viernes, 21 de diciembre de 2012

Fairytale of your town

Querid@ amig@, estas fechas son tan únicas y personales que no soy quien para describirlas, ni para intentar colorear de blanco tu paisaje. Cada cual las vive lo mejor que sabe. No es lo mío hablar de esperanzas ni sentimientos, de esa extraña mezcla de ilusión-aliento-desazón-nostalgia que justo ahora nos colapsa... demasiado para mí, son palabras mayores. Soy hija de buen maño y con dos hermanos varones comprenderás que a estas alturas del telediario no me dé por arrancar a gorgoritos. Por eso te traigo la que a mi entender es y será la más bella Canción de Navidad, sincera como pocas... Eterna, me temo. Ella hablará por mí, si te parece. 



"Érase una vez una banda que quiso hacer una canción navideña. No iba de nieves ni paseos en trineo, tampoco de sonrisas ni regalos, más bien de la juventud perdida y de tantos sueños por ahí olvidados". De cómo los altibajos son parte del equipaje, de cuánto pesan cuando arrastramos los pies al torcer la esquina... La mejor de las historias, según se mire. Larga, compleja, retorcida y ante todo, muy nuestra. De naufragio y de deriva. 

"FAIRYTALE OF NEW YORK" The Pogues & Kirsty McColl



Me has pillado, soy adicta al pop británico y si me apuras... aún más, al irlandés. El folk de raíces celtas me estremece como pocas cosas y es que las lyrics en inglés me llegan muy hondo sin hacerme daño. A continuación te invito a escuchar conmigo a un Shane Macgohan más íntimo, alma y vocalista del grupo The Pogues, mientras fuma, bebe y charla de la vida, tal cual es. Da igual si no entiendes cada palabra. Déjate llevar por ese ambiente tan jodidamente auténtico que termina por embriagarlo todo. 


"RAINY NIGHT IN SOHO" The Pogues



No me interpretes mal, adoro la Navidad. Pero por más que miro al cielo, no veo ni rastro de esos simpáticos renos y no pienso venderle la moto a nadie. Basta ya de promesas, nada ganaríamos con eso. Así que para levantar esos ánimos y mantener los pies firmes sobre el suelo, te llevo al metro de Nueva York de la mano de un Rod Steward sincero y alentador. Con él descubrirás que en medio de esta absurda rutina donde no somos más que gente pequeña, minúsculas piezas de un torpe engranaje... también a veces confluyen los astros ¡y hasta saltan chispas! Y justo entonces bailaremos tú y yo, no sé ni cómo ni cuándo. 


DOWNTOWN TRAIN, Rod Steward




Con mis mejores deseos. Un abrazo, Mere


viernes, 14 de diciembre de 2012

Upstairs, downstairs



Región de Abusir, a 25 kilómetros al sur de El Cairo, un mar de caliza en medio de la nada...

* downstairs (ocho metros bajo tierra)
- Despertad, princesa. hemos de partir ahora mismo.
- Llegó la hora, Por fin la barca nos conducirá al otro mundo.
- No exactamente. Más bien huímos. pronto estarán aquí, corremos peligro.
- ¿por qué preocuparnos? Qué entren, No estarán mucho tiempo.  por qué exponerse a respirar este aire enrarecido… aquí ya no queda nada de valor, ni oro ni joyas. Los ladrones de tumbas ya arrasaron con todo.
- La pasión por descubrir, alteza, es incontenible. Abrazarán la gloria si dan con nosotros.
- la maldición les detendrá: "la muerte vendrá con alas ligeras sobre quien se atreva a violar esta tumba".
- son científicos, alteza. además, ya nadie se traga esas cosas.
- Sea como fuere, Llevo siglos esperando mi barca ¡y no me marcharé sin ella!
- olvídelo, princesa, la barca no vendrá jamás. deje de soñar despierta.
- confio en el sumo sacerdote ¡me lo prometió en mi lecho de muerte!
- morir en paz, pretendía alentaros en tan doloroso trance
-entonces  ¿me tuvistéis engañada 4000 años? es tan injusto... Mi padre Os haría azotar por esto.
- ¿Injusto? Más lo fue que pereciéramos por vos, princesa. y volvería a hacerlo hoy mismo. creedme que no lo lamento.
- A decir verdad, os reconozco a todos. "Gran justiciero de la casa grande", cuento con vuestra presencia.  "Inspector de los servidores en el palacio", aprecio vuestra compañía. “Maestro supervisor de los escribas” vuestra figura me reconforta. Y me pregunto ¿por qué estáis aquí?
- Os enterraron a vos, mi Señora, con todo vuestro séquito.


* upstairs (en la superficie)
- Dr. Petrus, las columnas de entrada muestran inscripciones jeroglíficas con el nombre de la princesa y sus títulos. Enviaré sus fotos al  ministerio de Antigüedades egipcio.
- Adelante, leo. Irrumpimos en la anticámara de la tumba de la princesa Shert Nebti. ¡Qué esplendor! Jamás se vió algo parecido en estas calladas tierras.
- Se trata de un gran hallazgo, miroslav. Una puerta al mundo antiguo que acaricia lo más sagrado, más allá de lo prohibido.
- mañana al amanecer penetraremos en el receptáculo donde la piedra duerme desde hace cuatro siglos.
- Es un feliz acontecimiento. El mundo nos recordará por esto, señores. romperemos las barreras del tiempo.
- Brindemos pues “por el Instituto checo de egiptología, que financió esta expedición”
- aféitense y vayan desempolvando el traje de los domingos. pronto nos acosará la prensa... somos noticia, amigos.
- Heinz, le noto pensativo. Diría que algo le preocupa. No será por la estatua funeraria de Ka, o la sombra de esa maldición…
- Ni hablar, Miroslav, no soy supersticioso. Manejo mi propio destino y no podrán conmigo un puñado de demonios. No es eso, si no el hecho de encontrar esta tumba…  nace una nueva era. Las sepulturas de Abusir y Saqqara deslumbrarán al mundo  ¿se hacen ustedes cargo?  ¡desvelaremos los secretos de la V dinastía! Habrá un antes y un después, caballeros.
- En efecto, Heinz. Y no fueron las bayonetas de Napoleón ni los tanques de Romel quien pisaran por vez primera estas ruinas… Es el triunfo del arte y la ciencia sobre los férreos brazos del poder.
- catalogaremos meticulosamente cada pieza... ¡No habrá más espolios!
- ¡Ja! – alguien susurrando – eso ya lo veremos…
- por supuesto, Leo, la ciencia ante todo. Nuestra expedición constituirá un hito en medio del caos. 
- Presumo que nos aguardan ahí dentro muchas respuestas. El equipo de rayos x detecta un pasillo que parte del sud-este de la anticámara bifurcándose en cuatro pasadizos que conducen a otras tantas tumbas ¡aquello es un laberinto de momias! Créame, Petrus, esto no es más que el comienzo. Con nuestra excavación el reinado de Dyedkera Isesi dejará de ser un misterio.
- Pues bien, mi querido amigo, no desperdiciemos más alcohol barato ni una sola onza de su entusiasmo.  Ahora reposen, caballeros. Mañana nos espera un duro trabajos de campo.
- Socavaremos la roca, levantaremos el polvo hasta dar con sendas tan oscuras como inimaginables.



