martes, 20 de enero de 2015

Mere & Co. y el misterioso caso de: "El refresco que sabe a Gloria"






 Un año más me tiro a la piscina. Vuelvo pisando fuerte, por azar. Sencillamente ocurrió, encajaron las piezas. Y es que el destino me ha permitido a día de hoy resolver uno de los mayores misterios de la humanidad, algo que me ha tenido en vilo durante décadas.

Recientemente he tenido la oportunidad de desvelar un misterio "burbujeante" que generó el primer caso de espionaje industrial más sonado de todos los tiempos. Así es y no es para menos. Encierra uno de los los secretos mejor guardados de la sociedad occidental. No me enredaré en tesis peregrinas sobre la extinción del australopitecus, tampoco he dado con la ubicación de civilización perdida alguna. No me enredaré entre misiles ni delegaciones diplomáticas. Va a ser que no, no se trata de eso. Sino de ahondar en los inquietantes orígenes de "La chispa de la vida".

Filosofías, pocas. Pensamientos, los justos para no ahogarme en un vaso de... ¿Aún no lo pillas? En resumidas cuentas, he dado con El Gran secreto: El hurto de una patente que configuró el mundo anglosajón, tal y como lo conocemos. Y con unos protagonistas tan cercanos como inesperados a los que pretendo, aquí y ahora, honrar con estas líneas. Aquí, la menda, sin maquillar, con estos pelos, acaba de desentrañar el lado más oscuro de una bebida de por sí oscura, la Coca-Cola. Acompáñame te mostraré los detalles más siniestros de una investigación de años que hoy culmina. Y de paso, casi que te invito a una copa:



Mere & Co. y el misterioso caso de:  
"El refresco que sabe a Gloria"

RELACIÓN DE LOS HECHOS

La Coca-Cola se elabora a partir de una fórmula secreta en la que figuran esencialmente los siguientes ingredientes: hojas de coca andina, semillas de cola, caramelo, ácido cítrico, vainilla, agua carbónica y zumo de lima.  De ahí, la gran pregunta: ¿quién creo esta secretísima fórmula?

Lo curioso es que esta bebida no surgió en EEUU sino que desciende directamente de un licor español fabricado en la localidad levantina de Aielo de Malferit hace algo más de un siglo. Al parecer, tres amigos del pueblo se asociaron en 1880 para crear una Fábrica de Licores cuyo producto más logrado era el Anís Celestial, fabricado a partir de nuez de cola,  hojas de coca del Perú y esencia de zarzaparrilla. Se llamaban Bautista Aparici, Ricardo Sanz y Enrique Ortiz. Y su producto estrella, el Anís Celestial, les varias medallas y distinciones internacionales.

Si bien, la suerte se volvió en su contra y tras concurrir a un Certamen de Bebidas en Filadelfia corriendo el año 1885 en busca de inversores, tal fue la expectación que causó el Anís Celestial que la competencia local no dudo en copiar de inmediato el refresco que se presentaría en sociedad un año después como invención del farmaceútico de Atlanta, John Pemberton y bajo el nombre inicial de Wine Cola. Así ocurrió, así acontecieron los hechos. Este y no otro fue la gestación y nacimiento oficial de la Coca-Cola, carente de escrúpulos. Sin consideración alguna a esos pioneros, nuestros inventores españoles ni al pobre Papá Noël que sin comerlo "ni beberlo" vio cómo era despojado de su centenaria indumentaria verde para vestir de rojo por los siglos de los siglos. Despojado de su identidad, engordó. Mientras nosotros contemplábamos impotentes como en el ocaso del noveccento el sueño americano se fraguaba a costa de nuestra querida Cola, Cuba, Filipinas y Puerto Rico.


HALLAZGOS

Los sueños nos pertenecen, no se arrebatan. Eso, Señores, se llama jugar sucio y no es mi estilo. Por eso inicié hace algún tiempo una épica búsqueda, pretendía hacerme con una botella de Anís Celestial tal como se envasa actualmente. Años después doy por concluídas mis pesquisas con éxito, al hacerme con un cargamento de botellas de cola levantina:




"La Gloria", Mediterranean Cola.


Alzo mi copa y brindo:

"Por Bautista Aparici, Ricardo Sanz y Enrique Ortiz, 
creadores del primer y genuino refresco de cola... 


... y por todos los emprendedores españoles que a día de hoy
empeñan el alma en pos de su Pequeño Gran Sueño.