martes, 17 de mayo de 2016

RELATO: "Puñales, rosas y viceversa".









Goleta Elisabeth. A 5 de abril de 1781, año de nuestro señor.
Cuaderno de Bitácora

“Zarpamos hace doce días de la Isla de Gorea con leve marejada y brisa de poniente. La mar estaba en calma pero conforme nos adentrábamos en el océano, el viento arreció y se encrestaron las olas. Tanto, que ahora la carga zozobra. No solo las provisiones de la bodega se bambolean, también la mercancía en los calabozos. Aun así, dudo que naufraguemos, el barco está en buenas manos. Contamos con una tripulación bien curtida, compuesta por viejos lobos de mar que cruzaron sus primeras cinco mil millas hace ya muchos soles. De ahí, sus tatuajes: El ancla en el bíceps, la golondrina en el antebrazo, las cruces en la planta de los pies… Todos tienen su significado y claman hazañas mejor que un mordisco de tiburón o una cicatriz de arma blanca en el hombro. 

El capitán Lutton tiene buen ojo, los eligió uno a uno de entre la maraña de bravucones que merodeaban por la taberna. Salvo a Oyuma, que es cocinero por accidente. Un percance te cambia la vida y que el anterior pelapatatas enfermara de paludismo fue su golpe de suerte. Diría que se siente afortunado, parece valorar su nueva condición. Y aun así me inquieta… Cada vez que escucha algún gemido bajo las rejas, noto que le hierve la sangre. Cierto, sus ojos no se inmutan, pero están sumidos en la oscuridad. Son sus manos de ébano las que le delatan, apretando los nudillos hasta clavarse las uñas. Con pasos lentos y pausados, el cocinero se abre paso entre los barriles al compás de un débil tintineo. Es por el grillete del tobillo que sigue arrastrando como un fantasma, Lutton le puso el cascabel al gato. Porque Oyuma es libre, pero no del todo y por muy bien que prepare el cazón con mijo, no deja de ser un salvaje." 





Goleta Elisabeth. A 17 de abril de 1781, año de nuestro señor.
Cuaderno de Bitácora.

“Zozobramos a merced de la tempestad durante cuatro largos días lo que nos desvió de la ruta cartografiada en los mapas y el timonel hubo de corregir el rumbo virando trece grados a babor con el viento en contra para alcanzar así la corriente del Golfo. Una vez enderezado el barco, como contramaestre di orden de desplegar la verga y el trinquete. Ahora navegamos a toda vela surcando el azul inmenso. Qué dicha contemplar desde cubierta el henchido de la gavia, sentir en la cara el picor del aire salado salpicándome los labios. Y halagar mi oído con el susurro de las caracolas. 

Ante tan buenas perspectivas, el Capitán Lutton hace gala de un humor excelente. Y es que, valga la ironía, esa misma borrasca que casi nos despedaza también jugó a nuestro favor, en cierto sentido. Con la furia del oleaje, eludimos un barco pirata musulmán y sus sables de media luna. También despistamos al cazanegreros de John Hawking que venía persiguiendonos desde nuestra escala en las Azores. Durante el resto de la travesía no se esperan contratiempos y dios mediante, tomaremos tierra en Kingston a primeros de mayo. Con el bombardeo de las plantaciones de Virginia por parte de la flota británica, subirá el precio del café Blue Mountain, precisarán más esclavos en los cafetales y nos pagarán bien. Y para celebrarlo, Lutton nos invita a sus más allegados a cenar esta noche en su camarote y como siempre, tratará de sorprendernos… Me consta que el capitán sabe divertirse y en el banquete nos dejará boquiabiertos.

A todo esto, Lutton se ha encaprichado con una joven congoleña, ha ordenado bañarla y arrojar al fuego sus harapos. Ahora luce un vestido bordado de lino que vale más de lo que nos darían por ella en el mercado. Es la elegida y por eso ayuda a Oyuma con el rancho en vez de cazar ratas, a gatas, para comérselas. Si es una chica lista, sabrá corresponder a tanta generosidad y complacerá al capitán sin demasiados remilgos.” 





Goleta Elisabeth. A 18 de abril de 1781, año de nuestro señor.
Cuaderno de Bitácora.