Tras un débil chinchineo de vasos de plástico, aquellos hombres vestidos de caqui se dispersan por el campamento decididos a descansar. Cae la noche y allí cada cual se relaja a su manera. Petrus escribe una carta larguísima a su mujer sentado al calor de la fogata, comienza a refrescar. Apenas tiene luz y apoya la cuartilla sobre los prismáticos… por eso las emes le salen tan picudas. por ahí anda Leo matando las horas muertas escuchando a los porteadores egipcios entonar un canto ancestral. Una voz grave, el repiqueteo de un sistro en madera, acompañado con el leve toque de la chirivía de doble caña. Miroslav asciende la duna para saborear allá arriba su último Lucky Strike bajo el cielo negro salpicado de estrellas. Solo por esta vez, hace tiempo que no fuma. la ocasión lo merece, bien lo sabe. mientras Heinz escucha la Aída de Verdi en una tienda de campaña. Su perfil se adivina al otro lado de la lona. permanece allí sentado, horas y horas, mientras deleita su selecto paladar con un Borgoña Pont Leveque del  58, consciente de que no encontrará mejor momento en toda su vida para descorchar un Gran Reserva.  la luna enmudece conforme las arenas avanzan... Será una noche larga, oscura y densa.


* downstairs
- Esa música… me resulta familiar.
- Son muchachos egipcios, mano de obra barata que contratan los europeos por un puñado de piastras.
- Entonces todo sigue igual, por lo que veo
- no nos demoremos más, princesa. Ya están aquí.
- ¡qúe más da! pues qué vengan. luego se irán, como los otros.
- Esta vez no, Sher Nerbti, no se contentarán con tan poco. Profanarán nuestras tumbas y nos fulminará la luz después de 40 siglos. Nos despojarán de las vendas, seremos analizados con lentes y bisturíes….
- Huyamos, alteza ¡o nos revolverán las entrañas!
- El escriba está en lo cierto, mi Señora. Si  nos encuentran no habrá un minuto de paz. Nos despellejarán, no dejarán ni rastro de lo que fuimos.
- esta bien, pero llevaré conmigo mi peine de marfil y los frascos de ungüento.  Aún conservo el cabello y buena parte de mis tejidos blandos… no podría partir sin ellos.
- ¿Aún no lo entendéis? Despertad de una vez, princesa  ¡se acabaron los lujos!
- No lo esperaba de ti, Hamut. ¿osas contrariarme? No olvides mi rango.
- Haría cualquier cosa por vos, Sher Nerbti, soy vuestro siervo.  Y por eso me propongo salvaros de la barbarie.
- Tiene razón el escriba, nuestro camino será tortuoso. Si se quebrara el vidrio o se derramara el aceite, esos vapores con sus olores... ¡nos delatarían!
- Solo Isis merece el placer de mis aromas. mi bálsamo agradará a la diosa madre. Con el primer rayo de sol agasajaremos a la gran maga con la mejor de las ofrendas.
- está bien, Así partiremos seguros gozando de su protección.
- ¿Y cómo pensáis sacarme de aquí?
- Tiene que haber algún modo... 
- Ashid hará de guía. como inspector de los servidores, conoce cada pasadizo. Nos dirigiremos al norte, hacia las tumbas de los pintores de estuco.


* upstairs
en cuanto amanezca el equipo de arqueólogos se internará por un pasillo en un amasijo de recovecos. Las antorchas se apagarán, por la falta de aire viéndose obligados a acceder con lámparas de gas y bombonas de oxígeno. Llegarán hasta el último escondrijo. A su paso se sucederán una maraña de paredes pintadas al fresco y gruesos muros grabados de jeroglíficos. Las arañas vigilarán al puñado de intrusos con la esperanza de... será inútil. Justo al fondo de la galería descubrirán cuatro grandes sarcófagos labrados en caliza. En su interior, no más que unas estatuillas. Por lo demás, están vacíos.

* downstairs
Con el alba unos cuerpos vendados torpes en el andar y cubiertos de arapos atravesarán una puerta en trampantojo con la certeza de que los exploradores aún reparando en ella, no intentarán cruzarla. ¿Cómo pasar a través de un portalón tan solo dibujado? Sería una locura, soñarlo acaso. Pero Isis es grande y su poder inmenso. tanto es así... ¡¡¡qué logro atisvar una barca al otro lado!!! A ver, ¿y por qué no? Es mi historia al fin de al cabo. 

