martes, 29 de enero de 2013

YO, yo y mis circunstancias



El 30 de enero fue y será un día como otros. Si bien rebuscando un poco descubrimos que en el trigésimo día del año del calendario gregoriano pasaron muchas, pero qué muchas cosas y tantas que quedan por ocurrir.. Entre ellas:


AYER
- Brasil, año 1500: el navegante Vicente Yáñez Pinzón es el primer europeo que avista la desembocadura del río Amazonas.

- Estado de California, año 1847: la ciudad californiana de Yerba Buena es renombrada como San Francisco.

- Londres, año 1969: en la azotea de Apple Records el grupo de rock The Beatles tocan su último concierto. Fue suspendido por la policía.

- Paris, año 1994: el serbio Péter Lékó se convierte en el gran maestro más joven del mundo de ajedrez.

- Kagoshima, año 1996: El japonés Yuji Hyakutake, astrónomo amateur, descubre el cometa Hyakutake que apareció como un objeto muy brillante en el cielo nocturno y pudo ser visto desde todo el planeta azul. Su período orbital de 72000 años atravesaría los cielos como un preludio del muy esperado Cometa Hale-Bopp que por entonces se aproximaba al Sistema Solar interno ¡Cómo me habría gustado verlo! Y pedir un deseo... al fin de al cabo, aquel día precisamente cumplía treinta años.

Obviamente, se sucedieron otros tantos acontecimientos significativos a lo largo de la historia en aquella fecha... Mea culpa, decidí contaros solo los más bonitos. Por lo general mi memoria opera así, de un modo caprichoso y selectivo.


MAÑANA:

Mañana es mi cumple y ya puestos, me gustaría despertar en Lyon, Glasgow, Munich, Basilea, Praga o Budapest. Pasear por calles desconocidas y observar a la gente. Entrar en tiendas pequeñas del centro, merodear por el mercado... pero no podrá ser. Es día laborable y quizás llueva. No habrá pícnic ni piscina ni piñata (menos mal) ni fiesta sorpresa (qué alivio). Eso sí, desayunaré con las amigas y en casa habrá cena super-rica y me darán algún que otro regalito. De hecho,hasta sé donde los tienen escondidos. Llamadme ingrata, pero mañana tiene que haber algo más. Deseo que sea un día especial. Mañana quiero ser YO, no yo. Deseo brillar.

De modo que me propongo lo siguiente:

1- Me vestiré urbana e informal. Llevaré el pelo suelto, mi vestido de lana gris y azul a rayas y una melena corta sin pretensiones. En fin, una indumentaria de lo más "casual". Por un día me sentiré europea, elegante, artista y segura. Caminaré despacio, sin prisas. Ligera, casi flotando... Con un marcado aire bohemio. Y todos mirarán ¿o no? Poco importa, lo haré por mí, no por ellos.

2- A primera hora de la tarde acudiré al Starbucks Coffee en la Plaza de Neptuno, uno de los locales más cosmopolitas de mi ciudad. Para mí, un lugar mágico sin fronteras ni latitudes. Occidente en estado puro, con aroma a torrefacto. Aquel café será mi escenario, justamente allí comenzará mi actuación. Sin violines, sin palabras. Sin focos, flashes ni actores de reparto. Solo YO, en mi faceta preferida de turista accidental, al margen del mundo, al margen de todo.

3- Entraré en escena, me aproximaré al mostrador. Pediré un "caramel Macchiato descafeinado con caramelo y leche de soja" ¿Por qué? Porque es el que más me gusta, el que me define... el mío. Comparto mi elección con Kathleen Kelly (personaje que protagoniza Meg Ryan) y con varios cientos de miles de cafeteros urbanos como YO. ¿Si tenemos algo en común? Pues claro, al pedir nuestro café somos NOSOTROS. ¿Recuerdas la escena de "Tienes un e-mail" en la que Tom Hanks compra café para llevar en Starbucks? A mí me pasa igual: elijo mi café y entonces soy dueña de MI DESTINO.



SIX DECISIONS FOR JUST ONE CUP OF COFFEE




4- Hay días que andas de puntillas, otros que necesitas pisar fuerte para demostrarte algo. El qué... ¡qué más dá! Y al pedir MI CAFÉ haré al muchacho de la barra partícipe de mis pensamientos: "Soy única, al menos por hoy". A aquel chaval con delantal, poco le importa lo que yo piense. Única o no, pagaré la cuenta como todo hijo de vecino. Nunca sabrá que en ese mágico instante se hallará frente a una Gran Mujer, frente a una diosa, al menos así me veré YO durante la siguiente media hora.


5- Echaré una tímida ojeada. Buscaré una mesa libre con alguna silla, hasta quizás pille un sillón. En cualquier caso me sentaré con mi libro de bolsillo "La femme aux deux sourires" de Maurice Leblanc durante unos veinte minutos. La novela me parece de lo más oportuna, pues yo y YO tienen sonrisas muy pero que MUY distintas. Veinte minutos, tiempo suficiente para que mi perfume con esencia de ámbar, vainilla, sándalo y musgo tibetano inunde mi rincón con una mezcla muy lograda de glamour y sencillez, perfecta para la ocasión. No me marcharé sin dejar rastro.


6- Justo entonces escribiré algo con un pilot azul en el reverso del cartón de mi posa-vasos. No será un teléfono, no busco citas. Tampoco una dirección. Apenas seis palabras: "j'adore la vie quand même".

7- Me levantaré, llevaré mi vaso manchado de pintalabios al mueble de reciclaje, dejando el posa-vasos sobre la mesa... A ver si cae en buenas manos.

8- Al salir de allí me gustaría montarme en un taxi. Elige el color, ¿amarillo o negro?

a- De ser el taxi amarillo, me hallaría en NYC y al joven conductor pakistaní le diría lo siguiente:

"Karim, please. Let´s go to Chelsea Hotel. Carry Bradshaw and I will visit together the best galleries of New York: Gagosian, Barbara Gladstone, Yvon Lmbert, Lelong, Sonnabend... It´ll be cool!"

b- De ser el taxi negro, me encontraría en Londres y un muchacho pelirrojo aguardaría instrucciones:

"Good evenning, Milles. I´d go to 152, Portobello Road. "The travel Bookshop" at the heart of Notting Hill. William Thacker (Hugh Grant) is its owner... He will be there! Well, I guess so."

Seamos realistas. Cuando acceda al exterior de la cafetería pasarán muchos coches pero ninguno será mi taxi, ni amarillo ni negro. De hecho en Madrid, los taxis son blancos y los cojo muy raras veces. Me abotonaré el abrigo y me alejaré de allí semi-dormida, aún levitando. Tras de mí bajará el telón, quedará atrás mi sueño tan hermoso como inconcluso. Poco a poco dejaré de flotar, se disipará el perfume, se derramará un té sobre el posa-vasos que quedará ilegible, se acabará la magia del cuento. Volveré a ser solo yo y nada más que yo en medio de un mar de gente que me arrastrará con la resaca. Atravesaré jardines, hará sol para ser enero. Y escucharé a Melendi, con los cascos puestos.

Aún restarán unas horas antes de que anochezca y lentamente aterrizaré en mi mundo sonriendo, con la certeza de que es maravilloso soñar, casi tanto como permanecer despierto. Que a eso de las 9:45 tras la cena y los regalos ¡¡¡Espabila, Mere, qué sale Eduardo Noriega en el Hormiguero!!! Definitivamente, mucho miércoles para un yo tan pequeño.




viernes, 25 de enero de 2013

Apenas 5 minutos en la vida de un replicante




16 de Octubre, año 2011. Deep Space Industries anuncia a los medios que la minería espacial es inminente. DSI planea enviar una flota de naves autopropulsadas a través del sistema solar en busca de minerales raros en masas inertes. Una vez localizado el cuerpo celeste y comprobado su valor estratégico, se procede a su detonación y el asteroide estalla en pedazos. Detrás de una nube de polvo, aquellos minerales serán interceptados.

"This is the long game, perhaps the longest ever. When the first asteroide is minded, Deep Space will be there, when the first colony is rebuilt, Deep Space will be there. We can have an amazing future. The frontier is coming and our time is now."


Sin duda se trata de un proyecto ambicioso e innovador. De resultar rentable, sería una auténtica revolucíon. Podría cambiar muchas premisas de nuestro viejo mundo, prometiendonos un futuro apasionante... Si, claro ¿pero a qué precio?



