FOG SCULPTURES
Fujiko Nakaya observa a su interlocutor con expectación y le
formula una sola pregunta desenfadada. Es una mujer intuitiva e increiblemente astuta. Trata de
adivinar… Algo le dice que será suficiente.
“Accedo a verla, miss Fujiko,
porque no cuento con nadie más y sé que nada de lo que le relate le resultará
indiferente. Lo que vi, donde estuve… Compartimos una pasión inusual, un ansia
frustrante, un vacío imposible de llenar, de ahí mi deseo de ayudarla. Colaboraré
con una condición: que respete mi anonimato. No me referí a aquello en el
informe de la NASA, la misión ya resultó lo suficiente turbulenta como para aportar
más sinsentidos. Hágase cargo, si se filtrara mi testimonio, me tacharían de
loco y mi carrera aeroespacial sufriría un tremendo revés. Confío pues en que me escuchará sin
interrupciones y luego me dejará marchar. ¿Conforme?”
La artista asiente y tras un
pacto tácito, el piloto se decide a contar lo ocurrido. Parecen dos viejos
amigos sentados en un banco del parque a la hora del almuerzo... Nada más lejos
de la realidad. Pues a pesar de la complicidad, su común adicción es tan fuerte
que de permanecer en contacto se destruirían sin
remedio.
“Me remonto al trece de abril de
1970, abordo del Apolo XIII. Surcábamos el espacio en dirección a los cráteres lunares
de Fra Mauro al ocaso de un día largo y agotador. Acabábamos de realizar una
transmisión de TV en vivo, teníamos la adrenalina disparada. Y en plena euforia
nos disponíamos a fotografiar el cometa Bennet que se acercaba centelleante. Nadie
jamás había contemplado una estrella fugaz tan de cerca, todo un acontecimiento
para la comunidad científica. Imagine, Miss. Fujiko, una inmensa roca de hielo ¡al
rojo vivo! – L.M parecía absorto, como poseído, describiendo su periplo le
temblaba la voz - Y en esas estábamos cuando sobrevino la explosión. ¿Es usted
supersticiosa? – la nipona niega con la cabeza - Yo tampoco. O no lo era, al
menos. Los cometas traen mal augurio, todas las tribus lo saben. – el astronauta
traga saliva - Qué ironía, ¡no! El hombre que pisa la luna resulta ser el más
tonto de todos.
Todo sucedió muy rápido. Nueve
minutos habían pasado desde la transmisión cuando estalló el tanque 1 y
comenzaron a parpadear las luces del panel de control indicando pérdidas
simultáneas en todas nuestras fuentes de energía. Lovell avistó una fuga de
oxígeno y aparentando serenidad yo mismo avisé a Houston por radio a las 10.59
hora de Texas. Sin electricidad, agua ni oxígeno no podíamos continuar a
bordo de la nave así que nos trasladamos
al módulo lunar que utilizaríamos como bote salvavidas. Una vez ubicados, teníamos
que ahorrar energía por lo que apagamos todos los sistemas eléctricos, nos
quedamos a oscuras y en contraste, el cometa Bennet se me antojó más brilante
que nunca. Le odiaba a muerte y me fascinaba al mismo tiempo. Sentía una
relación de amor-odio por aquel gigante que se esmeraba en llamar mi atención,
arrogante, mientras languidecíamos.”
A L.M. le brillan los ojos como a
un niño junto al carrito del algodón de azúcar. Y pensar que es un astronauta curtido
por los cielos, un flamante Flash Gordon, su feria de barrio es infinita y los
farolillos destellean a ochenta años luz.
“Abandonados en medio del cosmos,
los minutos se nos hacían eternos. La temperatura se mantenía por debajo de los
treintaicinco grados Farenheit, el aire enrarecido contenía altos niveles de
Hidróxido de litio más dióxido de carbono, el tiempo jugaba en nuestra contra y
nos deshidratábamos por momentos. La situación era crítica y mientras los demás
maldecían, yo la aceptaba estoicamente.
Desde luego no quería morir, no tan pronto. Pero me incorporé a última hora a
la expedición como piloto de módulo de mando en sustitución de Ken Mattingly
descartado al confirmarse su exposición al virus de la rubeola. Por eso creí
estar donde debía estar, el destino me había llevado hasta allí. Para un amante
de la astronomía, poder observar un cometa desde tan cerca es algo que no tiene
precio… Así que, a pesar de todo, me consideraba un hombre afortunado.
Permanecimos entumecidos sin apenas dirigirnos la palabra en ese lapso absurdo al margen del día y la noche. Houston ideaba un plan B y la tripulación aguardaba instrucciones. Y fue entonces que ocurrió, miss Fujiko, en medio de esa triste calma, que me quedé extasiado mirando al cometa Bennet y en el clamor del silencio, me mostró el cosmos de sus orígenes. Paseé por las lejanas Nubes de Oort, allá donde nacen todos los cometas que conocemos. Y en los confines del sistema solar me demoré esquivando un enjambre de magníficos cuerpos helados que navegando en un mar de cirros emergían como dioses.
Tiran a la papelera el envoltorio
de sus perritos calientes, se despiden con un ademán. Por supuesto, coloquial.
Nada llamativo. Quedan en que ella le enviará una invitación formal que él se
compromete a aceptar de buen grado. En los días siguientes la artista se
encerrará en su taller y perfeccionará su sofisticado equipo de bombas de
presión y boquillas para conseguir el efecto sensorial de las Nubes de Oort
artificialmente. No flaqueará en su empeño y apenas en unos meses Fujiko Nakaya
culminará su trabajo presentando en Osaka la primera “Fog Sculpture” en el Pepsi Pavillion de la Expo'70.