Para Leo, princesa de las arenas 


viernes, 7 de diciembre de 2012

Los colores de Guertha Stein, el retrato inédito de G. Klimt


En medio de la penumbra una mujer se desliza casi volando, toda envuelta en un chal azul, por las frías salas dedicadas a Rubens, Rembrandt, Rafael, Vermeer, Velázquez, Ticiano, Durero,  Bruegel… las recorre con prisas, mantiene con certeza que entre ellos no está. Todo es silencio, por ahí no hay nadie salvo un vigilante que hace su ronda linterna en mano, con los cascos puestos… no raparará en ella, eso seguro. Frau Guertha Stein camina erguida, con su habitual aplomo, expectante… sabe exactamente lo que busca y lo encontrará tarde o temprano.  Cada vez está más cerca, ya huele a lapislázuli y a carmín, ya intuye en las paredes el reflejo de esos dorados inconfundibles...
Por aquellas fechas Viena celebra por todo lo alto el 150 aniversario de su nacimiento y con tal motivo han vuelto a casa algunas de sus obras desde los más recónditos rincones. La baronesa Stein se patea el Museo  Kunsthistorisches de cabo a rabo... nada. Observa por el ventanal  las luces de Maria  Theresien-Platz, quiere ser uno más, perderse  en medio del gentío que atraviesa la plaza pero así, tal cual… no puede.  Sería el hazmerreír, no llegaría a ninguna parte. Culpa de su anonimato, de sus limitaciones al que fuera pintor de moda, ese maldito Klimt… el muy insensato va y se muere allí mismo, frente a ella, dejándola perfilada ¡sólo a medias! Desde entonces jura por lo más sagrado que así pasen 100 años aquel charlatán mujeriego terminará por cumplir su promesa.  Se le pagó por adelantado ¿entonces? Vivo o muerto ¡qué más da! Tendrá que terminar su trabajo. Guertha Stein contempla desde arriba el gran portalón de entrada…  cuenta con atravesarla algún dia, en cuanto recupere su nombre y el color de sus mejillas. Justo entonces, en medio de la escalinata, descubre entre oros y cobrizos el cuadro de "El Beso" con la figura entornada de un hombre abrazando a una mujer ¡que bien podría ser él! en su esquivo autorretrato.

- Herr Klimt, vamos. Manos a la obra, que no tenemos mucho tiempo.
- Ya pasamos por esto, frau Guertha. Otra vez no.
- No es momento para charlas. He esperado tanto…
- Desista, Madame, esta vez no se saldrá con la suya. 
- Mein lieber Freund, no me replique o gritaré y gritaré hasta que estallen las vidrieras y créame, no será un agradable espectáculo.
- Recuerde lo que pasó en el Metropositan… será un rotundo fracaso.
- Simplemente no estaba inspirado, no dió con el color. De no ser por eso, ya resplandecería divina y sería otra vez Yo.
- Pongamos que lo hago de nuevo, resultaría inútil.
- Ahora estamos en Viena y aquí todo será distinto. 
- No saldrá bien y lo sabe. No funcionan así las cosas.
- Mi querido Gustav, ¿es qué no lo comprendes?
- Además ya no soy el que era, no sabría por donde empezar...
- Me niego a quedarme así.
- Además, aunque lo hiciera… Mañana no quedaría nada, se esfumaría.
- Al menos ¡inténtelo! Míreme bien, creo que me lo debe.

Dammen Stein se despoja del chal de cashemire que la cubre, bajo él no hay nada más que un amasijo informe, insípido, descolorido en blancos y negros… su contorno e disipa en el aire igual que un fantasma. El no puede más que contemplar su criatura horrorizado y frente a ella, se queda sin palabras.
La maldición comenzó aquella fatídica tarde del 6 de febrero de 1918 en la que el pintor y su túnica cayeran fulminados en su estudio víctima de una apoplejía ante los ojos estupefactos de todos esos retratos en los que trabajaba simultáneamente. Entre ellos asomaba el rostro de Guertha Stein, apenas trazado en breves azules. En los años 80 coincidirían ambos lienzos en una exposición temporal celebrada en Nueva York. En aquellos días fugaces que compartieran baronesa y artista en el corazón de Manhathan Klimt la pintó incansablemente noche tras noche hasta el amanecer coloreando una y otra vez todos esos espacios en blanco… pero la atadura pervivió y las pinceladas incomparables del genio se borraban cada mañana.


Si bien ya pasó un siglo desde que Gustav Klimt inmortalizara a las más influyentes damas de la aristocracia vienesa, aún su pincel le tiene encadenado:

- Esmérate, Gustav. Haz de mi cuerpo, tu obra maestra. Quiero ser la quintaesencia de la sensualidad.
- Se pintar y dibujar, es cierto, pero ha de brotar la llama. Necesito, frau Guertha,  que brilles para mí.
- Que mi imagen carezca de la agresividad y desesperación de los dibujos de Shiele, del cinismo de Picasso, de la crudeza de Toulouse-Lautrec.

Klimt le acaricia la cara, intenta adivinar una sombra de humanidad en lo queda de ella, adormecida y hierática. Hablan de amor, de oscuros deseos… para avivar esa chispa hace mucho extraviada.

- Que el erotismo de mi boca, la elegancia de mi cuello trascienda el tiempo y las fronteras superando la destreza de Ingress o Matisse… ¡Rompamos moldes juntos! Seré la mujer más deseable.  

Pretende capturar un momento de éxtasis y así rodear esos ojos apagados con un halo de eternidad.  Suda, vuelve a ser él, despierta el genio dormido rociando de frescura a la más bella flor de todos los tiempos.  

- Deja que te mire, Guertha. Solo un segundo... Ya basta, ahora vete. Pasea por Heldenplatz camino de la Burgtor, déjate ver por el Messepalast, coge el tranvía, bebe champagne... ¡vive!
- Ptobaré la Coca- Cola y bailaré ese ritmo endiablado...
- Es tuya la noche pero vuelve con el alba, antes de que amanezca… me temo que desvanecerás con el día perdiéndote en el lienzo para siempre. Comienza la cuenta atrás, mi querida Cenicienta.

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Y así de hermosa quedó nuestra Guerta, solo hasta que con la aurora se desvanezca el añil y el turquesa. Así fue gracias a Klimt, grande entre los más grandes y con el arte y a la ayuda inestimable de Irial que recreó para mí este cuadro imaginario que bien pudo pintar él pero que, tal como lo véis, en realidad no existe.