"La cena fue suntuosa, Oyuma nos deleitó con un asado de avestruz en bandeja de plata que serviría Wanda a los comensales. Al reclinarse, olimos su piel tostada suave como las rosas y la recorrimos con la mirada encendida por cada recodo de su cuerpo. Tan solo cubierta a la altura de la cadera por las plumas monocromas de aquel ave magnífica, la muchacha encorsetada parecía querer volar… Pero no podía, pues es bien sabido que las avestruces apenas levantan los pies del suelo. Corren como endemoniadas y cuando las pillan, se dejan hacer y esconden la cabeza. Y al parecer, Lutton se había quedado con hambre. Tras las viandas, sugirió a Oyuma que tocara el tambor mientras Wanda bailaba para nosotros la danza del cortejo. Una cosa llevó a la otra y se cepillaba a la bailarina antes de los postres. Sobre el mantel, bajo un candil, la devoró a la vista de todos. Y una vez saciado, la apartó de un empujón y rio sin ganas. Tal como prometió, nos ofrecía un fabuloso espectáculo. 

Ebrio como estaba, subió a cubierta para despejarse la cabeza. Pasó una hora y en vistas de que no volvía, barruntamos si una ola de costado le habría arrojado por la borda. De modo que brindamos por él con ron blanco de primera, así nos despedíamos de un marino que moría tragado por la mar. Sencillamente, había llegado su hora. Justo entonces reapareció Wanda, tapada de pies a cabeza, honrándonos con un nuevo manjar de muslos confitados. Antílope flambeado, pensé de primeras. Claro que no repararía hasta chupar el hueso en aquel tatuaje dibujado sobre la piel de las sobras: Un puñal de plata atravesando una rosa negra. ¿O era a la inversa? 

De pronto, me quedé helado. Pensé en la seda de las rosas y sus espinas, gráciles y diminutas. Calibré el dudoso arte de desflorar, tan impropio de caballeros… Tragué saliva. Y como lo que pasa en altamar se queda en altamar y las reglas del marinero difieren de tierra firme, rebañé el plato. Y ya puestos, no pude sino felicitar a Oyuma por un guiso suculento, macerado en ron Appleton de Jamaica. Naturalmente, su favorito".







10 comentarios:

  1. No tengo más remedio que empezar a comentarte por el final, porque es sorprendente...
    Quién le iba a decir a Lutton que iba a acabar no ahogado sino asado! Desde luego dejó a todos boquiabiertos y eso era lo que quería ¿no? aunque no fuera tal y como él lo había previsto...
    Los tripulantes pueden sentirse aliviados y brindar por su pérdida, pero qué visión ٩(͡๏̯͡๏)۶ la de ese tatuaje justo cuando el muslo confitado fué zampado!! La venganza es un manjar que se toma frío, pero en éste caso Oyuma tuvo que prepararlo enseguida para Wanda servirlo en caliente.

    Un beso!

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    1. Te ha impactado el final... Claro, porque eres una excelente cocinera :) Sí, una vez superado el momento drámatico de su muerte, supongo que Lutton estará satisfecho pues incluso muerto ha sido un gran showman.
      Descubrir el tatuaje debió de ser impactante, como para atragantarse allí mismo. Suerte que estos navegantes son gente dura y no se sulfuran por una carne poco hecha ;)
      Oyuma se consagra como un magnífico cocinero y me pregunto si por aquel entonces se llevaba lo de la Denominación de Orígen... Va a ser que no.
      Un besote.

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  2. Yo imaginaba que el lenguaje utilizado en un cuaderno de bitácora era más directo. Al fin y al cabo no dejan de ser un diario de la vida a bordo, una especie de "caja negra" de los navíos. Yo imaginaba que el autor tendría un estilo más conciso porque este tipo de diario puede ser revisado por las autoridades en caso de asalto o naufragio. Pero no lo sé con certeza. Solo sé que me ha chocado...

    Quizás el tema habría dado para un poco más de desarrollo. En tres entradas cuesta ponerse en situación y desarrollar una trama como esa. La favorita del capitán, Wanda, aparece muy fugazmente y desconocemos la relación con el cocinero, que es igual de fugaz. Los gustos del capitán son repentinos para el lector, y hubiera estado bien mencionar al tatuaje también al principio, para que luego el choque fuera mayor. Pero en tres entradas eso es difícil.

    A mí cada vez me cuesta más escribir relatos cortos por cosas como estas. A ti, que tienes tanta imaginación, te debe costar horrores limitarte a un espacio tan reducido. Por otro lado, veo que mantienes un ritmo de escritura endiablado. ¡Qué envidia! Vas a progresar como un cohete, querida amiga.

    Por cierto, en mi pequeño rincón de escritores (el foro ábretelibro que te he comentado otras veces) planifican un concurso de relatos bastante informal con tema kafkiano. ¿Por qué no te animas? Lo mejor son los comentarios que se reciben. El concurso está expuesto aquí: http://abretelibro.com/foro/viewtopic.php?f=36&t=87357.