5 de mayo, año 2015. Deep Space Industries procede al lanzamiento de la primera "Firefly", nave no tripulada estructurada con componentes CubeSat con un peso aproximado de 25 kilos y un tiempo previsto de expedición que puede oscilar entre 2 y 6 meses. Se trata de una nave de observación, su misión consiste en explorar y localizar el objetivo. Su volúmen no está ideado para la extracción. Su ordenador de abordo se limita a recopilar datos y contrastar información en un viaje sin retorno. Se lleva a cabo y el material recopilado concluye en un informe altamente satisfactorio: Confirmado. La riqueza mineral de nuestro sistema solar es inmensa. Allá afuera hay un filón y DSI lo roza, lo acaricia... Ya casi lo tiene al alcance de la mano. 

23 de junio, año 2017. La nave de transporte DragonFly I ya está construída con una capacidad de carga de 68 kilogramos de rocas minadas. Su meta consiste en la extracción del mineral y conducción de vuelta a la tierra en un tiempo aproximado de 2 años. Estará tripulada por un humanoide entrenado y programado específicamente para ello que será desconectado en cuanto concluya con éxito su cometido por contener conexiones y circuitos clasificados alto-secreto. En la carrera espacial no ha de quedar ningún cabo suelto y un diseño de tan alta tecnología no puede caer en manos de Planetary Resources con James Cameron a la cabeza, también embarcados en este sueño tras poner en órbita con el mismo propósito toda una serie de sofisticados telescopios. En definitiva, el humanoide sabe demasiado. Y cualquier filtración... sería fatal.



"17 de agosto, año 2017. 53º día de travesía a bordo de la nave DragonFly I, cuaderno de Bitácora. Finalizada con éxito la extracción de tulio, neodimio, cerio y gadolinio respectivamente en Amaltea, Calisto y Anímedes. Hasta la fecha solo localizados a pequeña escala en el Mar de China y todos ellos vitales para la producción de energías renovables aptas para el uso ecológico de turbinas de viento y de vehículos no contaminantes."


22 de agosto, año 2017. Reflejada en el panel de control descubro una minúscula placa al dorso de mi cabeza: Y eso lo cambia todo.


"Fecha de caducidad del humanoide: 14 de abril, año 2020. Batería semi-agotada no recargable. Desactivación automática."


Pensé que a mi vuelta me recibirían ¡como un héroe! Debí sospecharlo, de hecho nadie me prometió nada, ni siquiera se habló de mis planes de futuro. Me utilizan como un lavaplatos sin garantía porque no tengo corazón... La arrogancia humana no tiene límites, lo más irónico es que ellos sí tienen, pero de bien poco les sirve.


Ulises, humanoide clase A con capacidad  analítica y provisto de cualidades óptimas para la retroalimentación y programación simultáneas. De apariencia terrícola, su aspecto es impecable. Come, duerme... apenas sonríe. Es un clon, pero no un objeto de usar y tirar. Tras convivir con los humanos durante el periodo de entrenamiento desarrolló toda una suerte de elementales sentimientos. Deseaba amar, ansiaba vivir... pero su tiempo se agota. 


Tras cada jornada de conducción de 36 horas ininterrumpidas, activa el piloto automático y ve la película futurista de Blade Runner tres veces seguidas. Adora a Rachel, la hermosa replicante, protagonizada por Sean Young, cuyos escasos recuerdos incoherentes se limitan a unas cuantas fotografías falsas. Su perfecta niñez no es más que una farsa y su pasado perfecto se desmorona poco a poco...



- Te comprendo, Rachel, no sabes hasta que punto... Si en verdad existieras, te llevaría conmigo y huiríamos de tanta mentira, los dos juntos.


La besa en la pantalla sin saber mucho qué se siente. Sus besos sobre el vidrio son dulces y delicados, pero saben a puro hielo. Lo cierto es que aquella secuencia es la única escena de amor que conoce:


"Rachel mira un retrato en blanco y negro, de esas que significaron tanto y ahora no son nada. Yo duermo. Ella se sienta al piano y acaricia sus teclas con melancolía despidiendose de un pasado que nunca fue suyo, que nunca existió. Se suelta los rizos de la melena. Despierto. Se dirige hacia la puerta, intenta escapar de mi. Sabe quien es y también que no tiene una vida que ofrecerme... La detengo. Hablamos en penumbra. Nos besamos y la llevo lejos. Lejos de un mundo sórdido, lejos de aquel infierno que nos hizo desdichados."


Bromuro de potasio late arrítmicamente por sus venas, disuelto en agua y etanol. Son 5:05 minutos mágicos que su corazón de aleación siente como auténticos y suspira de amor.



"1 de septiembre, año 2017. 98º día de travesía a bordo de la nave DragonFly I, cuaderno de Bitácora. Detectado un océano de diamantes sobre la superficie gaseosa del planeta Urano. La materia rica en carbono se halla en estado líquido sometido a gran presión. Propongo la succión de la masa líquida y posterior depósito en tanques de mayor embergadura. En cuanto finalice la labor comenzará la cuenta atrás, emprenderé el viaje de vuelta a la base."


No está solo, surca el espacio con Rachel y en un beso descubre que no quiere volver. Piensa por un momento:


- ¿Y si abandono? Podría perderme entre las lunas de Nédula, navegar con Rachel alrededor de los Antares y contemplar juntos los destellos de Orión... ¡podría! ¡¡¡podríamos!!!


Su sueño dura poco. El sentido del deber le oprime, él no es un desertor. Fue programado para cumplir una misión y hacer exactamente lo que de él  se espera.


-Si fuera humano, creo que mi respuesta sería: ¡Váyanse al infierno! Pero soy metálico y sé que he de volver a ese maldito mundo donde 5 minutos son una eternidad y una eternidad son 5 minutos.



Ulises completa su labor y emprende el viaje previsto rumbo a la tierra. Pero durante el recorrido se ve accidentalmente inmerso en medio de una ráfaga de meteoritos que esquiva con destreza. Logra salvar la nave con su extraordinaria carga, si bien se ha visto obligado a modificar el rumbo. Intenta retomar sus anteriores coordenadas pero un agujero negro le absorbe conduciéndole, sin control, hasta el otro lado del universo.


- Procedo a comprobar los daños. No saltaron luces de emergencia en el cuadro de mandos, sin embargo he perdido toda conexión con la tierra. Desde este instante vago perdido en medio de la galaxia...

Cierto, tanto Ulises como Rachel no tienen corazón. Ni pasado ni futuro...  Pero sí cuentan con un nuevo presente que les conducirá por azar y sin proponérselo hacia destellos inimaginables.



"BLADE RUNNER" Love Theme, Vangelis.




*Este relato es pura ficción y respeta la  gran trayectoria de Deep Space International tanto en su espíritu de empresa y como en sus líneas de negocio. 

martes, 22 de enero de 2013

Hora punta en el metro


Estación de Callao, línea 5 color verde, pared amarilla. 

"Próximo tren dirección Alameda de Osuna 3 min. Siguiente en 8 min."

Es temprano, la gente se agolpa en el andén. Caras serias, muchas prisas. Hora punta en el metro y encima llueve allá arriba. Marian apoya la espalda contra la pared curva del andén para colocarse mejor el calcetín que se le escurre dentro de las katiuskas. 

- Menudo día me espera, pisando a cada rato con el talón desnudo, con este buruño de lana concentrado en la punta... 


Su postura no puede ser más absurda: el bolso se le escurre por el antebrazo izquierdo no dejándole maniobrar, le estorba tanto que se le cae el calcetín dentro de la bota y ahora no lo puede sacar.

- De mañana y ya haciendo malabarismos... me siento ¡cómo un mono de feria!  Gluup, menos mal que nadie mira. Si no llevara tanto trasto ahí metido... - susurró para sus adentros -tengo que hacer limpieza ¡y ya mismo! Antes de que pierda las llaves entre este mejunje pintalabios y chocolatinas. 

La gabardina a cuadros le cuelga del brazo derecho de acuerdo con un sistema infalible que ideó una vez, para no pasar ni frío ni calor en aquel mundo subterráneo. El pie en alto se le engancha con el collar de nácar que le llega hasta la cadera...


l¡A qué tanto abalorio! - de un tirón va y se rompe  - voy tan coqueta, tan ideal ¿y para qué? Seamos realistas ¿a quién pretendo seducir aquí dentro?