No creo en el levitar de fantasmas atormentados, sí en el eterno pesar ante la obra inacabada... descanse en paz, Herr Klimt. Dulces sueños, Guertha. 

viernes, 30 de noviembre de 2012

Conversando con Lidia


9 de noviembre
Hola Mere,¿Todo bien? Supongo que sí, solo te escribo cuatro letras para saludarte. Espero que andes animada !!!! Para cualquier cosa, aquí me tienes !!!!!! Besos


12 de noviembre 
Querida Lidia, por aquí estamos bien. Será una semana complicada porque Mr.A se acaba de marchar por trabajo una semana a NYC, contrasta su entusiasmo (llevaba años deseando ir) con nuestras caritas lánguidas. "No man, no car" ¡con huelgas, frío y el cole en el quinto pino! Y quieras que no, también un cierto vacío... Tendremos más lío en casa estos días, pero seguro que pasan pronto y nos trae algún regalito :)
El sábado conseguí un chollo de guitarra acústica nueva a 49 euros y me decidí. Llevaba años soñando con hacerme con una... ¡por fin! La excusa es enseñar a la niña pero ¡la que está como loca por tocar soy yo! Hará unos 18 años que se me descuajeringó la mía en una mudanza y no volví a tocar desde entonces. Estaba un poco oxidadilla y además nunca fuí demasiado buena pero la retomé ayer y lo pasé genial. Se creían en casa que tocaba peor, así que les sorprendí (el listón estaba muy bajo, todo hay que decirlo) y lo mejor de todo, me sentí una cantautora joven y comprometida... La guitarra es morada, preciosa, solo que aún siendo realmente buena, le pusieron publicidad de Hannah Montana (ejem, te dejo, ríete lo que quieras) ¡pero suena genial y con un adhesivo aquí y allá me queda una guitarra de lo +coqueta ;) Como ves, estoy bastante animada ¡jy hasta cantarina! Qué gusto saber que estás ahí, tan pendiente...  Gracias, Lidia, un beso


29 de noviembre, 8:50 a.m 
Allá voy, Lidia, te haré una confesión. Me encanta cocinar y comer y estar en mi casita, pero fregar es algo que me deprime soberanamente. Siempre lo hago con desgana, como si fuera una condena y mira tú por donde ayer encontré en un armario de la cocina una pequeña vaporetta amarilla que me gané con muchos puntos (y algo de pasta) en el supermercado. Ahí estaba muerta de risa desde hace unos 8 años, solo la había usado un par de veces sin cogerle el tranquillo y allí se quedó vegetando... pues ayer la saqué y le dí una oportunidad. Expulsa vapor a todo gas y rocías las cosas con él ¿no? Pues me lo pasé pipa pegándole manguerazos a todo como si fuera un bombero... y cuando apuntaba a las paredes me sentía pintor de un mural inmenso. Ahora se lo que experimentan los grafiteros ¡libertad! y ya es difícil sentir eso cuando limpias la casa... Así que después del descubrimiento de la guitarra de Hannah Montana ¡esto es lo más!
La revolución pacífica llegó a las cocinas y ya no tiene vuelta atrás. A partir de ahora organizaré mi pequeño mundo a mi manera, para nada convencional y entonces disfrutaré mucho más :) Un beso, Mere

29 de noviembre, 10:02 a.m
Que ilusión tu email Mere!!!! A mí me gusta cocinar, hace años hice un curso de cocina de mercado, pero ahora Antonio es quien lleva la casa y la verdad es que cocina muy muy bien jejejejjejejej Lo de la vaporetta todo un hallazgo porqué claro a mí me encanta estar en mi casita cuidando mis pajaritos, mis plantas, mis tonterías, haciendo mis manualidades pero limpiarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr jajajajjajaj de todas formas me gusta tenerlo ordenadito. Aix te imaginas esa vaporetta echando humo a toda pastilla y los bomberos del calendario de Bilbao acudiendo a tu rescate con esos cuerpazos morenos, tostados, tabletas del mejor chocolate, apagándote el fuego y tu derritiendote la vaporetta pasando a segundo término. Las baldosas humeantes. El vapor por ahí a su aire .... y después de que el fuego y el vapor está apagado, una sesión suave de guitarra jejejejejjejejejej un sofá orejero, con una copita de vino blanco, tinto o una copita de cava en mi caso. Una música chill-out de fondo, luz tenue,  que me invita a bailar la danza del vientre (hice tres años de esta danza como principiante) pensando que estamos en Bali, en un hotelito encima del agua, todo colonial, unas flores blancas y rosas, orquídeas salvajes, mirando el horizonte y dejando llover historias en nuestra cabeza.
Tomando un te o un café en compañía y sintiendo que estos momentos son únicos.
Yo hace tienmpo que organizo mi mundo, en mi tiempo libre y en el trabajo. Ayer sin más al mediodía me dió por poner arbolito de Navidad para que el ambiento no fuera tan frío (la gente esta agobiada y desanimada) y me puse una estrella de cartón como peineta y me pasee por todo el despacho danzando y cantando para animar a la gente. Llueve otra historia.
Salí feliz de la oficina, llegué feliz a casa esperando tomarme esa sopita tan estupenda que me hace mi Antonio (que ridiculez "mi" no lo soporto) y pensando en ponerme con las manualidades para que no se me eche el tiempo encima y me haga daño, llegar a tiempo con los regalitos para todas mis blogueras favoritas. Y cuando faltaban quince metros para llegar a casa, una baldosa asesina de la compañia de aguas me esperaba disimulando, puse el pie y se levantó, me desequilibré y me di de bruces, rascadas en las rodillas, la espalda con mal gesto y al apoyarme con mis pequeñas manos que ya estan resentidas de una artrosis heredada me quedé tendida en el suelo. Me puese a llorar, más por el daño moral que por el golpe en si, que de hecho me paralizó por unos instantes. Llegué a casa y lloré más. No pudé trabajar ayer noche. LLueve otra historia.
Querida Mere parece que me haya tomado algo raro esta mañana, pero solo ha sido un café jajajajajjajajaj estará embrujado.
El tiempo pasa deprisa, hay que organizarse y disfrutar. Creo que la madre de Antonio tiene una vaporeta. Se la voy a pedir Soy una envidiosilla, yo quiero atacar a las baldosas y verlas llorar y entonces cuando se piensen que ya he terminado darles un palizón con un trapooooooooooooooooooooooo
Muchos besos. Lídia



