martes, 11 de noviembre de 2014

Michiko, la Princesa triste



Esta es la historia real de una princesa que tras una boda de ensueño, se convirtiría en muñeca de porcelana y de la noche a la mañana se vio confinada a un protocolo de medias sonrisas y un mar de silencio. Entre soles que nacen y dioses pequeños.




"Michiko, la Princesa Triste"

Las nupcias de Michito con el emperador Akihito se celebraron bajo el rito de la milenaria ceremonia Shinto seguida por un desfile de carrozas tiradas por caballos. El sueño de cualquier muchacha... Si bien la flamante princesa aún desconocía hasta qué punto su mundo se reducía y su imagen se encorsetaba. Condenada a brillar en un imperio remoto, dormido en el tiempo. Pasaba a ser pieza clave e irónicamente decorativa de un ajedrez mohoso y atemporal, plagado de reglas anticuadas por las que se comprometía a caminar tres pasos por detrás de su marido, no hablar a menos que fuera compelida a ello. A sonreír levemente y a saludar con un gesto.

Michiko Shoda, madre del príncipe heredero Naruhito y actual emperatriz consorte del Japón, era hija de un industrial y plebeya de nacimiento. Enseguida se resintió por el rigor de los modales que exigía la dinastía nipona, emparentada con Amaterasu Omikami, la diosa sol y por consiguiente, anclada en otro milenio. De entrada, los poderosos sacerdotes Shinto centraron en ella sus críticas al haber estudiado ésta en la escuela católica del Sagrado Corazón. Por otro, la figura imponente de la emperatriz Nagako, su suegra, no dejaría de mostrarle su desprecio sometiéndola a toda clase de críticas intimidatorias. Su vida enconsetada, le oprimía el alma y el pajarillo enmudeció, hasta sumirse en una profunda melancolía que conforme pasaban los años, la consumía poco a poco.


Si bien no flaqueó, sobrellevó su carga por décadas lo mejor que pudo. Hoy, ya anciana, confiesa que para evadirse se valió de UN JUEGO: 

A ratos, fantaseaba. Se imaginaba invisible, capaz de escapar del palacio imperial volando hacia el metro. Tomaba la línea Toei Oedo y Namboku para apearse en la estación Azabujuban abarrotada gente. Y pasando desapercibida entre la multitud, se convertía en un viandante más. Solía soñar que caminaba despreocupada, liberada. A menudo simuló perderse en aquel laberinto de calles estrechas moteadas de colores y voces superpuestas sin llamar la atención ni ser el foco de tantas miradas, como hiciera antes, cuando solo era una chica más. Siempre le gustó aquel barrio mestizo, las calles de Azabujuban. Aún datando del periodo Edo, sobrevivió a la segunda guerra mundial y con el desarrollo urbanístico del cercano Roppongi Hills, renació con un aire ecléctico haciéndose eco de nuevas brisas. Hace décadas que Azabu-juban está salpicado de tiendas interesantes y sofisticados comercios, sus casas de madera ya no solo venden galletas de soja y arroz. Como la zona es sede de varias embajadas, hay muchas familias extranjeras que conviven con las tradiciones niponas trajeron nuevos vientos más frescos y cosmopolitas. La princesa huele los deliciosos "soba" que inundan la calle de olor a fideos de trigo que le siguen hasta doblar la esquina. Pero nada más torcer, la calle rezuma especias y algo más adelante el Café Lolita capta su atención en un festival de música, bañada en tarta, té Darjeeling e infusiones. En Romans B. baraja las últimas tendencias de moda de diseño y roza con el dedo índice los zapatos italianos de Humans aún a sabiendas de que jamás le permitirán lucirlos en el ritual del trono del Crisantemo por considerarse impropios, aunque los desee como segunda piel... Roza el ébano de la Kan Kan Gallery y cual niña curiosa, abre traviesamente uno de esos cajoncitos. 

De algún modo, la princesa está ahí. Se para el reloj, el mapa del mundo se pliega sobre sí mismo como un viejo acordeón. Y Michiko siente la armonía entre este y oeste. La fusión de lo que vendrá, con lo que ya pasó... Por un momento, se diluyen los protocolos. Es simplemente Michiko. Una mujer con gustos, preferencias. Interesada en el arte, conocedora de idiomas. Sencillamente, ella. Con voz y palabra propia.. Sigue paseando, disfruta de cada paso pero no se detiene. Es que su destino es otro y la princesa no descansará hasta alcanzar esa librería más allá de Minato... Preservemos su intimidad, prescindamos del nombre. Dejemos que vuele a ese rincón tan particular donde culminará este sueño maravilloso sea suyo y solo suyo. Una vez allí, los libros se encargarán del resto. La conducirán de la mano al otro lado del túnel... Schisst, ya está en Su Refugio. 