Me temo que no solo lo piensa,. También lo dice, pero en flojito. ¿Qué si está loca? No, tampoco es eso. Es que cuando se pone nerviosa o se cabrea, le da por hablar consigo misma con la certeza de que a esa distancia nadie puede oírle. De hecho  tiene razón, aquel laberinto interminable no es el lugar más propicio para un encuentro fortuíto. Caras serias, muchas prisas. Hora punta en el metro y encima llueve allá arriba.

Un niño que pasa arrastrando una mochila de ruedines le pega tal viaje a la bota vacía que, hasta entonces  en equilibrio, que se tuerce y se tumba. De repente suena Lady Gaga, eso es que le llaman al móvil. Ya, se lo que pìensas...  ¡de locos! 

- Caramba ¡pero si hay cobertura! Será Sofía. A ver si encuentro ese cacharro... ¿dónde lo habré puesto? Es igual, no contesto. Si nos vamos a ver enseguida, lo que sea ya me lo dirá luego.

Con la pierna en alto, Marian más  parece una cigüeña expectante en lo alto de un campanario que una estatua marmórea entre las ruinas de Miconos. Lo segundo sería más propio de una estudiante de filología clásica... pero es lo que hay. Dejémoslo estar,. que no está el horno para bollos. Esta mañana no tuvo tiempo para ponerse las lentillas, lleva esas gafas de concha que aún le dan dolor de cabeza..Y encima este  calor, tantas personas que avanzan en fila india... Se encuentra fatal, aún no ha desayunado. Encima ayer se acostó tarde terminando la traducción.  Siente un leve mareo, suficiente para perder el equilibrio a la pata coja y termin rpor desplomarse en el suelo con todos los bártulos. Hazte a la idea, un número... Por suerte, cada cual va a lo suyo en la gran colmena. Todos andan demasiado atareados para reparar en nuestra abeja. Por fin el cartel luminoso anuncia algo inminente: 

- "El tren va a efectuar su entrada en la estación". 

- ¡Qué alivio! Ahora los demás se subirán al vagón y por fin me dejarán espacio para recomponerme 

Entre que se levanta, sabe que perderá el tren.

- No importa, ahora lo que prima es recogerlo todo. Ya cogeré el siguiente. 

El tren se acerca más y más. Pasos, motores, chirridos... el ruido es inmenso, ensordecedor. Si bien en cuanto entran todos, se hace el silencio y Marian cree escuchar nítidamente una voz que habla tan claro y despacio como si estuviera muy cerca, pero está muy lejos:

"El horror es un impacto, un momento de absoluta ceguera. El horror está desprovisto de toda huella de belleza..." 

La voz dijo algo más, pero con el silvato del tren ella no lo oyó. Está como hechizada. Esas palabras contrastan tanto con el tremendo caos, que despiertan perdidamente su curiosidad... Todo empieza como un juego: dará con esa voz en medio del enjambre, hay algo en ella que le atrae enormemente.

Mira a su alrededor con ansias de descubrir a su interlocutor secreto, pero es demasiado tarde. Nuevas caras igual de serias llegan con  prisas. Hora punta en el metro y encima llueve allá arriba. Si aún se encontraba entre ellos, jamás le encontraría.

Malditos robots, no más que autómatas. Me niego a comportarme así, no quiero ser uno de ellos. 

Marian suspira, la voz marchará con aquel tren cargado hasta los topes.

" …no se daba cuenta en aquella ocasión de que las metáforas son peligrosas. Con las metáforas no se juega. El amor puede surgir de una sola metáfora..."

De nuevo esa voz...

Cómo entona las frases, con ese acento tan dulce. Con ese timbre grave, profundo y pausado... perfecto. Pero ¿y si no es real? Podría ser fruto de mi propio desvarío... ¿O es alguien que me conoce? Cualquiera diría... ¡que me lee el pensamiento! No se como, pero logra penetrar en mi alma... Ay, como sea un vampiro... me muerde ¡y me muero!

El eco trae una carcajada lejana, remota...Se siente frágil e indefensa y sin embargo necesita que esa voz vuelva a hablar. Espera con avidez, dispuesta a saborear  cada palabra... 

- Acepto, sea cuál sea mi destino. No huiré, aspiraré cada palabra ¡las necesito!

En ese instante un chico moreno accede al vagón a la carrera aterrizando en su interior con el équipo de música a tope, a golpe de requetón. Marian sabe que con aquel ritmo machacón, la voz se disipará por completo y le  perderá una vez más. 

El tren se va y el andén queda desierto, casi vacío. Son pocos ahora ¿pero estará entre ellos¿ Lo duda. Por ahí hay una chica rubia con cascos, chaqueta de lana y vaqueros, que algo despeinada y calada hasta los huesos zapatea con el pie y balancea la cabeza al unísono, siguiendo un ritmo invisible que solo ella conoce... Marian la envidia por un momento. Ajena a la lluvia, al tumulto, al paso inexorable de las horas... extraviada en lo más profundo de su burbuja. A su lado, un hombre delgado anda y desanda, camina sobre sus pasos una y otra vez. Parece nervioso, pero no mira el reloj. ¿Se le hace tarde? ¿le esperan en algún sitio? No es eso, lo que pasa es que está deseando fumar y no puede hacerlo ahí dentro. Sostiene algo en la mano, un cigarrillo apagado, que menea constantemente, listo para ser encendido.Al otro lado del andén, una anciana menuda con una bolsa ya histórica ¡de Galerias Preciados! mira aquí y allá con sus ojillos despiertos y desorientados. Devora los paneles de informacion sin ningún éxito. Duda si ir, si volver... igual se ha perdido entre los pasillos. O quizás no sabe ni a dónde va, ni siquiera quien es... Y se sumió en el olvido.

También aguarda sentado un chico alto en un banco del fondo, bajo una enorme valla publicitaria. 

- "Viaja a Praga con Vueling"
- Visitar Praga... ¡cómo me gustaría! 

Aquel chico está tirado, despatarrado sobre el asiento. No se da cuenta pero por poco le pone la zancadilla a la viejecita  que aún anda mariposeando  aferrada a su bolso, que le protege a modo de escudo. El chico lleva una chupa de cuero negro, va mal afeitado y a simple vista parece de lo más pasota. Sin embargo sostiene en la mano un libro de bolsillo amarillento y deformado, arqueado en los bordes. Marian no alcanza a ver la tapa. Así desde lejos, parece un cómic... en fin, una historieta. 

- ¡Ja! A éste le calé hondo. Un Peter Pan inmaduro, que no se toma la vida en serio. 

Por último, más cerca de ella, otro chico erguido, en pie, mucho más elegante. Con pantalones de Hugo Boss y camisa de Armani. Consultaba su agenda sin parar, anotaba cosas. La mira con descaro, con complicidad... y sonríe.

A buen seguro era una voz de hombre, bien podría ser él... el chico trajeado de la sonrisa Profidén. 

- Me pregunto si entre todos esos hombres, habrá quien sea capaz de amar además de sentir... 

"..hacer el amor con una mujer y dormir con una mujer son dos pasiones no solo distintas sino contradictorias. El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer)"

Marian escucha callada, sin pestañear. Ni se atreve a respirar por temor a que el calor de su aliento se lleve sus palabras. Allí permanecerá quieta, extasiada hasta que un goteo continuo y persistente ahoga esa voz que tanto la embriaga.

Marian se concentra en todos aquellos efectos sonoros que se escapan de su mente: pasos, móviles, silvidos, toses... son muchos, demasiados. De repente comprende: aquel tunel no es si no una gran bóveda y el sonido se transmite  de una pared a otra a través del arco pudiendo proceder de cualquier parte de la nave ¡hasta de la otra punta! Y tiene una pista, ese goteo que no cesa... ¡ya habrá tenido que originar un charco!

Inspecciona el suelo ¡y sí! Hay un charco junto el empapelador de esos enormes anuncios del Corte Inglés que se pegan en las paredes. Pues bien, de no ser por él se desplomarían en pedazos. ¿Será él?No, no puede ser. Acaba de llegar y además el líquido derramado no es agua sino pegamento del cubo con cola que se le escurre del rodillo a cada brochazo. Marian se pone en pie para observar cada baldosa, tiene que haber agua en alguna otra parte...

