Esdrujuleando

Desde que el homo sapiens-sapiens se convirtiera en sapiens, consiguiera encender un fuego decente y en torno a la hoguera, de puro aburrimiento, se decidiera por articular palabra (¡bendito silencio! si se arrepintió o no despúes, nunca lo sabremos) el hombre ha sentido una irresistible atracción hacia las palabras requetelargas y rimbombantes que agotan la respiración y agudizan el ingenio.

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  LA LOCA HISTORIA DE LAS PALABRAS

  
  

  
  

  * Un temprano ejemplo de los principios floridos del habla lo tenemos en el asentamiento prehistórico de Piedradura. Allí Pedro Picapiedra cada vez que estaba eufórico soltaba aquello de "Dabadabaduuuuu" en clara muestra de júbilo. Ante ustedes, la primera palabra de cinco sílabas y media más larga de la humanidad. Y esto no fue más que el principio. 
  

  
  * Ya en la Grecia Clásica un famoso comediógrafo griego encontró un filón humorístico en todo este asunto:
  «Lopadotemachoselachogaleokranioleipsanodrimhypotrimmatosilphioparaomelitokatakechymenokichlepikossyphophattoperisteralektryonoptekephalliokigklopeleiolagoiosiraiobaphetraganopterygon» un vocablo de 182 letras en griego antiguo, que fuera inventado por el escritor Aristófanes, para designar una comida ficticia. Debía estar rica, pero de digestión algo pesada.
  
  * Sin embargo es la lengua sueca la que contiene el vocablo real más extenso con 130 letras: «Nodöstersjökustartilleriflygspaningssimulatoranläggningsmaterielunderhallsuppföljningssystemdiskussionsinläggsförberedelsearbeten» que significa «Artillería de la costa norte del Báltico, construcción de un simulador de vuelo, sistemas de monitorización y mantenimiento y preparación de posters de comunicación». Si es que desde lo de Ikea, ya se veía venir... Hablar de los suecos, es hablar de palabras mayores. Indiscutible ¿no?
  
  

  * Allá por las antípodas también sentían predilección por estas palaaaaaabras porque, a decir verdad, resultan de lo más descriptivas: «Taumatawhakatangihangakoauauotamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwhenuaki-tanatahu», es un topónimo maorí de 85 caracteres que designa «la cumbre donde Tamatea, el hombre de grandes rodillas, el escalador de montañas, el que se traga la tierra cuando viaja, toca la flauta nasal a su amada» 
  
  * ¿Y qué hay del mundo arabe? Ojo, que alli no se andan con chiquitas. La palabra
  

  «muvaffakiyetsezlestiricilestiriveremeyebileceklerimizdenmissinizcesine»
  

  es la más larga del idioma turco, significando "por lo visto a usted no le podemos hacer fracasar fácilmente" lo que, visto lo visto, no deja de ser un halago. 
  
  
  * El alemán, también posee vocablos eternos y de pronunciación imposible, como «DONAUDAMPFSCHIFFFAHRTSELEKTRIZITÄTENHAUPTBETRIEBSWERKBAUUNTERBEAMTEN-GESELLSCHAFT». Sus 80 letras designan la «asociación de funcionarios de una naviera que operaba en el Danubio antes de la primera guerra mundial».
  
  

  * Es una realidad que los ingleses no sienten el menor aprecio por las sobresdrújulas. No sé si se deberá a su particular apatia, o al hecho de tener que abreviar la conversación bajo la lluvia con tal de ponerse a cubierto y resguardarse cuanto antes. Sin embargo en sus orígenes se ve que eran bastante más enrollados: 

  «LLANFAIRPWLLGWYNGYLLGOGERYCHWYRNDROBWLLLLANTYSILIOGOGOGOCH» es la forma de designar una estación galesa cuya traducción es «Iglesia de Santa María, en el hueco del avellano blanco, cerca del burbujeo rápido y la iglesia de San Tysilio de la cueva roja» en 58 caracteres.
  
  

  * A todo esto os preguntaréis por la palabra más larga en castellano ¿? Pues estrictamente sería «electroencefalografista» con 23 letras se consolida como el más extenso de todos los vocablos incluidos en el diccionario de la RAE aunque existen numerosas formas compuestas que la superan y otras tantas menos puristas que merecen ser mencionadas: Así pues, si huímos un poco del academicismo, podriamos apuntar el término roquero acuñado en los años 50 «balambabalubabalambambú» que viene a decir "mira como meneo las caderas, Nena, que luego te pillo y te invito a un cubata" y la famosa expresión de Mary Poppins «supercalifragilísticoespialidoso» "algo que aunque suene extravagante, raro y espantoso, si lo dice con soltura sonará armonioso". También dan mucho juego los inventos como matamoscas, lavavajillas o espantapájaros. Y para artilugios, los del inspector Gadget: "gadgetocóptero", gadgetoparaguas", "gadgetoprismáticos", "gadgetoescafandra"... Impresionantes, ¡fantásticos! Ahora solo falta que funcionen. Y volviendo al origen, si nos remontamos al pleistoceno rondaba tan campante por las áridas estepas al este de Mongolia el Micropachycephalosaurus-hongtuyanensis. "Micropachycephalosaurio" significa "reptil de pequeña cabeza engrosada" con un montante de 24 letras. Término curiosamente atribuido a un espécimen de dinosaurio de tan solo 35 cm de longitud. Menuda ironía, qué gran nombre para un bicho tan pequeño... Encantador. Le da un aire a la iguana ¿no? Apunta, Darwin. 
  
