Misery no aparece en los mapas, es un pueblo condenado a la arena. No queda oro ni pasto para las reses, hasta el ferrocarril prefirió pasar de largo y arrimarse al desfiladero. No es lugar para echar raíces sino guarida de ladrones, escondite de almas perdidas. Aquí es donde criaturas venidas a menos hacen malabarismos para mantenerse en pie a la espera de un golpe de suerte.
A primera vista, se trata de un día cualquiera, la única calle del Misery permanece desierta e inmóvil salvo por dos potrillos quarter horse que se miran atónitos frente al abrevadero y las notas de una guitarra acústica que flotan en el aire como asidas del mismo cielo. En apariencia, todo permanece en calma aunque la cantina se halle más concurrida que de costumbre. Gringo Watts anda ocioso y lejos de cabalgar de sol a sol envuelto en su guardapolvos, ya va por el tercer whisky. Espera visita y cuando llegue Hogan, no le pillará sobrio. Antaño fueron compinches y hoy ese malnacido viene a rendirle cuentas. Killin’ Time tararea Watts entre trago y trago al compás de esa guitarra invisible que gime con él. Bebe sin ganas, no le queda otra. Cansado de huir, por fin dará la cara y sabe que solo borracho se atreverá a disparar.
🎵You were the first thing
that I thought of
When I thought I drank you
off my mind
When I get lost in the
liquor
You're the only one I find. 🎶
De repente, la guitarra calla sin más dando paso a un silencio tan mordaz como el rojo sol del páramo.
- Venga, Clint, ponme otro whiski – Gringo Watts apoya con rudeza el vaso sobre la barra.
- Que sea el último, Watts, ya has bebido bastante. – le advierte el cantinero condescendiente.
- ¡Si es jugo de regaliz! – escupe -. ¿Acaso te ríes de mí? Soy ranchero, no maestra de escuela.
- Imposible, es Bourbon de primera. Basta de juegos, cowboy y paga antes de que te maten.
- Estúpido irlandés, a mí no me vengas con brebajes. – Gringo estrella el vaso contra el aparador, hoy no está para bromas y menos si provienen de ese almibarado fantoche.
Con el estruendo, Lupe desciende las escaleras en corsé, enaguas y una liga negra prendida del muslo. Gringo Watts nunca la ha visto medio desnuda, si bien la ha soñado cientos de veces. Lupe se dirige al cowboy contoneando las caderas y con un pañuelo de encaje que se saca del escote, le seca el sudor que le resbala por las sienes al tiempo que le clava las pupilas. Para, acto seguido, parapetarse detrás de la barra al lado de su marido. El yanqui la sigue con la mirada, cada paso le duele. Y canturrea entredientes mientras arrastra una cerilla contra la barba y enciende un Malboro light bajo en nicotina.
🎵And if I did the things I
oughta
You still would not be mine
So I'll keep a tight grip on
the bottle
Gettin' loose and killin'
time. 🎶
-
- No bajes así, mujer – alza la voz, socarrón, el tabernero. – Todos te desean y eres solo mía.
- Chicos, pasa algo. Me asomé a la ventana y aunque apenas es media tarde, el sol se puso de un chasquido y de no ser por la lámpara de queroseno estaríamos a oscuras. No cantan las cigarras ni el lobo aulla a la luna perezosa. Además, alguien está haciendo señales de humo desde la colina y hace décadas que deportaron a los navajos - la beldad de Misery suspira y sus senos se inflan como accionados por un resorte -. Huele a muerte y me niego a dejar este mundo sin saber qué hay de interés en Iowa, tan secreto, que nadie quiere decírmelo.
- Ni viviendo cien años lo descubrirías, solo hay polvo y moscas – Watts bromea en alusión al monótono medio oeste – Un día te llevaré a ver el mar, muñeca y subiremos a los rascacielos.
Testigo de su complicidad, a Clint le hierve la sangre. Celoso, desea que Hogan entre de una vez y acribille a Watts ahí mismo. Fue él quien le dio el chibatazo, delató al gringo por mirar a su hembra como a un pastel de zarzaparrilla. Claro que no contaba con que el telegrafista le pondría sobre aviso. Mal hecho, ya ha pagado su indiscreción con el cableado enroscado al cuello a modo de torniquete. Hogan se retrasa y en Misery la puntualidad se lleva a rajatabla. Si toca llover, pues llueve. Si el coyote ha de zamparse una gallina, descuida que lo hará después de las tres y no antes, son las normas. El caos, dentro de un orden. Imprecisiones, las justas. El traidor consulta su selecto reloj de bolsillo y constata que se le paró hace tiempo. Menuda baratija luce, ni que le hubiera tocado en una tómbola. Las manecillas marcan las seis y tres, una hora anodina que coincide con el cese abrupto de los acordes y la conversión del licor en un jarabe dulzón e insípido. Se trata de Ginger Ale, de ahí que hasta tenga burbujas. En plena confusión Gringo busca una caricia en los ojos de Lupe. La encuentra. Se muere por besarla y susurra como poseído.
🎵This killin' time is killin'
me
Drinking myself blind
thinkin' I won't see
That if I cross that line
and they bury me
I just might find I'll be
killin' time for eternity 🎶
-
¡Seréis zoquetes! ¿Aún no os dais cuenta? – emerge del rincón un forastero algo aturdido, anoche la partida de póquer acabó en trifulca y recibió un tremendo gancho de izquierda.