    Besos
    Isma

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    1. Hola, Ismael.
      Se trata de un barco negrero, no muy bien visto en la corte. A buen seguro que las autoridades o no tienen constancia de su travesía o, bien untados previamente, deciden mirar hacia otro lado. En cualquier caso, sí, tal vez debería aportar más tecnicismos y términos marítimos. Sería más real y acorde a aquel tiempo.

      Creo que el contramaestre está preocupado por la conducta de Oyuma, teme una sublevación de los esclavos bajo el liderazgo del cocinero. Wanda es otro elemento desestabilizante que nuestro narrador intenta trivializar en la medida de lo posible. Ambos son esclavos y por añadidura, salvajes. A sus ojos, son potencialmente peligrosos aunque como individuos no le interesan demasiado.

      Sí, he escrito bastante pero la verdad es que estoy muy cansada. A finales de mayo me despediré septiembre y me tomaré un descanso veraniego.

      Miraré el concurso kafkiano, es de lo más sugerente :) He reparado en Angela, tu comentadora pseudoanónima y me han gustado sus relatos.

      Por cierto, al profe Alex le puse al corriente de cómo te va, le hizo mucha ilusión saber de ti y te desea lo mejor.

      Un beso.

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  3. Hola, Mere... Elisabeth, el nombre de la goleta, me ha encantado
    Gracias a tus buenas descripciones he podido imaginar esta embarcación en ese océano con ese azul intenso
    Y cómo me gusta cuando el viento arrecia y las olas crecen
    La borrasca les ha salvado del barco pirata y del caza negreros
    Pero al capitán Lutton le ha costado muy caro que la joven congoleña le haya tenido que complacer
    Oyuma es un gran cocinero y seguro que los muslos confitados estaban de rechupete ;-)
    No me esperaba el final y ha sido asombroso
    Creo que lo más complicado de un relato es sintetizar... y tú lo haces de maravilla
    Besos

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    1. Hola, Mela. Elisabeth es el nombre de un barco negrero real, leí un montón de nombres y como a ti, este me llamó especialmente :)
      Sí, deseaba que os sintiérais en alta mar y creo que lo he conseguido :D La borrasca ha jugado a su favor, eliminando peligros. Pero, a raíz de las desafortunadas decisiones del capitán, han surgido otros mucho más cercanos...
      Oyuma cocina como los ángeles, al margen de los condimentos :P
      El desenlace ha sido un tanto gore, pero una vez "digerido" tiene sentido :)
      Sí, he intentado concretar y centrarme en la visión del contramaestre. Su opinión ante unos hechos que le son ajenos de los que solo informa y no piensa tomar partido.
      Gracias, Mela, por un comentario acogedor donde los haya :D Un besazo.

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  4. Fantástico relato, hace poco aparecía en uno de los libros que tengo entre manos una escena parecida en la que el capitán se pasaba de listo y uno de los tripulantes vio que no era tan listo como el creía.

    No te voy a contar como sigue pero el de este barco se lo ha buscado.

    Muy buena historia, un beso

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    1. Hola, Rocío. Sí, es que aquellos cascarones a su suerte en el medio del mar debían de ser un foco de conflictos. Figúrate el Bounty, qué panorama...

      Desde luego, me ha picado la curiosidad por saber qué fue de tu barco y su tripulación rebelde aunque me hago una idea :S

      Y compruebo así, Roció que ambas tenemos espíritu aventurero :D Un beso

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  5. ¡Hola Mere! Me ha encantado el relato. Me he quedado patidifusa con el final!! ¡Eso por listo!
    Nada más comenzar me ha enganchado tu manera de describir el barco. Con todos los términos marinos empleados ni mismísimo Pérez-Reverte en su libro Trafalgar. No se por qué, pero es a lo que ha recordado. Estás heca toda una marina ;). La dificultad añadida que tiene un relato no la he notado. No sólo le has sabido dar el final cuando tenías que hacerlo sino que nos has dejado boquiabiertos. Hablo en plural porque essoy segura de no haber sido la única. Bye bye capitán Lutton de muslos confitados, jajaja.

    Un beso.

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    1. Sabía que te gustaría, Leo, pues te fascinan las historias de aventuras y amas el mar y los veleros.
      Sí, he intentado que os sintierais abordo y referirme en terminología marítima para que os resultara más creíble. Me ha costado, no creas, que aquí la menda es de secano profundo :P
      El paralelismo con Pérez-Reverte, Leo, me llena de orgullo :D Le admiro mucho desde que era corresponsal en Bosnia con esa carita de intelectual en medio del fuego cruzado... Era mi héroe. Y luego se consagró como escritor brillante además de hombre de mundo.

      Tienes razón, Leo, creo que en general ha gustado. Y encima, sin probar bocado :P

      Gracias, Leo, tus palabras amables hacen que me sienta realmente especial :D Besitos.

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