29 de noviembre, 11:01 a.m
¡¡Cómo me he reído!!! Hoy si llueven historias es por tí, amiga. Vaya dos: Yo, vaporeta en mano despellejando las paredes... Mientras, tú, luciendo peineta estrellada (a lo Martirio, la cantante) por toda la oficina. Es la única forma que conozco de salir adelante, lanzando chispas al aire que iluminen otros ojos :)
* Oye, lo de los bomberos-vapor-sofaconorejeras-téhumeante-trópico... no tiene desperdicio. Vamos, que no me perdí ni una sílaba. Están los tiempos como para despilfarrar alegrías :D Gracias, Lidia, por este rato.



29 de noviembre, 11:10 a.m
Aprovecha mis locuras y tómate el texto como tuyo o arréglalo como tú solo sabes y haz una entrada de blog. La vaporetta y la baldosa asesinas. Te cedo el copyrisa del texto. jajajjajajajajaj Me alegro que te hayas reído. Yo también he disfrutado. Lidia.


29 de noviembre, 11:31 a.m
Si me encajan las ideas, lo haré. Pensaba en poner trozos de correos tal cual, quitando todo lo personal. Vaya, como si nos carteáramos ¿te parece?

Así fue como a partir de una conversación de lo más intrascendente entre amigas, nos refrescó un buen chorro de optimismo que no dudamos en compartir de un manguerazo con todos vosotros. Con nuestros mejores deseos,  Lidia y yo.


viernes, 23 de noviembre de 2012

LloviendoCosas



Durante la madrugada del 3 de Mayo de 2008 el huracán Nargis hizo de las suyas a su paso por Birmania. Arrasó el delta del Irrawaddy, a las afueras de Yangón, con la furia de un ciclón trópical fuerza 5 inundando los arrozales.  Algo más al este  en el estado de Shan, la tromba de agua no lograría sepultar en el fango los campos de amapolas de Mong-La  que salpican de malvas las laderas montañosas del Triángulo dorado. En cambio el azote del viento fue mordaz llevándose con su ráfaga todo un descomunal manto de flores que flotaría ingrávido, cual alfombra persa, hasta perderse levitando por el horizonte.
Ya en Bangkok la vida seguía su curso,  ajena la gran urbe a las coléricas tormentas del norte... si bien aquella noche sería única. Se avecinaba una brisa perfumada que con el alba cubriría la ciudad de enormes pétalos morados y azules. Una imagen tan hermosa como espeluznante.  A simple vista, una bendición del cielo… cómo sospechar que aquel hechizo, conforme avanzase el día, traería consigo el más absoluto infierno.




Pasaban las horas, el júbilo y buen humor se adueñaban del asfalto. Pero esos gritos a destiempo, tantas carcajadas desmedidas... hablamos de un pueblo oriental, cordial y comedido, que de la noche a la mañana ¿estalla en sonrisas? La ciudad entera subida de tono… había algo de inusual en todo aquello. Y es que Bangkok despertaba hecha una colmena de abejas borrachas que atestaban de bicis y cabecitas las calles... nada que temer a simple vista, al parecer todo iba viento en popa. De hecho, poco afectaría el mar de flores a aquella amalgama de gente sencilla que pasarían un gran día entre efluvios de colores.
Sin embargo, en la torre Baiyoke, el edificio más alto de Bangkok, las horas transcurrirían bien distintas. El rascacielos consta de 84 pisos… Allá arriba el aire era extraordinariamente cálido y más denso que de costumbre y sería entre ese aire enrarecido donde un grupo privilegiado y selecto, la flor de pitiminí, la creme de la creme, experimentaría súbitamente una falta de inhibición absoluta. En definitiva, los guapos y ricos se volvieron locos a 310 metros de altura.
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¡Alto! No sé, pero te noto un tanto escéptico... Allá tú, pero que sepas que otros temporales causaron si cabe mayores estragos. Ya Giordano Vittore durante los locos años 20 logró recopilar desde su austera celda en el monasterio de Módena unos 60 mil recortes de periódico que hacían mención a extrañas precipitaciones. El monje franciscano  llegaría a registrar el desplome material de cruces, monedas, antiguos sellos chinos, ranas, serpientes, lagartijas, insectos, algodón, sangre,  variopintos ungüentos  y aceites pringosos que superarían con creces las Plagas de Egipto. ¿Acaso se trataba de un castigo divino?  Ni remotamente. Desde que el hombre es hombre invoca a los dioses suplicando un fantástico chorreo de lluvias torrenciales. Tanto cantar y con el papeleo se acumulaban las peticiones... no podía acabar de otra forma. Y te preguntarás ¿por qué no solo caen gotas en vez de tanto bicho? Verás, es que algunos desentonan y si el mensaje no es nítido obviamente se distorsiona. No sé de que te extraña, te creía más familiarizado con este tipo de fenómenos. Total, ya en la peli “Los dioses deben estar locos” llovían Coca-Colas sobre las áridas llanuras de Botswana ¿no? Mira por donde, te pareció fenómeno. ¿Y acaso no cantaste con Juan Luis Guerra, dale que te pego, para que lloviera café? Venga ya, que lo hicimos todos. Y también montamos piña con Chere ante su profética visión de magníficos tiarrones cayendo del cielo como limones... Hallelujah, It´s raining men!! Vamos, que si me apuras aún lo estoy oyendo. Así es, todo pasa factura, amigo. Y si aquello era ficción espera a ver lo que ocurrió mientras la humanidad brincaba desgañitada en torno a una hoguera enseñando el ombligo.