- ¿Qué hace éste todavía aquí? ¿No estaba de paso? - espeta Clint que se remanga amenazante -. Largo, DJ, no quiero tramposos en mi establecimiento.
- Así que ya no soy bien recibido. Tiene gracia que ayer mismo no le hicieras ascos a mi dinero.
- Esfúmate – chista Lupe al viajante -. DJ ya se iba – media entre los dos, intenta ganar tiempo.
- ¡Despertad de una vez! – DJ insiste – A ver, cómo explicároslo… Gringo, intenta recordar. A ver, ¿qué le hiciste a Hogan? Ni idea ¿verdad? Porque solo tienes presente, el resto es una mentira. El tal Hogan, un extraño y vuestra supuesta enemistad, pura pantomima.
- ¿Por qué habríamos de creerte, DJ? Si eres un puto negro. Y además, tramposo.
- Al menos sé qué hago aquí, al principio me pareció divertido. No me trajo un guión de mierda, vine porque quise. Compuse la banda sonora. Yo, ¡qué no soporto el country! Y accedí al cameo por hacer la gracia, para emular a Django desencadenado y jugar un rato a los vaqueros. De renunciar, ahora estaría Lebron atrapado en una taberna de cartón piedra y yo de fiesta en Miami haciendo mushups fumado hasta las orejas. Allá sí que corre el alcohol y no el aguachirri que sirves, mamón. Y olvídate de la chica, eres el feo y el malo juntos. ¿En serio, no sabes cómo va esto? Así funciona, ella se queda con el gringo. Y tú sobras, pendejo.
Por supuesto, nadie cree a DJ. Y Clint, fuera de sí, le cose a balas de fogueo.
- Ah! – DJ agoniza - Seré capullo. – se lamenta después de muerto -. Debí exigir un doble para las escenas de tiroteo – le rematan. – Atentos a mi perfil bueno - se retuerce hasta desfallecer.
Tomo nota, es chungo palmarla en el Salvaje Oeste, el sheriff nunca viene cuando le necesitas y hace un calor de cojones. Y en un cine de barrio improvisado, solo provistos de un proyector Bell&Howell de CinemaScope tan cutre... En efecto, Lupe, huele a muerte. Pues no hay olor más nauseabundo que el que desprende en su combustión la tira de celuloide. A todo esto, ¿dónde estarán los extintores?
¡Seréis zoquetes! ¿Aún no os dais cuenta? – emerge del rincón un forastero algo aturdido, anoche la partida de póquer acabó en trifulca y recibió un tremendo gancho de izquierda.
- ¿Qué hace éste todavía aquí? ¿No estaba de paso? - espeta Clint que se remanga amenazante -. Largo, DJ, no quiero tramposos en mi establecimiento.
- Así que ya no soy bien recibido. Tiene gracia que ayer mismo no le hicieras ascos a mi dinero.
- Esfúmate – chista Lupe al viajante -. DJ ya se iba – media entre los dos, intenta ganar tiempo.
- ¡Despertad de una vez! – DJ insiste – A ver, cómo explicároslo… Gringo, intenta recordar. A ver, ¿qué le hiciste a Hogan? Ni idea ¿verdad? Porque solo tienes presente, el resto es una mentira. El tal Hogan, un extraño y vuestra supuesta enemistad, pura pantomima.
- ¿Por qué habríamos de creerte, DJ? Si eres un puto negro. Y además, tramposo.
- Al menos sé qué hago aquí, al principio me pareció divertido. No me trajo un guión de mierda, vine porque quise. Compuse la banda sonora. Yo, ¡qué no soporto el country! Y accedí al cameo por hacer la gracia, para emular a Django desencadenado y jugar un rato a los vaqueros. De renunciar, ahora estaría Lebron atrapado en una taberna de cartón piedra y yo de fiesta en Miami haciendo mushups fumado hasta las orejas. Allá sí que corre el alcohol y no el aguachirri que sirves, mamón. Y olvídate de la chica, eres el feo y el malo juntos. ¿En serio, no sabes cómo va esto? Así funciona, ella se queda con el gringo. Y tú sobras, pendejo.
Por supuesto, nadie cree a DJ. Y Clint, fuera de sí, le cose a balas de fogueo.
- Ah! – DJ agoniza - Seré capullo. – se lamenta después de muerto -. Debí exigir un doble para las escenas de tiroteo – le rematan. – Atentos a mi perfil bueno - se retuerce hasta desfallecer.
Tomo nota, es chungo palmarla en el Salvaje Oeste, el sheriff nunca viene cuando le necesitas y hace un calor de cojones. Y en un cine de barrio improvisado, solo provistos de un proyector Bell&Howell de CinemaScope tan cutre... En efecto, Lupe, huele a muerte. Pues no hay olor más nauseabundo que el que desprende en su combustión la tira de celuloide. A todo esto, ¿dónde estarán los extintores?
🎵This killin' time is killin'
me
Drinking myself blind
thinkin' I won't see
That if I cross that line
and they bury me
I just might find I'll be
killin' time for eternity. 🎶
* Para Santos, mi padre y el mejor compañero para este gran viaje.