvídate de
escalar los Cárpatos, mejor visita los viñedos franceses en bicicleta.
- Entonces...
¿Eres el limpiacristales?
- Soy como tú, un culo inquieto y me puede tanto
la rutina que me he agenciado un par de hobbies.
Canto salsa a los deprimidos, a los suicidas les corto las uñas, a los agorafóbicos les frío a videojuegos, a los adictos
al sexo les introduzco en el Heavy Metal... Solo es una travesura sin
consecuencias pues todavía no se me ha muerto nadie y de paso, agilizo la lista
de espera.
- Tío, eso lo
cambia todo. Apunta, trabajo en la planta 18, ala norte, segunda ventana
después de la columna. Ven a verme mañana, a eso de las cuatro y nos turnamos. En
la oficina solo tienes que dar la vara por teléfono a la gente, les ofreces un
contrato de banda ancha con increíbles descuentos y te enrollas hasta que se harten. Está chupao, siempre terminan colgando. Y si identificas
algún timbre de voz idóneo para tu coro de hombres orquesta, aprovechas y le
reclutas. ¿Cómo lo ves?
- De acuerdo,
pero solo media hora que tengo tres sesiones de masaje ayurvédico en el
wellness spa del ático.
- Okey, hasta mañana entonces. Con que cosas nuevas ¿eh? Ya lo voy pillando.
CON MIS MEJORES DESEOS DE HUMOR Y FELICIDAD.