En los últimos pisos del coloso tailandés se alza orgulloso el Baiyoke Sky Hotel, arriba del todo abrieron un exquisito restaurante y un bar panorámico. En los días claros contemplas a tus pies cómo repiquetean intermitentes las luces mientras brindas con peppermint sobre cientos de tejados. En esa tesitura andaban acaramelados Harry y Beth, de Ohio, celebrando sus bodas de plata cuando todo a su alrededor se cubrió de neblina y de súbito, sin razón aparente, comenzaron a tirarse literalmente los platos a la cabeza. Nadie repararía en ellos, enfrascados en su lucha doméstica, pues todos los allí presentes se hallaban, presos de ansiedad, sumergidos de lleno en su particular ataque de histeria. El audaz empresario Shi-Huan (quien transformaría en apenas 2 años una fabrica humeante de bastones  con empuñadura de marfil en un taller artesanal líder en la construcción de flautas traveseras) perseguía cargando con un coco a Pearl, una  linda camarera, para invitarla perdido de amor a un cóctel de frutas bajo las estrellas ¡cuando en aquella penumbra no brillaban ni las bombillas! Poco importa, pues “a esas alturas” ya cada cual en el salón alucinaba a su manera. Entre tanto, Beatrice, una bretona exuberante (que bien podía rondar los 90 kilos) se subía aparatosamente a una mesa redonda para diez comensales dispuesta a arrancarse a pleno pulmón con la bella “Doretta” de La Rondine de Puccini  convencida de que su público le aclamaba en tremendos vítores.  




A su vez Jao-Min, hábil comerciante en telas de batik y sedas, fumaba un habano en la terraza a escondidas de su mujer cuando con el humo se le empañaron las lentes creyendo distinguir entre las copiosas partículas que manchaban el cielo un lindo estornino metálico de lo más común. Extendió las manos, ansiaba tocarlo… justo entonces descubrió tras él cientos, no, miles de pajaritos con plumas grises estridentes bañando de graznidos el aire infinito. Ante semejante escuadrón, huiría despavorido hasta chocarse con Pearl, nuestra grácil camarera, que para entonces chillaba cual gaviota como una descosida. No olvidemos a la pequeña Liu-Yahn  que andaba con la Playstation matando seres azules bajo la luna de Pandora (con ávidos ojos de gata y provista de una sonrisa peliaguda) cuando se percata de que está sola encerrada en el baño… al no conseguir salir entra inevitablemente en barrena liándose a cabezazos contra la puerta hasta perder, sin más, el conocimiento. Hágamonos cargo, el caos va en aumento y el joven Wally, que por descontado ya apuntaba maneras, arremete de un salto contra la barra de cedro haciéndose el dueño y señor del bar más surtido del universo. Bebía ginebra a morro mientras se atiborraba de cacahuetes... cuando por azar se observó los rizos en un espejo inmenso que crecía en la pared, justo detrás de una fila de botellas. Sin duda es él y apenas se reconoce ante la grotesca visión de una cara que se alarga como plastilina, con esos ojos saltones que le miran desafiantes sin dar crédito a lo que ven…  Wally quedose ahí,  absorto, sin palabras. Entonces esa boca deforme emerge con aspereza e increpa en voz ecuánime: “eReS  CHuSMa, No VaLeS  NaDa. ErEs chUsmA, nO vAlEs nAdA, ERES CHUSMA, NO VALES NADA” así hasta que ¡¡Aaaaaaaaaaah!!! El muchacho soltó un gemido atronador, algo así como el Grito de Munch elevado en siete octavas, que por fortuna para nuestra diva, todavía en el preludio ¡haría estallar las vidrieras! Pobre Wally, inmerso en su pesadilla no pudo más que correr horrorizado entre las mesas para terminar aterrizando ante el improvisado escenario de Doña Opereta que llegados a este a este punto vibraba de pasión en pleno delirio melódico acompañada de una fantástica orquesta de cristales rotos.




No te exagero, a decir verdad cosas más raras se han visto. Y lo más inverosímil estaba aún por llegar:
Una tarde de 1956 al salir de clase los alumnos de la escuela pública de Hanham en los suburbios de Bristol fueron sorprendidos por una lluvia de monedas de 1 penique lo que convirtió el colegio en una gran fiesta. En julio de 1961, los trabajadores que reparaban un tejado en Shreveport, Louisiana, optaron por refugiarse de la intemperie ante la inminente llegada de una nube plomiza cargada de melocotones.
Así es, los tiempos cambian, por lo que no es de extrañar  que en agosto de 1969 cayeran miles de pelotas de golf desde los cielos de Jacksonville coincidiendo con el paso del  huracán Camille que venía asolando las costas del norte de Florida. Ni tampoco debería sorprendernos que en abril de 1985 cuando los habitantes de Keokuk recibieran con horror una estruendosa lluvia de latas de soda sin abrir que se estrellaban, cual granadas de mano, contra las aceras tras el paso de un tornado algo más al sur que apenas unas horas antes asolara Moberly durante un macro-concierto al aire libre.




Y es que los hermosos y evocadores campos de amapolas de Mong-La que cultiva la etnia Shan, son las más bellas Plantaciones de Opio inimaginables. Cuesta creer que esos tapices de ensueño se desvanezcan con el humo en los fumadero del barrio chino o terminen embolsados en polvo blanco de heroína.
Así fue como suspendida en una corriente cálida de aire ascendió hasta cifras exorbitadas la concentración de opio en torno a la torre más alta de Bangkok  afectando fatalmente al sistema nervioso de toda aquella gente. Por suerte no hubo víctimas. Nadie se batió en duelo, nadie se arrojó al vacío tan solo precipitándose en caída libre un piano colonial de 600 kilos hacia abajo todo recto, sin extravíos, hasta estrellarse entre un amasijo de acordes sobre los cubos de basura en una terraza interior al tiempo que culminaba su solo nuestra espléndida Soprano sudorosa, extenuada, dejándose el alma en cada soplo.
Pasado el umbral de euforia, todos aquellos pirados terminarían durmiendo acurrucados por las esquinas vencidos de agotamiento por el subidón de adrenalina. Aún vagaba alguno todavía flipando con cara de besugo y en la cara pintada esa sonrisa absurda… pronto amanecerían con un fantástico dolor de cabeza tras soñar despiertos galopando a rienda suelta.