L.M. Swigert visitará la
exposición sin protagonismos e intentará revivir, en medio de la intensa niebla
recreada, un mero atisbo de aquel extraordinario paseo que no logra evocar ni
remontamente. Por su parte, Fujiko observará al
visitante nº 784 con expectación y le pedirá una sola mirada desenfadada. Es
una mujer intuitiva e increiblemente astuta. Tratará de adivinar… Algo le dirá que no
habrá de ser suficiente.
FOG INSTALLATION AT THE GREEN HOUSE (sensorial experience).
Hola, Mere... Creo que la experiencia que vivió L.M. es algo que solo quien la vive sabe de lo que habla y de lo que se puede llegar a sentir
ResponderEliminarA bordo del Apolo XIII pudo ser testigo directo del cometa Bennet
Miss Fujiko Nikaya es una mujer inteligente y astuta... y ha sabido valerse de la información recibida para recrear el espectáculo de las Nubes de Oort... pero me temo que, como siempre, la realidad supera a la ficción
El vídeo también me ha gustado
Besos
Hola, Mela. Así es, por mucho que describa el astronauta su experiencia, no puede transmitirla con palabras.
EliminarVer un cometa desde el espacio tiene que ser una visión maravillosa.
Miss Fujiko intenta recrear las Nubes de Oort porque adentrarse en una nube es una sensación que anhela desde niña pero por supuesto sabe desde el principio que no estará a la altura. La infinitud del cosmos es incomparable y aún así modestamente lo intenta.
Gracias, Mela. Durante el paseo, quizás nos cruzamos en la niebla sin reconocernos.
Besos.
Pues no sé si será suficiente o insuficiente para ambos y que se cumplan sus expectativas o sueños, llámalo como quieras... En todo caso es sumamente curiosa la experiencia de L.M. y cuando menos, original la exposición de Fujiko.
ResponderEliminarUn beso espacial!
Creo que a Fujiko le fascina el relato de L.M pero al astronauta le sabe a poco la recreación de la artista japonesa. Lo que sí le debió reconfortar fue tener una oyente tan entregada y el hecho de poder compartir su testimonio con alguien tan receptivo.
EliminarUn beso especial :)
es difícil, sino imposible, recrear lo extraordinario que ya pasó.
ResponderEliminarpodría ser mas fácil crear algo nuevo que fuera extraordinario.
al personal que visita la exposición les sobra palabra y les falta silencio.
...ese silencio que puede aparecer cuando, en el espacio, se considera que todo está acabado.
Me impresiona como encuentras temas para tus entradas.
sería difícil que me interesara una instalación de niebla. casi prefiero pasarme por londres y de paso voy a la tate (jijijiji).
Muy cierto, Guille. No se puede rivalizar con lo excelso, se tienen todas las de perder.
EliminarSí, el ruido juega en contra de los visitantes rompiendo la magia. Sin la infinitud ni el silencio, el cosmos no sería cosmos.
Encuentro los temas hilando cabos, siempre me gustó entretejer hechos aislados y fortuitos.
Londres nublado, una gran opción. Claro que si irrumpe un asesino en serie, entonces no vives para contarlo.
Otra solución: El Círculo Polar en día de ventisca. Vi una proyección en tiempo real en pantalla gigante y en diez minutos solo conseguí pillar el vuelo de un pájaro blandiendo las alas, algo así como Sildavia. ^Por silencio que no sea. Ahora que para cuando te invada la niebla... Igual te has dormido (figúrate que solo de contártelo me ha dado por bostezar).
esa es una de mis grandes aficiones; entretejer hechos aislados y fortuitos.
EliminarMucho frío. Me gusta el frío, pero no helarme (se me encojen los cataplines). Es mas fácil acabar muerto en el Circulo Polar que en Londres.... Ya sabes lo que dijo Jack: "Dicen que soy un asesino sanguinario y a finales del siglo XX y principios del XXI lo mío seria casi un chiste".
Y en Londres ahora hasta se come bien.
¿Hablas conmigo y bostezas?
Entre eso y que tus ojos ya tienen dueño me voy dando cuenta que la vida está siendo durísima conmigo.
Los escritores, por lo general, idean de principio a fin. Sobretodo al construir relatos. Personalmente, encuentro mucho más fascinante mezclar situaciones reales con otras más absurdas. Quizás no sean relatos típicos pero a mi el escribirlos me resulta así mucho más entretenido y de eso se trata :) Me alegra que tú también lo veas así, respeto mucho tu criterio.
EliminarMe ha gustado la cita de Jack, tiene toda la razón. Hoy en día no serían considerados crímenes elegantes sino auténticas carnicerías y eso no vende.
Definitivamente, mejor la niebla de Londres, que el Círculo Polar es de lo más saborio. De ahí mis bostezos, no por tu amena charla. Aunque lo de los ojos es innegociable, es imposible aburrirse conversando contigo :)
Me encanta todo lo relacionado con el Universo. Es tan desconocido! Engloba tantos misterios...
ResponderEliminarSer astronauta y vivir una experiencia así debe marcar para toda la vida. Algo único, imposible describir con palabras por muchos detalles que puedas dar. Debe ser algo EXTRAORDINARIO, Mere. Cuán privilegiados son.
Un besote.
Tienes razón, Leo, ver el mundo desde allí arriba ha de ser todo un privilegio. Obviamente, el verdadero L.M.Swigert no viajó mentalmente hasta las Nubes de Oort (me tomé esa pequeña libertad) pero sí que divisó el gran cometa desde el cielo. Un placer inmenso, una estupenda visión. El universo nos invita a su inmensidad y aunque no lleguemos a estar allí siempre podemos mirar hacia arriba :)
EliminarUn besazo