jueves, 3 de mayo de 2012

Tiempo de Leer Perfumes


El perfume es sutil y real al mismo tiempo. Gran parte de su magia consiste en eso, en su etérea presencia, evocadora en lo invisible. Asociamos una sensación con ese olor inconfundible en la vida y en los libros, el olor se memoriza de forma definitiva.


Es entonces que nos embriaga un perfume apenas percibido desencadenando en nuestro interior una infinitud de emociones y pensamientos que permanecen latentes, casi dormidos, hasta que sin más despiertan de su letargo y nos privan la conciencia.


“Miraba las últimas novedades en el escaparate de una librería del centro y de repente sentí aquel perfume de acacia fresiada que era tan suyo, el de su nombre, que me subió inmediatamente a los labios y me hizo volverme. Sí, era ella, que desaparecía entre la gente, estaba en aquel perfume, como transpuesta y diluida, como en otra época”
"La librería de Verona" de Vodier

Recuerdas, anhelas… ¿hay alguna diferencia acaso? El pasado y el futuro se confunden en un mar de aromas y es que el olor de los sueños y el de la memoria están estrechamente entrelazados porque un perfume no sólo tiene esta dimensión retrospectiva de baúl recóndito de los recuerdos. De un frasco apenas abierto ¡escapa una criatura que vibra con vida propia y que promete maravillas!

“Allí detuvo sus pasos, se concentró y olfateó. Ya lo tenía. Lo retuvo con fuerza. El olor bajaba or la rue de Seine, claro, inconfundible, pero fino y sutil como antes.
Grenouille sintió palpitar su corazón y supo que no palpitaba por el esfuerzo de correr, sino por la excitación de su impotencia en presencia de este aroma. Intentó recordar algo parecido y tuvo que desechar todas las comparaciones.


Esta fragancia tenía la frescura de las limas o las naranjas amargas, no la de la mirra o la canela o la menta o los abedurles o el alcanfor o las agujas de pino, no la de la lluvia de mayo o el viento helado o el agua del manantial… y era a la vez cálida, pero no como la bergamota, el ciprés o el almizcle, no como el jazmín o el narciso, no como el palo de rosa o el lirio…


Esta fragancia era una mezcla de dos cosas, lo ligero y lo pesado; no, no una mezcla, sino una unidad y además sutil y débil y sólida y densa al mismo tiempo, como un trozo de seda tornasolada… pero tampoco como la seda, sino como la leche dulce en la que se deshace una galleta…”
"El perfume" de Patrick Süskind

El perfume ejerce ese hechizo inconfundible aflorando de repente emociones, imágenes y escenas soterradas en el inconsciente a raíz de un simple efluvio, tan intensas como en el momento mágico en que se registraron.


"… ninguna teoría de la vida le parecía de alguna importancia en comparación con la vida misma. Percibía intensamente lo estéril de toda especulación intelectual aislada de la acción y la experiencia. Sabía que los sentidos, al igual que el alma, pueden revelar los secretos del espíritu. Y entonces quiso estudiar los perfumes y los secretos de su fabricación, destilando aceites olorosos y quemando perfumadas resinas de Oriente.


Se percató de que no había impulso en el alma que no encontrase correspondencia en la vida de los sentidos y trató de descubrir sus auténticas relaciones preguntándose por qué el incienso estimula el misticismo mientras el ámbar excita las pasiones, las violetas despiertan el recuerdo de los amores muertos, el almizcle perturba el intelecto, la magnolia reaviva la imaginación.


Varias veces intentó elaborar una verdadera psicología de los perfumes, calculando las diferentes influencias de raíces olorosas, de flores ricas en polen, de bálsamos aromáticos, de maderas fragantes: el nardo que languidece, la hovenia que enloquece, el aloe que, dicen, libera el ánimo de la melancolía."
"El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde


Todos tenemos un olor extraviado en la memoria, puede ser el perfume penetrante y mediterráneo de las adelfas que bañaba cada rincón en aquellas vacaciones o aquel toque especiado del restaurante oriental al que acudiste alguna vez en la mejor compañía…


“Trajo una colección de abanicos de diversos países del mundo y uno distiento ya apropiado para cada ocasión. Trajo una esencia perturbadora escogida entre muchas en la perfumería del Bazar de la Charité, antes de que los vientos de primavera arrasaran con sus cenizas, pero la usó una sola vez, porque se desconoció a sí misma con el perfume cambiado.


Trajo también un estuche de cosméticos que era la última novedad en el mercado de la seducción y fue la primera mujer que lo llevó a las fiestas, cuando el acto simple de retocarse en público se consideraba indecente”
"El amor en los tiempos del cólera" de Gabriel Gª Márquez


Los libros, como la vida, están cargados de fragancias, sobretodo esos ejemplares amarillentos que su papel huele a vainilla. Pasea, lee, aspira el instante... Pero no las busques, ni lo intentes, es que no funciona así. Acepta las reglas del juego y sé paciente...


Si confías en el azar y te dejas ver un poco por ahí, ese aroma que vaga cerca saldrá a tu encuentro. Lo descubrirás de repente y llegado el momento… permite que el aire cargado de esencias obre en ti y te sorprenda.


4 comentarios:

  1. Un perfume y un libro: ambos son misterios por descubrir usando nuestros sentidos y lo que en ellos evocan

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  2. Libro y perfume son impredecibles hasta tal punto que hay que adentrarse en ellos para descubrir su mensaje fortuíto como ocurriría en todo buen misterio. Mr.A, gracias por tu tiempo y
    felicidades por lograr acabarte ese tocho en el que andabas enfrascado, no sé quién ha luchado más, las huestes de Roma o tú leyendo :-) Besos

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  3. Los perfumes, los olores, siempre me han fascinado.
    La película de el perfume me gustó muchísimo menos que el libro, dicho sea de paso.
    Leí el otro día que los libros viejos amarillean por un componente químico natural que tienen el cual, forma parte delas cáscaras de vainilla.
    tu qué dices ¿huelen a vainilla?
    Me encantan tus entradas.
    Besos

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    Respuestas
    1. Al terminar la Guerra de Sucesión, Felipe de Anjou castigó a los nobles que apoyaron al archiduque de Austria despojándoles de su patrimonio así como de sus valiosas Bibliotecas. Y es que cada libro arrastra consigo muchas historias: la escrita y otras tantas marcadas por los avatares que sufre desde su edición. Desde luego que olerá a vainilla, pero me temo que a veces mezclada con cera, inciensos, moho, perfumes, tabaco, bálsamos, ungüentos, pigmentos y también cenizas. Un libro abierto nos cuenta muchas cosas. En uno cerrado, las adivinas.
      Gracias por estar ahí, besos.

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