He de admitir que en algo me equivoqué. No en lo verosímil de esta aciaga historia sino a propósito de Shi-Huan...

... volvemos con Shi-Huan, un visionario en toda regla. Aún en la neblina tenía sobradas razones para invitar a Pearl a contemplar el brillo de los astros pues atravesaba las sombras una estrella fugaz que no era otra si no Beatrice. Nadie lo diría, pues tras su magnífica puesta en escena ahora descansaba desmelenada la artista cabeza abajo. Pero lo cierto es que aquella bretona, que se afanaba a diario por vender cremalleras en una mercería, venía de interpretar exultante la más bella “Doretta” de La Rondine de todos los tiempos. Y ahí despertó él, tendido sobre un mantel con la pierna retorcida entre una bota roja y un bolso de mano. Todavía solo, pero extasiado dándole pequeños sorbos a la leche de coco... aún se deleita con esa efímera luz morada y azul que se niega a desvanecer llevándole en los últimos coletazos de su desvarío a la tierra de Valhalla, con las valquirias.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Manual a seguir si Tu Musa te atormenta



Asistí a la subasta organizada por la Casa Sotheby´s en el 1334 de York Avenue  con un solo propósito:  Me fuera adjudicado el Lote nº 12 bautizado con las siglas NO8183 correspondiente a un bureau del siglo XVI repujado en Flandes que tras un sin fin de avatares acompañara al negrego John Hawkins a bordo de su camarote durante una de sus travesías. En su refugio de la Isla Tortuga apuntaba los pequeños detalles de sus cacerías desde Cabo Blanco hasta el de Buena Esperanza y el diario racionamiento de víveres entre los hombres encadenados, víctimas del escorbuto... debí de comprender justo entonces que aquel vejestorio estaba maldito. 
Lo ví por 1ª vez durante un cóctel en una mansión al oeste de Palm Beach propiedad del roquero, Harry no se qué apodado "el Tiburón", sus letras eran oscuras y asesinas. A su lado parecían unos corderos, los chicos de Guns & Roses. Solo verla me fascinó, su mero roce me electrizaba pues inmediatamente supe que aquella antigualla era algo más que una pieza pulida en madera noble, que si me hacía con ella me cambiaría la vida para siempre. 



Fui perspicaz, adiviné esa oscura energía que latía entre sus vetas grises, dotadas de un poder descomunal y salvaje. Sentado frente al secreter por fin me vería capaz de superar mi profunda crisis existencial, recobrando la inspiración y tal vez, solo tal vez... volvería a escribir por vocación. 
2 semanas después entraba envuelta en mantas, sobre una carretilla en el ascensor de mi apartamento  tan preciosa mercancía. Tuve que pujar fuerte hasta conseguir que fuera mía por un precio de remate exorbitado... En cualquier caso, me salí con la mía y ahora tenía mi ansiada joya en medio del salón, la colocaría frente a la ventana para iluminar mi novela con la luz del mediodía. 
Tal como esperaba, solo desprender el embalaje, comenzaron a brotarme las ideas... osadas, geniales, desordenadas, fluyendo en cascada con absoluta virulencia...


Un hombre y una mujer caminan por los pasillos del metro a la altura de la calle 43, retumban los pasos de trevor mientras los tacones de Jessi resuenan como martillazos cada vez que los clava en el suelo. Se asoma el tren por el tunel de la estación y los dos corren hasta atraparlo por los pelos. ambos aterrizan en el mismo vagón divertidos, Chocan sus manos, lo celebran con júbilo. no es para menos, el próximo comboy no pasará hasta dentro de 15 minutos. Tambaleándose en medio del traqueteo se acomodan en sendos asientos, Él se lía un pitillo despacio, con la destreza de un cowboy a medianoche. Ella le observa, expectante. mascando chicle. Se pregunta si se atreverá a encenderlo… Se muerde el labio inferior, a sus tiernos quince años le atrae lo prohibido.  ...Por fin despierto con el contacto del papel que un día fue madera virgen,  vuelvo al mundo con el poder que años ha me fue otorgado por la madre tierra, señora de verdes y  azules infinitos. El hacha no pudo conmigo y despojado de mis raíces la rabia me consume. Hechicé  flautas con melodías sagradas,  forjé la vara retorcida de aquel mago cruel,  cobijé almas perdidas en sus sepulcros, con el ocaso profané sus tumbas… maldije a los hombres necios que destruyen cuanto aman sin sentir pena alguna. 



Desconcertante. Entonces...¿qué está ocurriendo? Al parecer todo iba bien, se me agolpaban las escenas a cual más audaz y brillante. Me hallaba pletórico enfrascado en la historia de Trevor y Jessi, típicamente neoyorquina, empujado sin freno por las Musas hacia la maestría... cuando el rotulador se rebeló contra mí, esquivando mi cerebro ¡escribiendo por si solo! Convulsioné, entré en trance con los ojos en blanco, como poseído... Ese no era yo. Una extraña fuerza se había adueñado de mi voluntad, convirtiéndome en su marioneta. Se me acartonó la piel de un tono apagado y desvaído… como un fantasma casi traslúcido. Era la savia del sauco que me nublaba la conciencia cual cristal letal de una droga sintética. .  
Deliraba anotando frases inconexas hasta que entre una serie de espasmos nerviosos conseguí alcanzar la regadera. Me gustan las flores, sobretodo las violetas. Me la derramé por encima, solo así conseguí despejarme un poco. 