Si en esta historia no hay dragones ni princesas que ondean al viento sus largas melenas con rizos de oro... ¿Entonces? Sigue tratándose de un cuento, real como pocos. A lo Vacaciones en Roma, pero entre flores de cerezo y una pálida Audrey con lágrimas de sal en los ojos. 


山崎まさよし B.S.O "5 Centímetros por Segundo"




11 comentarios:

  1. Interesantísimo, me llama la atención cómo los orígenes de Michiko se rebelan aunque ante la impotencia busca un mundo ulterior...un eterno vagar. Someternos a protocolos estrictos que son naturales para muchos, a un rigor que nos despersonaliza es una de las peores clases de prisión. ¿Sabes? La forma en que cuentas el relato me ha recordado a la Marie Antoinette de Sofia Coppola y de como ella busca también su propio mundo, no sé si la has visto, es una película muy kitsch, casi experimental pero hay mucho en común entre las dos princesas. Besos.

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  2. En esa cárcel de oro en la que vive la princesa y donde la libertad no existe la depresión se apoderó de ella y posiblemente viva en sueños lo que la vida le ha negado, es un arma el soñar despierto, es una salida a los barrotes.

    Preciosa historia Mere.

    Besos,

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  3. Que historia tan triste y bonita a la vez nos has traído hoy Mere, yo no podría ser una princesa así y andar tres pasos detrás de un hombre, ni una princesa ni una mujer que andara detrás de un hombre, así que saldría pintando. Pobre princesa, menos mal que le quedaban fuerzas para imaginar.
    Un beso Mere.

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  4. Hola Mere... Creo que Michiko al contraer matrimonio con Akihito perdió su libertad y su identidad
    Comprendo que inventara ese Juego y, probablemente, gracias a ese Juego, sobrellevó mejor su realidad
    Hay costumbres, reglas, leyes, normas... tan absurdas, que no puedo entender como un día existieron
    Nadie debería conformarse con soñar o fantasear... hay que luchar por ese sueño
    Y lamento que esta historia sea real... lo lamento por Michiko
    El vídeo me ha encantado... y me encanta que estés de vuelta
    Besos

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  5. Pobrecilla, "dichoso" destino tiene, pero demuestra que posee una gran fuerza interior al evadirse de esa manera imaginando otra vida fuera. Eso hace que no se hunda más y más en una profunda depresión sino que pueda convivir con ella.
    ¿Y ese video tan bonito? todo un descubrimiento!
    Un beso.

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  6. Un mundo encorsetado con mucho a disposición a costa de libertad. La historia de Michiko no es la primera pero sobre todo no es tan del lejano oriente. ¿Cuánta gente no se siente atrapada en un tipo de vida y fantasea para escapar de ella? Me recuerda a la archiconocida cita de Woolf: no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente. Creo que a todos nos asombra como puede un recurso tan al alcance (en nuestra cabeza) hacernos salir de tantas circunstancias e incluso es lo que los mantiene vivos (me puse dramática) :) Gracias por presentarnos a la princesa, sin ataduras y con un mundo al alcance.
    Besos!!

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  7. Una historia muy bonita donde la realidad que se le presenta a michiko no le impide imaginar. Bonito mensaje aunque triste. Besos

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  8. Lo que son las cosas querida Mere. ¿Qué niña no ha soñado y fantaseado con ser princesa? Cuando a una le viene de cuna y va recibiendo una preparación a lo largo de su vida, lo tiene más que asumido. La princesa Michiko, la primera plebeya que entraba a formar parte de la familia imperial japonesa, una dinastía anclada en el pasado, una casa real tan estricta... No tuvo que ser nada fácil para ella. Creo que fantasear con ser libre la alejó de caer enferma en una profunda depresión o incluso la locura. Un buen mecanismo de defensa. Al igual que escribir o tocar el piano. Vías de escape de esa vida "encorsetada". Llena de privaciones y obligaciones.

    Una entrada que me ha encantado por tu manera de relatarla. Ha conseguido que una historia triste sea a la vez, bonita. Y si me enseña algo, más bonita aún.

    Un beso.

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  9. A mí me parece una historia tristísima. Es lógico que la posición de reina, princisa o similar conlleve una serie de limitaciones y diferencias con respecto a los ciudadanos "de a pie" pero lo de la corte imperial de Japón creo que pasa o pasaba (no estoy muy enterada de si sigue igual actualmente) con mucho del castaño oscuro. Personalmente creo que es lo mismo que una carcel, cómoda, pero cárcel igual.

    Besos


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  10. Hola!!! muy bonita, a la vez que triste esta historia. quien no ha soñado alguna vez ser princesa o principe y con esta historia comprobamos que te puedes arrepentir de tus mayores deseos o anhelos, aunque hay algo que no pueden encorsetar y esa es tu imaginacion.
    Un abrazo

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    1. Así es, Jaime. "Cuidado con lo que lo que deseas" Somos de por sí, soñadores y eso está bien. Lo malo es que mitificamos muchas cosas. Un beso

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