  

Para mí, no es una gracia ni una moda pasajera. Es una afición que viene de familia. Cuando Meatens era un bebé y aún no decía papá ni mamá le encantaba decir cocodrilo, gasolinera y peluqueria ¿por qué? Esdrulujear produce un placer insospechado. Hay palabras que pronunciarlas que producen un placer especial: horripilante, anonadado, paupérrimo, escalofriante, miserable, anodino, catapultar, zigzaguear, inframundo, susodicho, correveidile, velocípedo, calcomanía, tamarindo, rododendro, Siracusa, Kazagistán, Sebastopol. Y si tuviera un perro se llamaría Ludovico, Sisebuto. Filomeno, Ostrogodo, Wilfredo o Anastasio.

Y tú ¿prácticas esdrujulling?

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  ESDRUJUlEANDO

  
  "La doncella Berenguela deseaba un rinoceronte demoledor y vagabundo que pernoctara nocturno entre la hojarasca vespertina. Anhelaba un hipopótamo mariposón que canturreara sonrojado, derritiéndose con la resonancia de la bandurria sibilina. Suspiraba por un cocodrilo intrépido y nauseabundo que acometiera desaforadamente cualquier filibustería reconcomiéndose endemoniado para sus adentros por los sinuosos pasadizos de Samarcanda entre filigranas y celosías. Anhelaba los dinosaurios acartonados que disimuladamente se precipitaban por el disoluto universo cósmico de madreselvas susurrantes bajo la luz crepuscular.
  Nuestra radiante Berenguela, conmovida hasta la soñolencia delirante más ardiente y quebradiza, arrojaría lluvia de esmeraldas a las profundidades de la marejada espumosa, con tal de agazaparse cual tarántula callejera espeluznante a esos firibundos especímenes extraviados irremediablemente en el renqueante laberinto de zardomeda. Entretanto aparecióse de la nada abismal, la bella Azahara. Dadas las circunstancias y ante semejante espejismo tan real como inequívoco, Berenguela experimentaría la implacable necesidad de agasajar a la deslumbrante Azahara en la ensenada más infinita de la desértica Bujumbura de Burundi. Enseguida deleitóse ante la sofisticada indumentaria de una dromedaria filipina procedente de Mindanao, comportándose en pleno delirio haciendo acopio de las consabidas zalamerías del protocolo occidental más apropiadas para lisonjear a la burocracia isabelina que para edulcorar el beneplácito consensuado de la sofisticada diplomacia oriental. Si bien las constelaciones del firmamento presagiaban penumbra y consternación, cuánta denodada clarividencia rebosaba las meditaciones del librepensador Zoroastro con sus esclarecedores, rotundos y aciagos presagios.
  
  La ceremonia se desarrollaría con tremenda dificultad, irremediablemente marcada por una imperiosa y recalcitrante tormenta de arena salpicante y quisquillosa que avecinara por el clamoroso horizonte meridional. El fortuito vendaval arremetiera despiadadamente con una intensidad fulgurante del todo imprevisible que desmoronara cualquier irrisorio propósito inicial. A partir de entonces los acontecimientos delirantes se sucedieron de forma galopante sin ser mitigados por tregua alguna. La doncella Berenguela se dispersaría elevada al celeste en volandas junto a tremenda nebulosa polvorienta que entumecería sus encajes ofreciendo un espectáculo asombroso tan delicioso como inenarrable. Por su parte, nuestra dromedaria Azahara, viéndose despojada de sus atuendos permaneciería sepultada bocabajo sollozante bajo las dunas ardientes y cuneiformes de la explanada yerma durante treintaicuatro tediosos días y veintiocho silenciosas noches que recordaría eternamente cual hilarante pesadilla no saciando su sed crónica ni con granizado de limonada cítrica acidulante. Valga aclarar que las sales de baño sazonadas con purpurina tragadas a quemarropa no ayudaron en exceso.
  
  Oh, semejante fatalidad. Oh, cual insoportable desazón. Berenguela languidece sin sus adoradas criaturas. Malditas caléndulas que con su dorado roce exquisito, desposeyeron altivas al poderoso unicornio de su monumental apariencia. Acabóse, jamás Berenguela se regodeó en tan sublime contemplación pues tal grácil equino solípedo y majestuoso se esfumaría invisible bajo el manto atemporal del abismo, entre el humo humeante del equinoccio de otoño."
  
  

Cierto, esta virtud más que dudosa no viene siendo valorada en los tiempos que corren. Durante el barroco de Góngora... Entonces sí, me habría puesto las botas a base de gorgoritos. Lo que es a día de hoy, no le encuentro demasiadas aplicaciónes. Pero ¡¡¡soy la reina del Scrabble!!! Y pobre del que ose lidiar conmigo... Lo "amarillearíayohastadejarlotraslúcido".