Australia siempre tuvo sus propias reglas. ¿Beber vino? Sí, pero con una oruga dentro... ¿Y eso por qué? Las orugas viven en el tronco de árboles witjuti y kurrajonj pudiendo ser encontradas facilmente ante el indicio de una pequeña montaña de serrín.
Las recogían las mujeres Aborígenes por generaciones comiéndose algunas en crudo durante la recolección. El resto eran asadas lentamente en pleno campo entre cenizas.
Aquellos árboles fueron plantados en su día como forraje para el ganado y las orugas parasitaron su corteza hasta hacerlos morir. De hecho, hace mucho tiempo que podrían haberlas exterminado como si se tratara de una maldita plaga... Pero no ocurrió así: tanto colonos como aborígenes optaron por dejarlas vivir y de tanto en tanto hincarles el diente. ¡Excelente actitud! ¿no crees?
Las mejores orugas proceden de Tooraweenah, lugar tradicionalmente conocido como "The Place of many brown Snakes" (o lugar de muchas serpientes marrones) cerca de Warrumbunfles, en Nueva Gales del Sur. Los troncos huecos de árboles kurrajonj dispersos por los alrededores de un viejo molino dan cobijo desde hace siglos a enormes colonias de larvas tan largas como el dedo corazón de un hombre fornido y con el cuerpo plateado en pliegues a modo de acordeón.
Como todo cazador, Bruce Hentley se vanagloriaba de sus hazañas en bares perdidos de 1 barra y 4 sillas, entre un horizonte infinito de suaves colinas rojas relatando a esos 2 solitarios rancheros que se dejaban ver por ahí al caer la tarde: " cuando salía de caza, solía encontrar más de 500 orugas en un solo tronco".
También contaba lo que pasó aquella vez que pretendieron transportar las orugas en cajas de maderas a bordo de un tren... Al abrir las compuertas del vagón, se escaparon millones de ellas y un empleado de la estación juró no haber visto nada igual en tantos años que llevaba trabajando en el ferrocarril ¡montones de cajas desplazándose solas de aquí para allá!
Por eso ahora las orugas se transportan y venden refrigeradas en lotes de cien para evitar que en un descuido se adueñen de los suelos en almacenes y cocinas.
El sabor de las orugas no es siempre el mismo, varía según el árbol cuya corteza han devorado durante años y maceran los vinos proporcionándoles ese aroma tan singular...
Cuando el Restaurante australiano Rowntrees abrió sus puertas en el año 1983 apostaría por su producto estrella: "The Witjuti Grubs" lo que era un tanto arriesgado... Para conseguir continuo suministro de orugas, optaron por poner un pequeño anuncio en el periódico rural "The Land". Las Witjuti Grubs eran por entonces una curiosidad australiana, más lejana a la realidad que al mito despertando gran curiosidad en un país deseoso de retornar a sus raíces. Y así fue cómo gozó aquel sencillo restaurante de una publicidad inesperada.
Desde entonces Rowntrees aparece en las más reputadas guías gastronómicas como claro exponente de la " Nueva Cuisine Australiana", siendo su chef responsabe de platos únicos cuyo condimento fundamental es la Oruga Witjuti tan genuína de Australia.
Tras experimentar durante décadas, son los creadores de recetas tan originales como "Coolamon Dish of Roasted Witchetty Grubs on Alfalfa Sprouts" (orugas tostadas sobre brotes de alfalfa) así como del famoso "Grubuccino" (crema de orugas servida en vasp o en media taza con un ligero sabor a setas y un sutil aroma a avellanas)
Pero la mejor aportación de Rowntrees a la Nueva cocina australiana es y será el coctail resultante de mezclar triple seco con orugas crujientes previamente secas, horneadas y maceradas en agua de manantial.
Se sirve con hielo picado en una copa de martini... Y voilá!! El Licor de Witjuti, con una oruga flotando dentro de la botella, tuvo su debut en 1995. Huon Hooke, enólogo acreditado escribió sobre él en el Sydney Morning Herald: "el sabor del Vino de Witjuti es algo exquisito entre el fino y el jerez amontillado y provisto además de un grado de dulzura propio de un Oporto Tawny...
Apurando el paladar, saboreando un rato, descubrimos bajo el ámbar ese tan particular regustillo a nuez que no se olvida... Vaya, que aquel vino de extraña procedencia "lo tenía todo" siendo desde entonces producido bajo la marca registrada "The Original Australian Bush Tucker".
Aquella bebida fuera de lo común supuso toda una revolución en el concepto del vino y quedó tan impresionado el empresario australiano Paul Dainti al probarlo que decidió obsequiar con 117 botellas de Bush Tucker a la mítica banda de rock The Rolling Stones durante su legendario "Australian Tour" por las ciudades de Melbourne, Adelaida, Perth y Sindey entre los días 18 y 27 de febrero de 1995.
Si todavía podemos escuchar a unos sesentones Rolling Stones tocando en directo a todo trapo bajo el calor de los focos y ante miles de personas mientras aún surfean en la costa norte de Australia sobre olas ¡de hasta 8 metros! aquellos mismos "jóvenes" que hace una eternidad asistieron a sus multitudinarios conciertos... No sé, pensé, algo se me escapa.
¿Cómo puede ser? ¡Con lo que ha llovido desde entonces! Y entonces se me ocurrió tamaña insensatez: ¿no será que el vino Witjuti es algún tipo de dorado elixir de la juventud?
Y como soñar es gratis, te aseguro que si pillo una botella de Witjuti Bush Tucker la destapo y gritando aquello tan rockero de "Paz, Sexo y Rock & Roll" empuño la botella sin pensarlo 2 veces y me la bebo a morro ¡con oruga y todo! Y dentro de 30 años ¿...?
Ya te contaré si hace efecto o no mi estrambótica poción mágica. Si tengo razón y gracias tan poderoso hechizo estaré muy probablemente a mis ta-renta-y-seis tacos de excursión por el Amazonas o en las playas de Micronesia, más fresca que una lechuga, con un daiquiri de piña bailando el Hula-hula :)
yo quiero ir, lo he mirado unas cuantas veces...
ResponderEliminaren cuanto al licor... sabes esas fascinaciones malsanas que dan grima pero sigues mirando?
Pues sí, seguro que lo pruebo... con asco pero lo hago.
Besos
¿No nos comemos una gamba o un caracol? Pues tragarte una oruga viene a ser lo mismo y encima te ahorras el trajín de pelarla ;-) Cualquier vivencia es grata, si sabemos sacarle el jugo, por absurda que parezca. Gracias, Mrs.S, por revivir la hª y disfrutar de ella tanto como yo.
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