"No es la necesidad, sino la casualidad, la que está llena de encantos. Si el amor debe ser inolvidable, las casualidades deben volar hacia él desde el primer momento, como los pájaros hacia los hombros de San Francisco de Asís" 

- Aquí está de nuevo, hablando de amores y casualidades. Y lo nuestro ¿no es acaso una casualidad?

Ambos juegan al mismo juego, al menos ella lo ve así. Y por eso se atreve a decir en voz baja pegada a la pared sin mirar a nadie:

"Hagamos que esto sea real, estoy decidida a encontrarte" Tú dirás cuándo y cómo... que sea hoy, llévame a alguna parte... 

 Esta vez es su propio móvil el que rompe la magia. Se trata de una de sus amigas, que llama rabiando, de lo más enojada. Ya había telefoneado antes y Marian no contestaba.

-- Soy Sofía ¡¡¡habíamos quedado!!! ¿recuerdas? Te espero en Fuencarral bajo la lluvia  ¡y no llegas! ¿se puede saber dónde te has metido? Estaba preocupada, tú siempre eres tan puntual... pensé que te había pasado algo. 

Marian siente vergüenza, hacer esperar a Sofía en plena calle... ¡y diluviando! Claro que ella le había pegado plantón muchas veces. Sí, más bien ocurría al revés pero aún así no estaba bien ¡Lo prefería mil veces! Marian empieza a pensar que lleva toda la mañana comportándose como una auténtica loca. Llega a dudar si de verdad hay alguien interesado en ella ¡o se lo está inventando! Si habrá volado su invitación por el eco de los túneles o se habrá quedado adherida a las losas rotas... 

Llega el siguiente tren y con él la avalancha y luego el silencio. Al parecer todos los demás viajeros se montan salvo el guaperas trajeado quien, al ver que Marian sigue allí, no duda en avanzar hacia ella  con confianza, pisando fuerte. No titubea, sabe perfectamente lo que le va a decir. 

Oye. ¿me dices la hora, guapa?  - preguntó de repente el yogurín vestido de Armani. Nada, como si tal cosa....

- Sí, claro. Son las 8 y cuarto. 

Hasta ahí, todo de lo más casual. Lo malo es que el clon de Hugh Jackman prosigue con un delicado y sutil plan de seducción:

- ¿Ya está? 
- ¿Cómo qué si ya está? Pues claro. 
- Vamos al grano. Qué noto cómo me miras... tú buscas rollo, nena. 
- Te equivocas. De veras, no es eso. Yo solo...  

El muy capullo, lo echa todo a perder.

- Venga, no te hagas ahora la mosquita muerta, que no tengo todo el día. A ver, a dónde vamos... ¿a tu casa o a la mía?

Y así fue cómo 40 infames palabras, despojaban a nuestro adonis de todo su atractivo.

- Entonces ¿era este imbécil? No sé, hay algo raro en su voz... que no coincide, no puede ser la misma. 

Pues bien, de repente levanta la vista... Y voilâ, ahí está el charco. Y sí,  corresponde a una gotera del techo que gotea sin cesar. Está junto a un banco, justo sobre un anuncio: 

-  Viaja a Praga con Vueling

Y entonces recuerda que esa foto ya la ha visto antes...

- ¿Había alguien allí sentado? Quizás, pero ahora ya no hay nadie.  

Mientras tanto el muchacho alto con la chupa de cuero negra, tras cruzar al otro andén por las escaleras pasa despistado por detrás de Marian, que al mismo tiempo nota como alguien la roza. A la vez una mano enorme se escurre por el bolsillo derecho de su gabardina . 


- Un momento... ¡Me están robando! ¡¡¡¡Al ladrón!!! ¡¡¡Polícía!!! Ha sido el chico de negro ¡qué alguien le alcance! 

El muchacho corre entre la gente y se pierde en el tumulto..

- Al final va a resultar que mi héroe no es más que un delincuente. ¡Un carterista de tres al cuarto!

Rápidamente se echa las manos al bolsillo y comprueba con  alivio que aquel sinvergüenza no ha logrado quitarle el móvil. Y no solo eso, ahí dentro ¡hay algo más, se trata de un libro.

Es una primera edición con tapas blandas de "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera del año 1984. Dentro, entre sus páginas: 2 entradas de cine para ver la película del mismo nombre basada en el libro, una reposición en los Multicines Lumier. Hoy mismo, sesión de mañana, a las 12.30. Fila 7, butacas 11 y 12. Detrás de cada entrada, una palabra: Butaca 11 (reverso): "te". Butaca 12 (reverso) "espero".

- Sofía, lo siento. Nos vemos mañana, hoy me surgió... digamos, un "leve" imprevisto. 
- Cómo puedes hacerme esto, zorra. ¡a mí! 
- Tú me lo has hecho montones de veces. 

Estación de Callao, línea 5 color verde, pared amarilla. "Próximo tren destino Alameda de Osuna: 2 minutos" Es temprano, la gente se agolpa en el andé. Caras serias, muchas prisas. Hora punta en el metro y encima llueve allá arriba... 

Y entre ellos 2 personas, una pareja de desconocidos que pronto viajarán a Praga y aún no lo saben... 

Esa, querido amigo, es otra historia y aún no la he escrito. 

viernes, 18 de enero de 2013

THE MUSIC-POWER




Henry Brown no se comportaba a simple vista como un visionario. De hecho, era un tipo de lo más normal. Trabajaba como dentista en Benton Harbor, una pequeña localidad al norte del lago Michigan y cada tarde se plantaba esa eterna sudadera gris, la misma que le regaló aquella novia que tuvo y paseaba con Candice por la playa,  una hembra de dogo blanca con motas negras. Nada en él invitaba a sospechar que algún día se le encendería la bombilla, le brillarían de aquella forma iridiscente las pupilas ¡cómo imaginarlo! Son esas cosas que pasan sin más y simplemente ocurrió en el momento más inesperado. Desde su ruptura con Katie se encontraba en un estado... digamos "de transición". Levitaba a dos palmos del suelo sin interesarse realmente por nada. Quizás fuera justo por eso, su furia y el coraje seguían latentes... que el 28 de marzo explotó en un alarde de genialidad lúcido, brillante. Sin precedentes.

Todo comenzaría a primeros de los 80 de un modo algo dramático. Martes 28 de marzo, 8:30 p.m. Henry acudía a un concierto de Guns & Roses con su amigo Marvin, un hombre corpulento de mediana edad que regentaba una ferretería cerca del muelle. Tras saltar a un ritmo endiablado puño en alto durante casi 2 horas ininterrumpidas y doce canciones, Marvin estaba irreconocible al borde del éxtasis cuando comenzó a jadear, se agarró el pecho y con los ojos en blanco cayó fulminado a su lado. Sufría un desvanecimiento y a los pocos minutos era atendido en una ambulancia por los servicios de urgencia. Henry le acompañó hasta el hospital del condado mientras se preguntaba el por qué. En circunstancias normales aquel ferretero era un hombre afable, incluso apático. Hablaba bajito, caminaba despacio. Entonces ¿cómo podía ser que su amigo se transformara así? En fan incondicional, en trepidante roquero febril y salvaje. Y para entenderlo y disipar sus dudas de una vez por todas Henry inquirió exactamente eso:

- Marvin, ¿por qué?
- ¿Eh? - sedado, en estado semiconsciente
- ¿Cómo puedes transformarte así, en fan incondicional, en trepidante roquero febril y salvaje?
- ¿Eh?
- Ahí dentro estabas como poseído. No eras tú mismo, tío. 
- ¿Eh?

Dado que Henry no era muy avispado, prosiguió hablando a pesar de que su amigo estaba en off y aquello degeneró en un monólogo. Katie tenía razón, aquel dentista cuando entraba en barrena era un auténtico tostón. Llegados a ese punto, su voz despedía una amplitud de onda grave, sorda y confusa, similar al revoloteo de un moscardón. Eso mismo le explicaba Katie a su amiga Brenda mientras comían tarta de cerezas en un bar de carretera camino de Chicago donde pensaba pasar página y comenzar una nueva vida trabajando en el delfinario:

- Es que llegados a ese punto, su voz despide una amplitud de onda grave, sorda y confusa, similar al revoloteo de un moscardón...