...trevor le hace a la chica una mueca mientras se coloca el cigarrillo detrás de la oreja. No, no fumará hasta después, reserva el tabaco para cuando llegue a casa y se asome después de cenar a la escalera de incendios con la gorra del revés y los cascos puestos. le gusta contemplar la bahía tratando de adivinar los mercantes, el perfil desdibujado de sus chimeneas, esos contenedores chinos apilados sobre cubierta como un montón de piezas lego...


El escritorio, furioso, tambaleó la mesa hasta que forzado a garabatear abandoné momentáneamente la escritura. Llegada la hora, la criatura oscura que rondaba las tablas de mi escritorio no claudicaría sin pronunciar su alegato por una estúpida novelucha de amor esbozada en dos brochazos. Fue entonces que cobró vida un abre-cartas que rasgaría el propio leño en astillas incidiendo como haría un punzón con saña.  

Maldito hijo de Perra, serás hortera... me aburres con tanta risita facil y lo que es peor... me haces perder el tiempo. Tengo una sagrada misión que cumplir y tú,  débil criatura de exiguas mandívulas y escaso pelaje, precisamente tú, me supones un estorbo. ...jessi se soltó el pelo a lo hilda, se deshizo de los zapatos y bailó para él con las medias rotas restregando su cuerpo contra la barra. llevaba el rimmel corrido y un mechón rosa le cruzaba la cara. compartían vagón con un paquistaní que hacía cuentas a lápiz en una pequeña libreta junto a una limpiadora, aún con la bata puesta, que mirándose al espejo se depilaba las cejas... esto es nueva york, la gran manzana, la fastuosa colmena. aquí cada uno es libre de hacer lo que quiera, no reparan en tí, no te observan. ninguno te conoce a fin de cuentas y a nadie le importas un carajo...

¡detente, descerebrado! juro que si escribes una palabra más serás condenado a vagar entre  sangre y pólvora, en medio de la peste por siglos y siglos.



Miré hacia todas partes, definitivamente esa voz grave y cadavérica se dirigía a mí, no era la televisión. Y aquella charla espectral me venía desbordando... pero Sommers, mi editor, había sido tajante: me exigía la entrega en mano de un tocho de al menos 423 páginas para el 6 de diciembre. Cegado por la presión decidí seguir adelante, solo que esta vez lo haría sin letras, en mensaje encriptado:  12978 3685 90 3 789993 8939 22 873 6789 7093119 884937 67 9234 4582 8 64 7829 8363 22 90028776 802276 951125 00 86244 812905 82 7791 698258852 000 7712123 9800001 22 587 9985222 595113 4490 22 3807 33499865 001 2398 17 8864 099 015 23448… ..."ya se desprendió la flor del sauco con la ultíma luna de la cosecha… por eso invoco aquí y ahora a aquellas bestias que una vez ahogó el diluvio sin que un dios se apiadara de ellas.  Serpiente nocturna que vuelas como el murciélago ¡despliega tus alas! sobre las selvas de Tasmania… zorro chino de tres colas, inclínate ante la osa mayor ¡y libérate del yugo de la muerte! Sleipnir escandinavo, equino de 8 patas ¡vuela sobre nubes y océanos! Avestruz de abisinia con tres corazones ¡corre como una centella levantando la arena del desierto!"




"milenarias quimeras oscuras, mirabilias que el fraile amanuense perpetuó en oro sobre piel curtida, lleváis dormidas demasiado tiempo en el margen del manuscrito,  sobre el relieve de un pórtico, en el capitel de la columna,  en las vidrieras laterales, en las cornisas de los tejados como gárgolas en piedra… ¡despertad! dragón escarlata que rodeas el sol, dragón de plata que duermes tras las montañas de la luna...emerged de las tinieblas ¡y alzaos! Llegó vuestra hora".

Llegados a este punto, aunque era un pobre diablo, no estaba dispuesto a claudicar... Seamos honestos, carecía de talento y ese escritorio mágico era mi única oportunidad. No creía en mitos ni leyendas, ni me asustaba un pedazo de tronco deslucido, de modo que seguí con la historia en clave, anotando series de números en lenguaje codificado: 294328476 8764 098i 34232 778 2 984 998225 77 412112843 44 98900 hasta qué  pobre mentecato, serás mal nacido… no escribas ni una cifra más o bañaré tu alma en cenizas y desolación hasta el fin de los días.



Vale, pues entonces nada de números. No importa, idearía otro plan para esquivar el problema. Escribiría en colores, podía hacerlo, acudiendo a una extensa gama en tonos cálidos sutil y atrevida: ** **** **** *** ***** ***** ** *** ** *** *** *** **** * *** *** *** *** ***** ** ***** *** **** *** * **** ** *** ** ****** **** *** ***** ** * **** *** **** *** ** ** * *** *** *** ** **** *** * **** **** *** *** *... Basta ya, mendrugo. el chico fuma, la chica baila... un poco manido ¿no? diminuto mamífero de largo cuello y cortas patas... me pregunto cómo tan ridículo espegímen pudo sobrevivir a las glaciaciones... sea como fuere ¡apártate de mi camino! y permite que de una vez triunfen las tinieblas. "Renace, oh, fénix, señor de los grandes ciclos del tiempo. pájaro del sol con alas de fuego. Ave de asiria, arabia y del bendito Ganges. Mueve tus plumas iridiscentes y dirígete hacia el mar, vuela 9 días y 9 noches sin descanso, baña la tierra de especias, de incienso, de música... y arde, arde ¡hasta estallar en llamas!" 



Por unos instantes la sala se fundió en humo y explosión viéndome obligado sin vacilar a huír de semejante infierno. Muy a mi pesar abandoné aquel horror, dejando a su suerte papel y madera deshacerse en cenizas. Un manojo de violetas calcinadas perfumarían ese ataúd de fantasmagóricos seres más vivos que muertos que asomaban sus fauces en medio del fuego... 
Y así es como por fin dí con una historia digna de mención, desprovista de insulsos romances entre taxis amarillos y rascacielos... Una aventura enlazada con el saber, la magia y lo eterno que me llevó a ser quien soy a día de hoy, buscando espirales de luz en un soplo de viento.