Katie era bióloga, de ahí la comparación. Volviendo a la ambulancia, aquel zumbido se prolongó durante todo el trayecto, ni siquiera la sirena de emergencia logró disiparlo ni por un momento. Henry elucubraba sin parar, desbordaba pensamientos, hasta que Marvin desesperado decidiera hacerse el muerto, de pura extenuación, con la complicidad del enfermero que se hizo cargo de la angustiosa situación. 

- Definitivamente, contigo no encontraré una respuesta coherente -y por fin Henry calló. 

No pararía de darle vueltas, claro que hay gente para todo... Jamás cejaría en su empeño. Pero nuestro dentista no saldría de rositas de su propio come-cocos sin pagar un alto precio y Candice simplemente desapareció. Henry inmediatamente creyó que se trataba de un robo o tal vez de un secuestro, aquel perro era una delicia... pero no.  Quince minutos antes de denunciar su desaparición, una hembra de dogo blanca con motas negras se disponía a atravesar el lago Michigan a nado emprendiendo una hazaña al filo de lo imposible. Con tal de no escuchar aquel eterno ronroneo por más tiempo, el pobre animal sería capaz de cualquier cosa. ¡Ahí estaba justamente la prueba que buscaba sobre la estrecha relación entre el sonido y las reacciones más primarias! si bien Henry, ensimismado en sus cosas, no pareció percatarse y ante la ausencia de Candice no flaqueó y siguió enfrascado en sus averiguaciones:

"Solo con ponerse esa cinta en la cabeza y la camiseta negra Marvin parecía un chaval 20 años más joven. Llegaron los primeros acordes del bajo, luego la guitarra eléctrica y fue entonces que despertó la fiera intrépida que llevaba dentro... ¿qué fenómeno bioquímico desencadena un cambio tan severo?" - tras noches de oscuridad y confusión sobreviviendo a base de tostadas con mantequilla de cacahuete comprendió -"Es el calor de la música, que transforma a la gente. Siempre fue así. De ahí los himnos en los campos de fútbol, el tambor en las marchas militares que incitan al valor incansable, a la audacia en el combate." 

Así fue cómo un odontólogo sentado en un banco frente al lago Michigan descubriría que la melodía manipula hasta el extremo, es capaz de despertar cualquier sentimiento íntimo, pletórico, plácido o violento. Herramienta y arma fatal, generadora de intensas pasiones. Y al parecer hasta la fecha nadie se había dado cuenta de tan extraordinario poder, pues de ser así andaríamos como zombis.

Marvin se recupero del infarto, por suerte todo quedó en un susto. Mientras Henry continuó con sus extravagantes investigaciones hasta comprobar empíricamente que el ascenso en las curvas de adrenalina y endorfina de un asistente a un concierto de Status Quo cantando a grito pelado "Life is life" era sensiblemente superior al nivel de euforia que conlleva la realización del acto sexual o incluso el consumo de drogas y estupefacientes. A partir de ahí y a modo de llamada mesiánica, ambos amigos emprendieron una cruzada para despertar al mundo de la maldita inercia. Sinceramente, se ve que no tenían nada mejor que hacer. De no ser así, a nadie en su sano juicio se le ocurriría acudir a una actuación multitudinaria de los Rolling Stones provisto de sofisticadas máquinas de su invención y vestido como los Ghostbusters. Lo cierto es que en junio de 1983 contactaron con Bob Geldof, vocalista del grupo Pink Floyd y le propusieron organizar un macroconcierto por el tercer mundo. La idea entusiasmó al bueno de Geldof, que para entonces ya andaba comprometido con grandes causas. Solo puso una condición absolutamente inquebrantable. Alzó el dedo y dijo algo así como: 

"One moment, the concert cannot take place on Monday Ok?" 

Y es que ya por entonces se preguntaba incansablemente aquello de "Tell me why i don't like Mondays". El proyecto se llevó a término y culminaría con la celebración del "Live Aid for Africa" de 1985 que cosechó un rotundo éxito. Fue el primero de muchos otros... hasta que años después, desanimados al conocer que gran parte del dinero recaudado para ayudar a África terminó en manos de bandas paramilitares con el que financiarían su nuevo armamento, ambos amigos convinieron reconducir sus esfuerzos a otro objetivo. Según se mire, aún más ambicioso: Crearían ilusión, ganas de vivir. Sin excepciones, a todo el mundo. ¿Cómo? Pues claro, ¡a base de mega-hercios! Recopilarían melodías pensadas para bebes, ancianos, niños, gatos y perros con un buen baño de decibelios. Incluso compondrían una canción clasificada alto secreto dentro del PSFAP "Perfect Song For Alliens Project" lo que no es de extrañar, con esa afición por las siglas tienen al otro lado del charco. Henry intentó que su "perfecta canción para alienígenas" fuera emitida por la sonda espacial "Cassini" en órbita sobre la inmensa superficie del planeta rojo pero una vez desarrollado aparcaron el proyecto por considerarlo una falacia, una utopía, más bien el sueño de un loco. 

Henry murió sin sospechar que en Enero del 2004 la sonda espacial Stardust de la NASA que recogía rastros microscópicos de glicinia de la cola del cometa Wild 2 en las profundidades del sistema solar, tenía como misión adicional emitir su "Perfect Song For Alliens", rescatada de un polvoriento cajón, a 390 millones de kilómetros de la tierra. Sí, hay vida allá afuera y me temo que algún bicho verde, en su defecto azul o rojo de diminutas dimensiones se halla ahora mismo sumido en pleno trance en medio del hiper-espacio desprendiendo algún tipo poco común de flujo radioactivo, brillante y viscoso a ritmo del jazz de Nueva Orleans más auténtico... Al parecer, la trompeta de Louis Amstrong resulta hechicera e irresistible, en torno a una gravedad de 3,711 m/s².



LÁSTIMA, HENRY BROWN NO FUE DEL TODO COMPRENDIDO NI POR SU NOVIA NI POR SU AMIGO NI POR LA CIENCIA NI POR SU PERRO. SIN EMBARGO YO CREÍ EN ÉL Y EN SUS INVESTIGACIONES Y EN CIERTO MODO AVANCÉ Y ME AVENTURÉ MÁS ALLÁ EN BUSCA DE NUEVAS SENSACIONES. SOY AMBICIOSA Y COMO SABÉIS POR EL ANILLO, EL PODER CORROMPE. LA MÚSICA EJERCE UN CONTROL SOBRE LA MENTE TAN EXTRAORDINARIO QUE NI LO IMAGINAS. HOY SERÉ MALVADA, OSADA, PERVERSA... MALDITA. PRETENDO MANIPULARTE, LLEVARTE A MI TERRENO Y ARRASTRARTE CONMIGO AL MUNDO DEL CÓMIC. CON UN CLIC, UN SOLO CLIC, TENDRÁS UNA MAGNÍFICA EXPERIENCIA EXTRASENSORIAL COMO POCAS, UNA MIRADA A OTRA DIMENSIÓN QUE NO TE DEJARÁ INDIFERENTE. DECÍDETE DE UNA VEZ, QUE LOS DEMÁS ESPERAN ¿VIENES? ¿SÍ? PUES ELIGE UN PORTAL Y ENTRA SIN MIEDO.


PORTAL 1: MÚSICA PARA MODERNOS 
Kreayshawn "Go Hard La.La.La" (2012)



PORTAL 2: MÚSICA PARA NOSTÁLGICOS

A-Ha "Take On Me" (1984)



martes, 15 de enero de 2013

Madison Avenue, 9:40 a.m


Jueves, 24 de octubre, a primera hora de la mañana. Suki es una estudiante norteamericana que visita Madrid para asistir a un curso de postgrado. Estudió enfermería en el Mount Carmel College of Nursing de Columbus, Ohio y apenas habla castellano. Ha quedado con su amigo Phil en el Macdonalds de Gran Vía, esquina con Montera, pero aún es pronto y decide entrar en el museo de Telefónica que está justo en frente para hacer tiempo hasta que llegue la hora de su cita. 

Entra en una gran sala, está repleta de teléfonos. Los hay de centralita y automáticos, le parecen antiguallas procedentes de otro planeta.  Uno le llama particularmente la atención, es un modelo de sobremesa con caja de madera y dos campanas, el dial con los números en una rueda y el receptor colgado con un cable trenzado en un costado. Es un modelo belga muy antiguo que guarda un enorme parecido con los que salían en las películas de cine negro. Se acerca, desea tocarlo... justo entonces suena el primer timbrazo, luego el segundo. Se supone que esas terminales están desconectadas pero descuelga el auricular pensando que quizás se trate de un juego interactivo... 

- ¿Oiga?
- ¿Telefonista? Miss Higgins, ¿está usted al otro lado del aparato? Soy Baxter, Richard Baxter, del departamento de adquisiciones. Comuníqueme de inmediato con el despacho de Brian Hughes, en la décima planta. Ya sabe, ese chico tan apuesto, nuestro joven experto en finanzas aquí, en Sharp & Collins.
- Pero...
- ¡Nada de peros! No me traiga el café, esto es más urgente. Necesito hablar con él, no me pase ninguna otra llamada.

Suspira. Aquel tipo habla en inglés con un acento algo petulante y definitivamente neoyorquino. Parece inquieto, más bien aterrado. Tose, fuma demasiado. Cuelga. Uhm, el asa huele a guiski con soda y desprende por los pequeños orificios un humo denso, inconfundible, el típico del Lucky Strike, de los primeros sin filtro.

Suki se halla en estado de shok, no se atreve a mover ni un dedo no vaya a ser que... Oh, no. Un nuevo timbrazo, más estridente acaso.

- Disculpe, señor, no puedo hacer lo que me pide. Si por mi fuera, le aseguro que lo haría, vaya qué sí, pero...
- Por favor, Miss Higgins. Ya sé, a nuestro alrededor todo se desmorona, pero aún soy su jefe y ha de hacer cuánto le diga.
- Es que no está en mi mano, no estoy preparada...
- ¡Cómo que no! ¡pero si lleva en centralita más de siete años! Ha oído rumores, es eso. Pretende marcharse a la competencia... Pues sepa usted que si se confirma el crak de Wall Street, la bancarrota es general y nos hundiremos todos. Póngame inmediatamente con Mr. Hughes ¡¡¡ahora mismo!!!

Se escuchan sirenas de policía, coches de bomberos. Cláxones, frenazos... demasiado revuelo en Madison Avenue. Baxter espera con los pies sobre la mesa, estruja la colilla sobre el cenicero. Se sobresalta ante la presencia de algo sólido que se precipita desde más arriba, lo observa desde la ventana. Un cuerpo se desploma, cae a la calle desde la décima planta. Se trata de Brian Hughes, que se arroja al vacío.

De nuevo un timbrazo. Detrás del auricular, una voz apagada.

- Miss. Higgins, ólvide lo de esa llamada. Ya no será necesario. Ande,
márchese a casa.

Amanece, si bien Manhattan se nubla en sombras. Seran cinco días de penumbra que sumirán en pánico la Gran Manzana.

viernes, 11 de enero de 2013

6 Personajes en busca de Autor



- ¡¡¡PPPPPsssssssssssshhhhhhhhhhuuuuuuuuUUUUUUMMMMMMMMMMM!!!
- ¿Cómo he llegado hasta aquí? Vaya sitio más raaaro... ¿hay alguien?
- ¡Pues claro! Somos muchos, no estás solo. Permítame que me presente: Lady Agatha Stanley, un placer- le tendió la mano, echó de menos los flashes - Haga memoria, quizá oyera hablar de mí en las páginas de sociedad allá por los años 20. Solía acudir a las carreras de Ascot en compañía de mi hermana Megan. Nunca me hizo sombra, yo era más alta que ella. Causaría furor con mi collar de perlas ahumadas y una pamela color crema aquella soleada mañana de mayo del 27...
- Por favor, Señora, que de eso hace ya unas cuantas primaveras ¿no cree? Qué el chico acaba de llegar, no le asuste usted tan pronto... 
- Gundemaro Watts, exijo un trato más afable. Permítame continuar o defraudaré al recién llegado, merece una cordial bienvenida. ¿Por dónde iba? …era temprano, desde primera hora las gradas ya andaban salpicadas por un puñado de sombreros hongos y sombrillas de seda china... cuando sin más, despertó una leve brisa que ondeara mis cabellos con el grácil vuelo de la golondrina. Debía de estar radiante, pues justo entonces me dedicó una sonrisa el joven Henry Coke, 3º conde de Leicester, que se acercaba enfundado en su traje de tweed de corte im-pe-ca-ble, con ese moustache que le daba un aire tan europeo…
- Te enganchó la vieja pirada, muchacho, créeme que lo lamento. Claro que aún podrías salir airoso de esta, yo que tú me echaba una cabezadita. Algo ligero, sin ronquidos. 
- Me ha hecho tal recibimiento, que prefiero no disgustarla.  
- Tú hazme caso, que ella seguirá enfrascada en lo suyo, aún tiene para rato. Falta lo del "champagne aux fraises", aquella foto "sublime" para el Daily Telegraph, ese encuentro "de lo más casual" e inolvidable en las caballerizas... échale veinte minutos. Y aquí el tiempo se hace largo y los días muy oscuros.  
- ¡No me interrumpa! Sus maneras para con una anciana dama distan de las de un caballero. A decir verdad, dejan mucho que desear. Claro, que tampoco es de es extrañar, dada su particular indumentaria. Le recomiendo un sastre en Regent Street donde se hacía los trajes a medida mi primo Sir. Ballantines. Seguirá siendo un palurdo, pero logrará dar el pego durante unos minutos. 
- Por supuesto, milady ¡pero en otra vida! Y usted no se dé tantas ínfulas y déjese de alusiones a su juventud dorada… Resulta grotesco echarse flores, si solo quedan telarañas.
- Mr. Gundemaro, no todos tenemos un pasado poco lustroso, fangoso y tórrido qué sepultar. Algunos llevamos una vida deliciosa y si me apura, ejemplar. Y nos vanagloriamos de ello. Fíjese, que hasta añoro el glamour de aquellos tiempos…
- Todos me llaman Gringo, Gringo Watts. Y sí, soy un trotamundos. Pero ¿qué hay de usted? La hija de un insigne coronel de Lanceros de su graciosa majestad, por más que defendiera heroicamente la frontera de Bengala ¿a quién demonios le importa eso?
- Deduzco pues que nos hallamos al este de la India, frente a las costas del Índico. Ahora que lo dice, ya percibo en el aire un leve aroma a cúrcuma y cardamomo, el frescor del coco verde... Y a mis oídos llega el eco de unos cantos lejanos. 
- ¡Qué alguien le diga al Nuevo de una vez dónde estamos! O empezará a sufrir espejismos y luego el desengaño es peor. 
- A ver, Nuevo, es que sobre un mapa no sabría decirte. Más bien nos encontramos… pues en ninguna parte. Vaya, en ningún lugar determinado ¿entiendes? 
- Yo se lo diré sin rodeos ¡atajo de cobardes! Mere nos tiene cautivos, archivados en la carpeta: RELATOS VIEJOS.
- No entiendo. Todo esto contradice los más elementales principios de la ciencia y la metafísica. Si eso fuera cierto, los pilares sobre los que se asienta el conocimiento ¡se tambalearían!
- No me vengas con dramatismos, que no es para tanto. 
- No me negará que fue un poco brusco. Ahora el pobre, se nos traumatiza. Gundemaro Watts, tiene usted la sensibilidad de un hipopótamo.  
- Oye, chaval, que tampoco hay mucho qué entender. En pocas palabras: Mere nos creó, luego se cansó, no sabía qué hacer con tanto muñequito suelto y nos colocó en la carpeta: RELATOS VIEJOS y ¡ya está! ¿dudas?
- ¡Ahora ya caigo! Claro, estoy sumido en un profundo sueño ¿no? Y a todo esto… ¿los científicos sueñan? Porque llevo siendo científico tan poco tiempo que la verdad, todavía no conozco bien sus funciones vitales…
- Oh, my God! El Nuevo nos viene con una torrija monumental. Habrá que aclararle las ideas. 
- Échate un vistazo de arriba abajo. Esos pies, esas manos... ¿no los ves un tanto inoloros, incoloros? ¡insípidos!
- ¿Insípidos?
- Vaya, que no somos de carne y hueso.
- Entonces ¿qué somos?
- Llámanos como quieras, lo cierto es que vagamos a través de "un universo paralelo". Me sorprendo de mi misma, de mi léxico excelso... 
- A cualquier cosa le llaman universo, el nuestro es más bien escaso y tremendamente incompleto. Si hubiéramos surgido de la mente de George R.R.Martin, ahora estaríamos en boca de todos. Tendríamos Club de fans con frikis, cómics, disfraces y castillos-Lego. Nos harían una peli y hablaría de nosotros el mundo entero. 
- No sé que es peor ¡sus protas no descansan! Marchan de norte a sur muertos de frío, acechados por el dios rojo, los caminantes blancos y el cruel enemigo. Andan a salto de mata del horror, a la pesadilla… quita, quita. Aquello no es el paraíso. 
- Me temo que El Nuevuevoo no es muy aventurero. Tenía pensado agarrarle del pescuezo y llevármelo de expedición... Y usted, Lady Agatha, no está para muchos trotes... 
- No le acompañaré de ninguna de las maneras aunque podría hacerlo, soy una excelente amazona. Pero una señorita de bien viajando sola con alguien como usted... pondría en peligro mi reputación. Además no deseo huir, no nos va tan mal. Por ahora hibernamos como una manada de osos pardos, eso es todo. Esperaré a que ocurra algo más. 
- O sea, los científicos definitivamente hibernamos. No, si tiene su lógica: entonces hibernamos dormidos, soñamos despiertos ¿o es al revés? 
- No te compliques, chaval. No trates de analizarlo todo, que es inútil.
- Lo intentaré. Y entonces eso de hibernar ¿hasta cuándo dura? Digo yo que algún día despertaremos, porque tengo un proyecto en ciernes que requiere toda mi atención. No puedo faltar mucho tiempo. 
- No se sabe, seguiremos así indefinidamente. Tuvimos nuestra oportunidad y se ve que no la aprovechamos. Luego caímos en el olvido y desde entonces aquí estamos. Tal vez nos faltara carisma, algo de luz, quizás sex-appeal… ¡a saber! Me extraña, pues yo siempre fui muy resultona y de lo más completita.  
- De eso nada, toda la culpa es de Mere, se las daba de escritora pero a la hora de la verdad… ná de ná. No supo hacernos brillar como merecíamos.
- Miedo escénico, supongo. Una novela, buf, es un gran trago.  
- ¿Miedo escénico dices? ¡No me vengas con sandeces! Los que nos jugamos el tipo allá afuera somos nosotros, ella no arriesgó nada.  
- Es verdad, igual nos sirve una taza de té, como  nos tira por un balcón ¡y a ella qué más le dá! Somos sus títeres y nos maneja a su antojo.
- Ni eso siquiera, nos aparcó hace años. Es voluble y malcriada, fantaseó con nuestras vidas hasta aburrirse de nosotros. Nos pegó carpetazo, sin importarle nada.
- Sería por falta de tiempo.
- Mentira, tiene todo el tiempo del mundo. Pero un cacao mental…  esa chica vive en las nubes.
- A lo mejor si se centrara un poco...
- ¡Ni por esas! No lo logrará nunca, yo no la veo capaz de escribir algo coherente. Tiene buenas ideas, pero no culminará ninguna. Si lo sabré yo, esto le supera. 
- No ha de ser fácil idear un personaje, mantener el suspense, entrelazar escenas unas con otras. Agotador, supongo. 
- No la defiendas, es una niñata. Una completa inútil. ¡Un pequeño monstruo!
- ¡Pues claro que la defiendo! De no ser por ella ni existiríamos. Nos dio la vida, inventó un mundo para nosotros. Además fui su primer personaje, la conozco desde que era pequeña. Nuestros destinos están unidos, no podría odiarla aunque quisiera.
- ¡Qué vida es esta Marcel, espabila y díselo.
- ¿Qué quieres, Gringo? Otra vez de mal humor. 
- Lady Agatha está conforme ¡con esta vida de mierda!
Bonjours, monsieur dammes, nuestra delicada situación se presta a muy diversas lecturas. La postura de Lady Agatha no es más descabellada  que otras.
- Escucha, listillo, no empieces a divagar. Si lo sé, no te pregunto. ¡Creí que estabas de mi parte!
- De hecho, si contemplamos la coyuntura  desde una óptica costumbrista, me atrevería a afirmar, no sin cierto deleite, que…
- Seamos realistas,  Marcel, ella te privó de tus figuras y tus fotos, te arrebató esos  libros tan valiosos que olían a vainilla, a cuero y a tabaco, que parecían romperse con solo mirarlos. Tu tienda de antigüedades la quemó ¡te despojó de todo lo que tenías!  Después de aquello,  me cuesta creer que seas feliz en este maldito limbo.  
- Te equivocas. Me consta que Mere había trazado macabros planes para mí, tenía pensado acabar conmigo en la página 86, pero por suerte abandonó allá por la 62. Dadas las circunstancias… créeme,  me doy por contento.
- ¡Desalmada! ¡Mala pécora! Cómo se ha estropeado esta chica con los años, de niña era un angelito... Desear fatal destino a un librepensador, a un hombre de letras. Al guardián del arte ¡a un extraordinario mecenas! 
- Hágase cargo, Milady, no la juzgue a la ligera. Por entonces yo me comportaba de un modo ambiguo. La alquimia y las artes oscuras me convirtieron en lo que soy, un ser turbio y siniestro. Me alié con las sombras, invoqué a las fuerzas del mal, abracé el lado oscuro sin temor ni tribulaciones…
Claro, que visto así… Desde luego, no tenías mucho porvenir. En tu caso, este receso sería lo mejor. Pero es que yo cruzaba desiertos a lomos de mi caballo, dormía con las botas puestas  recostado sobre la silla de montar bajo una manta chicana, contemplando la inmensidad del cielo raso… Ella ideó para mí una auténtica aventura. Era Leyenda ¡y mírame ahora! Lo he perdido todo. Créeme, preferiría estar muerto.
- Menuda faena, Mr. Gundemaro. Mere te prometió la luna y luego te privó de ella.
- Adiós a los mares y al campo infinito... Siempre aquí el horizonte de blancos y negros, sin días ni noches ¡y me ahogo! No me quedan fuerzas ni para gritar ¿o sí? ¡¡¡Qué todos me llaman Gringo, Milady!!! Está usted sorda ¿o qué?
- Llevo aquí tan solo un rato y ya añoro la brisa y los colores… Deprime, Gringo. Te entiendo.
- Mirad, hasta me da la razón El Nuevo. Por cierto… ¿y tú de dónde sales?
- Hablaban de grandes hallazgos de astronomía en un blog de ciencia cuando Mere me los adjudicó por la cara y me llamó Norman Hughes. Decidió hacerme físico y desde entonces me hallo inmerso en plena investigación. Cuento con una mente audaz y brillante y planeo un viaje espacial de reconocimiento, de modo que en unos cuantos meses…
- Olvídalo, muchacho, aquí te momificarás como los demás hasta que no recuerdes ni el pasado ni el futuro, ni tu nombre tan siquiera. 
- Detente, Gringo. No mortifiques más al chico. En realidad no tiene por qué  ser así. A lo mejor él tiene más suerte y anda por aquí solo de paso ¿por qué no?
- Lo dudo. Ese proyecto espacial morirá contigo, Norman, en este agujero inmundo.
- ¡Este tío es un aguafiestas! Terminará por hundirnos a todos.
- No es tan mal tipo, de veras. Desvaría, enloquece poco a poco. 
- El Gringo no es más que un lobo viejo y solitario. Ya no es el que era y lo sabe. Añora la luna llena, eso es todo. 
- ¿Pensáis rendiros? ¿precisamente ahora? Pero si traigo buenas noticias, que esto no se ha acabado.
- Para ti es muy fácil decirlo, no llevas anclado una eternidad, aún no te consume el hastío. Siete años sin oler a pólvora, sin tocar una mujer, sin probar una gota de güisqui... Más pronto o más tarde, te quemarás como todos. 
- Os queda una oportunidad, sé lo que me digo. Mere redactaba un archivo con mis datos en Word cuando la escuché al otro lado de la pantalla decirle a Irial algo así como: “Llevaba meses esperando tener una gran idea. Y ahora, sin más ¡encajan todas las piezas!  Retomaré esa aventura donde la dejé. Él es mi héroe, siempre fue él y no puede ser otro”.
- ¿Crees que vendrá a rescatarnos?
- Eso parece, pero no sé ni cuándo ni cómo.
- Entonces, lo que dice El Nuevo ¿es cierto? ¡Saldremos de aquí!
- Sereia das aguas, ahora opinas ¿a cuento de qué? Siempre estás ausente, nunca quieres nada con nadie… ¿a qué viene tanto interés repentino?
- Me alcanzó la marea en la página 93 para terminar por arrastrarme a las profundidades, comprenderás que ande un poco absorta en mis cosas. Además siempre fui algo melancólica – dibuja una sonrisa fría y perfecta - ¿a qué sí, mi Lourenço?
- Desde luego, querida, fue justo ese espíritu acuático y escurridizo lo que me cautivó. Pasan los años y sigues siendo la misma, tan hermosa y a la vez efímera... fugaz, como el primer día…
- Todavía anda éste enamoraó… Pobre hombre ¡qué agonía!
- Desengáñate, Lourenço, a estas alturas esa mujer ya tendría que ser tuya. No malgastes tu aliento. Con ese mechón azul y los ojos húmedos, vidriosos… no es del todo humana. Hay algo en ella opaco y traslúcido que invita a doblegarse y postrarse a sus pies. 
- Ándate con ojo, Nuevo, que Sereia te mira de un modo... Esa bruja quiere algo de tí y no parará hasta conseguirlo. 
No la mires de frente o te hechizará como a ese desgraciaó y hará de ti su esclavo. Si por ella fuera, tendría una cohorte de eunucos postrados a sus pies. Ahí le tienes, con su chaleco abotonado hasta el cuello y las pupilas dilatadas que la buscan sin cesar tras sus diminutos anteojos. Cayó en sus garras y ya no tiene cura.   
- Basta ya, Lourenço, Sereia no será de nadie, ni viva ni muerta. Apártate de ella o te arrastrará hasta el mismísimo infierno ¡só capullo! 
- Déjale en paz. Él me es leal ¿tanto os cuesta entenderlo?
- Maldita víbora, le has asido a tu sombra y te sigue como un ciervo en celo. Juegas con él, para alimentar tu ego. 
- Reconócelo, Grandullón, tú también me deseas y te duele vernos juntos ¿no es eso? – orgullosa, altiva, le observa de soslayo mientras alza la barbilla, como la reina de los mares desdeñaría al pulpo de ocho brazos... dulce y evasiva - Y volviendo al tema que nos ocupa, necesito ser informada pues lo que ocurra en la carpeta: RELATOS VIEJOS también es asunto mío.
- Esta bien, Sereia. Pues esto es lo que hay:  corren rumores acerca de Mere, todo apunta a que vuelve a escribir.
- Bah, son solo habladurías. No os hagáis ilusiones. Todo es cosa del físico despistaó ese, que no se entera de nada. ¿A qué se refiere a los relatos cortos? Pues menuda novedad.
- Qué no, que está vez va más en serio.  Tiene pensado emprender una Gran Aventura y repescar a algunos de sus antiguos personajes.  
- ¡Aventura! ¿Has dicho aventura? Yo soy imprescindible en una Gran Aventura. ¡Si soy su maldito héroe! Esa mujer cierra los ojos y sueña conmigo.
- ¡Serás bravucón! Perro Gringo, no te cansas nunca ¿eh?
- Lo sé, me sacará de aquí. Y aullaré de nuevo ¡Aaaauuuuuhhhh!
- ¡¡¡PPPPPsssssssssssshhhhhhhhhhuuuuuuuuUUUUUUMMMMMMMMMMM!!!
- ¿Oistéis ? ¿qué ha sido eso?
- Ni idea, pero el Gringo estaba alborotado, chillando como un poseso y de repente ¡se esfumó!
- Entonces se trataba de él. Era El Elegido. ¡¡¡Qué suerte tienes, Peazo Cabrón!!!
- ¡¡¡Yuuujuuuuhhh!!! 
- No podía seguir aquí y por eso se marchó el primero.
- Tal vez no sea el único en partir, Mere podría necesitarnos a los demás también…
- Ojalá se nos lleve a todos, bien podría ser. 
- Y volver a encontrarnos con ese Cowboy de medio pelo… ¡ni hablar! Ahora que por fin le pegamos esquinazo... 
- Yo ya estoy mayor. La hija de un insigne coronel de Lanceros de su majestad, por más que defendiera heroicamente la frontera de Bengala… ¿y a quién demonios le importa eso? Gundemaro tenía razón, no soy más que un dinosaurio. 
- ¡¡¡Todos me llaman Gringo, Abuela!!! Ojo, qué vuelvo…
- ¡Qué viene otra vez! Ese, con tal de discutir… Insensato. 
- Vamos, Lady Agatha, no desfallezca ahora. Mere siempre fue una nostálgica, amante de evocar causas perdidas y viejas glorias. No la olvidará, se lo aseguro.
- En todo caso, yo ya estoy muerta. Me perdí entre las aguas, dudo que a estas alturas todavía emerja de ellas.
- Querida Sereia, hoy por hoy todo está patas arriba. El Mundo de la Ficción raya en lo absurdo y una mujer así, no quedará sin leyenda. 
- Gracias, buen Marcel, tiene alma de poeta.
- Y muchos errores que enmendar, ahora que caigo en la cuenta...
- Te juro, Sereia, que si vuelvo a pisar una historia, sea la que sea... Daré contigo, mi amor, removeré cielo y tierra.
- Aaaaaay, Lourenço -suspira- Si yo fuera joven…  es usted un tesoro. Y si se dejara un bigotito a lo Poirot… Aaaaaay, que solo de pensarlo ¡me falta el aire! Qué desfallezco... ¡mis sales! 
- No me diga, Lady Agatha, que a estas alturas sufre mal de amores ¡qué me troncho!
- No, hijo, el romance no es para mí. Eso ya es agua pasada, llovió tanto desde mis tiempos mozos... – duda: pero el vaquero ¿no se había ido ya? - Claro que si de súbito me topara con el joven Henry Coke, 3º conde de Leicester, enfundado en su traje de tweed de corte im-pe-ca-ble, con ese moustache que le daba un aire tan europeo…
- Socooorro, otra vez no. Sería demasiado, no lo soportaría... 
- Por ahora seguimos todos aquí, así que nada de sueños.
- ¿Hay algo que podamos hacer? Me niego a aguardar con los brazos cruzados, ya hemos esperado demasiado. 
- Se acerca nuestro momento. Mere recordará, sabe perfectamente quiénes somos. Nos conoce mejor que nadie.  
- ¿Se acuerda de todos? ¿estás seguro?
- ¡Pues claro! Y nos llamará a gritos en cuánto encuentre una historia digna de ti, de mí y nos regalará un futuro perfecto. Un buen día brotará tu sombra del mar, Sereia.
- Y tú, Marcel, desempolvarás el exquisito vidrio y tus piezas de porcelana como hicieras antaño en tu tienda de tesoros con toldo azul y cortinas de terciopelo.  
- Y Lady Agatha descansará bajo el sol de la Toscana, con la vista en el horizonte sobre los campos de lavanda...
- Eso es justo lo que deseo, sí. Y oler a caléndulas, con un vaso de Chianti en la mano... 
- ¿Y qué pasará con El Nuevo? Es tan mono... 
- El Nuevo atravesará la atmósfera en su nave sideral vestido de grafito y con una escafandra por casco, surcará el infinito. 
- Y yo con él ¡me atrae tanto el vacío! Estoy tan harta de sitios mojados.   
- Ya te dije, Nuevo, que esa arpía te había echado el ojo. Ya sé que está un rato buena, pero tú mismo…
- ¡Este hombre es incorregible. ¿No deseaba escapar? Entonces ¡a qué espera!
- No sabe que hay allá afuera y tiene miedo. 
- ¿Todavía por aquí, Gringo? ¡lárgate de una vez! VIVE. 
- Norman, llévame a Marte, que allí no hay lagos ni ríos y me conviene un cambio de aires.
- Pero Sereia, si te vas al espacio con Norman ¿qué será de nosotros? 
- ¿Nosotros? - ríe - Cariño, nunca hubo un nosotros.
- Y Lourenzo hallará un amor de verdad, terrestre y recíproco. Sin sexo tántrico tal vez, pero más cálido y menos místico.